Respetar, esa es la clave
Josemi Montalbán.
Febreo/25.
Y usted, nos odia, porque los ha creído. Y ellos ganan porque le han inoculado el odio absurdo que les hace a ellos ganar, y a usted, y a mí, menos libres.
Verá usted, creo yo que el principal problema que padecemos en este país al que le rebosan los problemas, es que nos hemos olvidado de razonar, y en alguna esquina de la vida hemos perdido la educación. O no, mire, y jamás hemos sido seres razonables, ni gente educada. No lo sé.
Lo que sí sé es que hemos perdido completamente el respeto por nuestros semejantes, por nuestros vecinos, y simplemente porque piensan distinto. Hemos de dejado de ver a Fernández el del tercero derecha como un vecino que vota otra cosa, una buena persona a pesar de ser rojo o azul, con la que debatir de lo humano y lo divino en armonía e incluso con unas risas y una copa de vino para rubricar que no hubo acuerdo. Y vemos a Fernández como un enemigo al que nos gustaría despellejar en vivo y con sal, porque vota otra cosa.
Y no me lo niegue usted, porque no hay más que leer los comentarios que deja usted en las redes, escuchar sus improperios en el bar o ver como trata usted a Heredia, su compañero en la imprenta. Porque, usted puede estar o no estar de acuerdo con las ideas de Heredia, lo que no debería poder, pero puede, es desearle un cáncer de gónadas porque, verá, yo, que no soy partidario de jardineros, ni avicultores, mucho menos de exorcistas, aquelarres o esvásticas, lo que sí soy es un partidario de la libertad y de los derechos que como ciudadanos nos deberían asistir a todos, y no nos asisten, aunque nos los merecemos, entre ellos el respeto.
La pérdida de respeto por nuestros semejantes, el odio al que es distinto, el desprecio al homosexual por ser homosexual, a la gorda, porque somos gordos, al emigrante, al débil... Todo eso no es cosa de un mal aire nocturno. Todo eso no ocurre porque usted, o Martínez e incluso el cabrón de Pereda se despierten mañana siendo unos miserables. No. Todo eso ocurre porque un miserable que se pasea por la vida agarrado a una motosierra e insultando a todo el mundo, porque una choni mataviejos, o un vago que, desde que lo destetó su mamá y se aferró a la teta pública, jamás ha dado un palo al agua, todos ellos con intereses vinculados a los grandes fondos y fortunas que le complican a usted la vida y quieren quedarse su casa, para imponerle después un precio abusivo por vivir en ella, le dicen a usted, que todos esos, los homosexuales, los gordos, los inmigrantes, quienes los critican, son unos comunistas que quieren quitarle a usted su casa y debe usted odiarlos.
Y usted, los odia, porque los ha creído. Y ellos ganan porque le han inoculado el odio absurdo que les hace a ellos ganar, y a usted, y al resto, menos libres.
Ocurre porque políticos indecentes y desesperados por alcanzar el poder para disponer de las llaves de la caja fuerte del Estado, le dicen a usted lo que usted quiere oír para que los vote, y después ellos hacer lo que les salga de sus escaños. Pero sobre todo pasa porque un semianalfabeto le dice desde TikTok, YouTube o Pollastrones.com lo que usted quiere oír para ganarse la vida. Porque usted, Pérez, se gana la vida subiendo cada día a un andamio a las siete de la mañana, ese es su oficio, y el del semianalfabeto es levantarse a mediodía y ponerse delante de una Webcam para decirle a usted, lo que usted quiere oír, porque ese es su modo de ganarse la vida. Usted y él, los dos se lo curran, la única diferencia es que usted gana el salario mínimo porque vota lo que le dicta el semianalfabeto, y él atesora los millones que recibe por decirle a usted lo que usted quiere oír, en una cuenta a buen recaudo en Andorra o Panamá.
Y no, créame, aquí todos somos trabajadores, incluso usted que, como el cabrón de Pereda, se da aíres de millonetis y le gusta presumir de buena nómina, porque llega a los treinta mil. Ninguno somos el enemigo, solo vecinos que pensamos distinto, pero que las pasamos tan putas como usted para poner sobre la mesa el tazón de leche y galletas para nuestros hijos.
El enemigo, los enemigos, son otros. Y su principal problema de usted es su incapacidad para la reflexión, para razonar y pararse a pensar antes de hablar o escribir. Pasearse por la vida como va al futbol, a insultar al árbitro cuando le pita penalti en contra a su equipo, sea justo o no el penalti, eso a usted no le importa, porque es su equipo.
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