Se cumplen 45 años del asesinato de la joven Yolanda González por terroristas fascistas.


Yolanda González en una imagen tomada en Navarra.

Créditos a quien corresponda

Yolanda González pocas fechas antes de su asesinato.

Créditos a quien corresponda.

El sepelio de Yolanda fue una muestra de solidaridad de los movimientos sociales que lucharon (luchan) contra el fascismo en una España que se mantiene en un difícil equilibrio entre las "dos españas" sustentadas por un régimen legítimo.

Créditos a quién corresponda.

Jaime Tenorio.

Abril/25.

 

Antes de morir de disparos en la cabeza, Yolanda fue torturada por Emilio Hellín, su asesino confeso, un sicario fascista que después abandonó su cuerpo en una cuneta de la carretera de San Martín de Valdeiglesias.

 

 

La noche del uno de febrero de mil novecientos ochenta, con una Transición de la dictadura la democracia ya en marcha, y una España muy polarizada y sacudida por el terror de ETA, en un extremo, y los asesinos fascistas en el otro, fue secuestrada de su vivienda, un pequeño apartamento de sesenta metros cuadrados que compartía con otras dos personas, en la población madrileña de Aluche, la joven de diecinueve años, Yolanda González. La autoría del secuestro recae en un comando de “Fuerza Nueva”, una de las organizaciones fascistas que actuaban con total impunidad durante aquella "modélica" etapa de Transición. 

La joven de familia humilde y natural de Bilbao, trabajaba en Madrid como empleada de hogar, un trabajo con el que se pagaba sus estudios de Formación Profesional en la rama de electrónica. Yolanda había llegado a Madrid desde su barrio de Deusto un año antes. 

Antes de morir de disparos en la cabeza, Yolanda fue torturada por Emilio Hellín, su asesino confeso, un sicario fascista que después abandonó su cuerpo en una cuneta de la carretera de San Martín de Valdeiglesias. la joven, como otros muchos jóvenes de aquel periodo de nuestra historia, suponía un peligro para el núcleo del régimen franquista que pretendía perpetuarse en el poder sin Franco, y cuyo objetivo era consolidar la Transición para, aparentando que todo cambiaba, lograr que no cambiase nada, sin embargo, la movilización obrera y estudiantil, les impedía alcanzar su objetivo y amenazaba muy seriamente con malograr "su Transición", de modo que los fascistas se organizaron contra los movimientos sociales, con el objeto de obstaculizar, si no arruinar, que la lucha de clases saliera del marco que, unos señores del régimen, habían acordado en la Transición para llevar a España a un Estado aparentemente de libertades bajo el epígrafe de "monarquía parlamentaria" pero en realidad un Estado tutelado por el núcleo del franquismo perpetuado sin franco, y entre los "enemigos" más temidos por el fascismo se encontraban los estudiantes, los obreros y los comunistas, y en todos esos epígrafes se podía encuadrar a Yolanda. Por eso, por su entrega a la libertad, un puñado de sicarios fascistas la mataron. 

Yolanda González Martín fue asesinada por Emilio Hellín (autor confeso de efectuar los disparos) e Ignacio Abad, quienes haciéndose pasar por policías, la secuestraron en su vivienda contando con la colaboración de, al menos, seis personas más, en un acto terrorista perfectamente planeado y con la protección de al menos un agente de policía, Juan Carlos Rodas, que permaneció en la calle en una labor de vigilancia. 

Fue precisamente el agente de la Policía Nacional, Juan Carlos Rodas, quien al leer en la prensa el terrible asesinato de Yolanda, acudió a sus superiores para denunciar su participación en el secuestro de Yolanda para lo que a él se le dijo que sería un interrogatorio, y delató a sus cómplices. 

Emilio Hellín Moro fue condenado a cuarenta y tres años de prisión en mil novecientos ochenta y dos, pero cinco años más tarde se fugó de España (contando probablemente con la colaboración de algún miembro de los cuerpos de seguridad) y se trasladó a Paraguay en cuyo país recibió la protección del gobierno fascista de Alfredo Stroessner que lo recibió como a un héroe. Tras ser detectado por la prensa en Paraguay, el asesino de Yolanda, fue extraditado a España en mil novecientos noventa, donde se supone que terminaría de cumplir su condena, sin embargo, según desvelaron años después investigaciones periodísticas, cambió de nombre y pasó a trabajar para los servicios de inteligencia de nuestro país. 

Yolanda González Martín, de diecinueve años, estudiante y empleada de hogar, fue una víctima más del terror fascista en esa "brillante" Transición que nos condujo hasta esta presunta democracia.


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