Remembranza de un Real Conservatorio


Luis Poyatos.

Octubre/24

 

 

 

 

 

La palabra conservatorio proviene del latín "conservatorius", y su origen se vincula con la costumbre de iniciar y educar en algún oficio, incluida la música, a huérfanos, niños expósitos, jóvenes pobres o hijos de familias nobles en decadencia. En función del lugar, estos centros de acogida se conocían como asilos, hospicios, orfanatos, e incluso, conservatorios. 

 

En España, los conservatorios son instituciones educativas especializadas en las artes, principalmente la música (instrumental y canto), la danza y la declamación. En nuestra tierra, Granada, tenemos el honor de contar con uno de los dos únicos conservatorios superiores de música en España que ostentan el título de “Real”, junto con el de Madrid. Esta distinción fue concedida por el rey Alfonso XIII en 1921, junto con la autorización para utilizar el nombre de la reina consorte, Victoria Eugenia de Battenberg. El Real Conservatorio Superior de Música "Victoria Eugenia" se encuentra en la calle San Jerónimo, en un antiguo palacio que perteneció a los Marqueses de Caicedo, cuya construcción data de mediados del siglo XVI, en pleno Manierismo o Renacimiento español. Hay mucha más información sobre la historia de este conservatorio disponible en las redes, y les animo a consultarla.

Esta remembranza está dedicada a mi primera relación con el conservatorio de Granada. En junio de 1975, por iniciativa propia, decidí adentrarme en el mundo musical, aunque lo abandoné ese mismo año, seducido por los intereses propios de la juventud: el deseo de descubrir más sobre las relaciones sociales y el universo femenino. Tal vez podría haber sido más aplicado, pero, como se suele decir, cada uno lleva su propio equipaje. Fue unos años más tarde, ya con veinte años y más madurez, cuando me animé a retomar el contacto con el conservatorio, aunque siempre de manera tangencial. Nunca estudié en profundidad la teoría musical, lo que sin duda me ha pasado factura, pero disfruté enormemente de la música, guiándome por la intuición y el oído. De hecho, puedo afirmar que mi interés por la música surgió de la conexión humana que existía entre quienes participaban en ese mundo.

En aquella época estudiaba Psicología, y con la caída del régimen franquista, la comunicación y los movimientos artísticos, como la poesía, la pintura o la danza, adquirían un nuevo protagonismo, especialmente en un entorno universitario como el de Granada.

Volviendo al conservatorio, y tratando de evocar recuerdos de aquel año, tenía por entonces unos quince años, lo que dificulta escarbar en esa cosa tan escurridiza llamada memoria. Sin embargo, lo primero que me viene a la mente es la figura de Julio Marabotto Broco, quien fue director del conservatorio entre 1970 y 1979, dimitiendo finalmente por problemas de salud. Don Julio, como se le llamaba, nos dejó la “Teoría de la Música” repartida en cincos cursos.

Creo recordar que Marabotto era militar, y una de las anécdotas que circulaba por los pasillos del conservatorio era la de una señora mayor que nos repetía una famosa lección de solfeo: "sol, sol, sol, la, sol, fa, mi…". 

Se decía que algunas profesoras carecían de formación adecuada, habiendo pasado de limpiar el centro a impartir clases tras años de escuchar las lecciones. No sé si esto era más un bulo o un comentario malintencionado, pero, como en cualquier gremio, siempre hay rumores. Hoy en día, el RCSM Victoria Eugenia de Granada puede presumir de un excelente nivel académico y docente.

He querido hacer esta remembranza porque, aunque de forma indirecta, el conservatorio ha sido parte de mi vida. En aquellos tiempos, tengo la humilde impresión de que se aprendía más fuera de sus aulas que dentro de ellas, sobre todo para quienes llevábamos en nosotros "la chispa" de la música moderna, que tardó varias décadas en llegar a los conservatorios. Afortunadamente, todo evoluciona.

Hace ya varias décadas, una escuela de música moderna pionera en España, el Taller de Músics de Barcelona, abrió camino en este ámbito. Este centro ha obtenido excelentes resultados en la enseñanza de la improvisación y la armonía moderna, conceptos clave en la música popular del siglo XX, especialmente el jazz. Unir la música clásica y la moderna para comprenderlas como un todo es todavía un desafío en algunas comunidades autónomas, pero pienso que este debería ser el enfoque educativo. Por ejemplo, la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC) es un centro oficial que ofrece formación superior en todos los estilos musicales, permitiendo que estos se beneficien de titulados que no jerarquizan ni los estilos ni las profesiones. Aquí, la creación, la producción, la investigación y la docencia interactúan en un entorno innovador, abierto a la sociedad.

En fin, los catalanes siempre han ido un par de pasos por delante en este país.

Para terminar, quisiera mencionar otras escuelas destacadas, como Musikene en Donostia, La Creativa en Madrid, o la Berklee Valencia Campus, cuyo coste de matrícula puede variar entre 3.000 y 45.000 euros al año, dependiendo del programa escogido

Es curioso ver cómo el jazz, uno de los lenguajes musicales más hermosos para compartir ideas sin competir en egos, ha alcanzado precios estratosféricos en las escuelas americanas, donde los cursos llegan a costar hasta 60.000 dólares. Esto ha convertido la enseñanza del jazz en un privilegio para jóvenes pudientes, mientras que los afroamericanos, quienes han sido los principales impulsores de este arte, hoy casi no se ven en esos círculos. 

En fin, los catalanes siempre han ido un par de pasos por delante en este país.

Si el origen de estos conservatorios eran para niños principalmente desahuciados como comento al principio de la remembranza y lo que estamos conociendo hoy en día, un fenómeno que daría para escribir una tesis doctoral.


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