El Perdón y la Culpa

Gregorio Duque.

Enero/24.

 

 

Perdonamos egoístamente a los fallecidos aquellos actos que no queremos, sabemos o podemos perdonar. En la familiar, en los amigos, en el deporte, en los negocios, en la cultura…Perdonamos a Pablo Neruda, a Chaplin, a la Madre Teresa, a Picasso, a Woody Allen, a Polanski…

 

 

Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, senador de la república de Chile, miembro del Comité Central del Partido comunista chileno, precandidato a la presidencia de Chile y embajador de Francia durante el gobierno de Salvador Allende. Lo reconocerá enseguida si cambia usted ese nombre por el pseudónimo por el que todos lo conocemos, y con el que recibió el nobel de literatura en 1971, justificado por Academia «en una poesía que con la acción de una fuerza elemental da vida al destino y los sueños de un continente»: Pablo Neruda.

Al fallecer el 23 de septiembre de 1973, la versión oficial sostuvo que fue a consecuencia del cáncer de próstata que padecía, pero en este año de 2023 las investigaciones han señalado que fue envenenado en el hospital donde murió, doce días después del golpe militar de Augusto Pinochet, antes de su posible exilio en Méjico, inyectándole la bacteria Costridium botulinum, como le contó telefónicamente a su chófer Manuel Araya, poco antes de su muerte.

En 1974, se publican sus memorias (“Confieso que he vivido”), que recoge un episodio asiático del poeta del siguiente tenor:

 

"Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama".

"El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia".

Mark Eisner, autor de "Neruda. El llamado del poeta"(2018), la más reciente biografía del Nobel chileno, cuenta a BBC Mundo que uno de los hechos más llamativos sobre ese relato es que estuvo allí desde 1974 y nadie se cuestionó, hasta hace unos años, qué era, en realidad, lo que se contaba allí. "Estamos ante la descripción de una violación, el testimonio de un hombre que cuenta cómo impuso su fuerza y su voluntad sin consentimiento a una mujer pobre", considera.

Y llega el momento, en el que me planteo seguir alabando al poeta fetiche de mi juventud, o si practicar corrección de errores y añadir que aquellos poemas, tan hermosos, fueron escritos por un violador, o si como señalaba Hannah Arendt en su “La banalidad del mal”, no existía el bien o el mal, pese a declarar más de una vez sobre las violaciones efectuadas por los conquistadores castellanos en su América, y que me llevan a la conclusión de que el venerado poeta era un auténtico impresentable, optando por contradecir al poeta, como ha hecho Omar Fonollosa.

 

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

 

(Poema XV de Neruda)

 

 

 

Me gustas cuando opinas porque te muestras libre:

la libertad te sienta como a un pájaro herido

de ala rota que surca horizontes futuros.

 

Me gustas cuando dices y cierras de un portazo

la boca de quien juzga: porque te oigo y escucho

y el color de tu voz pinta igual que Monet.

 

Me gustas cuando rompes límites y fronteras

y posas en miso ojos el parpadeo tuyo,

mariposa de rizos azabaches en bucle.

 

Me gustas cuando expresas porque frenas el tiempo y

empujas calle abajo el invierno, las prisas

y mi niño interior celebra tu existencia.

 

(Llevando la contraria a Neruda, de Omar Follonosa)

 

 

Porque perdonamos egoístamente a los fallecidos aquellos actos que no queremos, sabemos o podemos perdonar. En la familiar, en los amigos, en el deporte, en los negocios, en la cultura…Perdonamos a Pablo Neruda, a Chaplin, a la Madre Teresa, a Picasso, a Woody Allen, a Polanski…

Jorge Luis Borges se autoperdonó, cuando pudo oír las atrocidades cometidas por la Junta Militar argentina que él defendió. Sin embargo, Neruda no se arrepintió en ningún momento de aquel “incidente” asiático ni consta el menor atisbo de culpa en sus memorias. Sin embargo, sí que la encontró en los conquistadores en la Sección tercera de su Canto General, referida a los conquistadores, en el que el poetaaborda la conquista de América por parte de España, haciendo hincapié en la crueldad y el hurto sufridos por los nativos americanos.

Un perdón y una culpabilidad que no se aplica siendo consecuentes. Y Putin convoca al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas después de bombardear un hospital y responder Ucrania sobre suelo ruso. Y la ONU no tiene menor atisbo de culpabilidad al mantener un sistema en el que el derecho a veto mantiene o puede mantener masacres. Y unos votantes norteamericanos no tienen sentimiento de culpa por votar a un partido que bloquea las ayudas a Ucrania en pleno invierno. Y una Autoridad Nacional Palestina que no condena actos de Israel porque quiere vencer a Hamás. Y una Israel que acusa al Secretario General de la ONU de apoyar al terrorismo por solicitar que se proteja a los niños. Y un Erdogan que compara a Netanyahu con Hitler, pero no le surge contradicción alguna sobre sus masacres al pueblo kurdo. O unos señores y señoras (señoros creo que aún no), que, misal en mano, dan fraternalmente la paz a sus compis de fila, pero no conciben perdón para quien ha dejado Pamplona en manos de EH-Bildu, aunque ya estuviera en el poder hace unos años, pese a utilizar la misma institución de la moción de censura durante 45 años para derrocar legalmente gobiernos municipales, autonómicos y de diputaciones. Señoras que, después de hurtar perfumes, se colocan delante de una cámara para señalar a malnacidos que hacen política, pactando con partidos legales. Señores que son capaces de señalar desde su sillón de la RAE, después de ser condenado por plagio.

Señoras y señores (y aquí, es posible que unos cuantos señoros), que argumentan en defensa el emérito que “por una cosa mala que haya hecho no se puede tumbar todo lo bueno”, y ni siquiera lo aplican para poder ver tranquilos Bananas, para deleitarse con Chinatown, para poner una y otra vez el discurso de El Gran Dictador.

Porque hasta para perdonar y para sentirse culpables, operan con mayor sectarismo que esas sectas satánicas a las que muchos de ellos combaten.

Ah. Se me olvidaba: ¡Feliz 2024!


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