Unidos por el deporte
Julia Montalbán.
Agosto/24.
Aunque no todos tenían fe en ello, la selección española de fútbol se ha proclamado campeona de Europa, y esto no solo tiene importancia en el mundo del deporte, también en nuestro acontecer diario, ya que sin darnos cuenta hemos unido un país entero dejando atrás todas las diferencias, para apoyar a nuestro equipo y celebrar su victoria.
El mundo del deporte, la competición, la rivalidad... Sin darnos cuenta genera en el ser humano una emoción, un sentimiento en el que da lo mismo la ideología, raza o religión, lo único que importa, lo único que mueve por igual a todos los miembros de un determinado colectivo, es la esperanza en la victoria, el afán por vencer, por ser mejor que el rival.

A nadie sorprende que pueblos con marcadas diferencias de opinión, sean capaces de dejar de lado, de aparcar sus diferencias durante unas horas para apoyar todos a una y con un mismo grito al equipo que nos representa, al compatriota que compite contra otros deportistas y que en ese momento enarbola la bandera del orgullo de todos.
Esta balompédica Eurocopa me ha hecho reflexionar sobre el comportamiento de la gente en su proceder diario, en las discusiones que mantiene con sus vecinos, en su comportamiento cuando invade el espacio de otros en las calles, y que es ciertamente más importante, y desde luego mucho más necesario, lograr moderar, intentando derrochar algo de empatía con los demás y de autocontrol en las situaciones ordinarias, que en la liberación que nos produce la alegría por la victoria.
Ojalá encontrásemos una "Eurocopa" permanente en el tiempo, y poder mantener esa imagen de alegría y unión entre los españoles, ese entendimiento civilizado al margen de los instintos tan primitivos como gregarios, que, por desgracia, solemos derramar al paisano con el que nos cruzamos en nuestras calles, total al final del día cada uno vuelve a su casa con su cotidianidad y sus problemas o satisfacciones. ¿No sería mejor vivir un partido constante?
Yo la verdad pienso que todos estaríamos mejor olvidando esas diferencias, claramente cada persona es distinta y tiene su propia opinión y es bueno contrastar y debatir con nuestros congéneres, sobre postulados o razonamientos, opuestos para no cerrarnos al mundo y poder considerar otras ideas, pero todo ello desde el espíritu deportivo de estrecharse la mano al final del partido, sea cual fuere el resultado dado, y siempre, siempre, desde un posición de respeto hacia los demás; como el tenista que gana en la pista, pero lejos de mostrar soberbia, abraza y consuela a su oponente en su derrota.
Seamos también campeones de la educación y la comprensión, unámonos también en el esfuerzo común de hacer de nuestro país no solo una potencia futbolística, también de la razón y el entendimiento. Porque ello nos hará seer un mejor país.



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