Rafael del Pino, rey de Ferrovial


El Comunero.

Marzo/23

 

 

La actualidad económica nos mueve a hablar de Rafael del Pino Calvo-Sotelo, presidente y accionista principal de Ferrovial, una de las empresas más rentables de España que ha saltado de los titulares de la prensa económica a la de información general a raíz de la decisión de su órgano de dirección de instalarse en Países Bajos y abandonar la España que ha amamantado de la teta pública a la robusta criatura.

Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, licenciado en la Universidad Politécnica de Madrid, Rafael del Pino no ha desarrollado labor alguna fuera de la empresa que heredó de su padre quien fundó Ferrovial en 1952, aprovechando la ingente necesidad de obra pública que el régimen franquista padecía en su empeño de reconstrucción de un país que la Guerra Civil por ellos provocada había destrozado, un esfuerzo reconstructor que se llevó a cabo utilizando mano de obra esclava de los prisioneros republicanos, muchos de los cuales perdieron la vida en aquellas obras acometidas sin medidas de seguridad y mucho menos teniendo en cuenta a los trabajadores, que además eran en muchas ocasiones financiadas generosamente y satisfaciendo además una corrupción apabullante, con el expolio que el régimen genocida fascista perpetró contra los vencidos.

Rafael del Pino Calvo-Sotelo pertenece a una de esas familias de “siempre” que siempre aparecen en los textos de historia de un país, por cualquier concepto, en primera línea de la política (es sobrino del presidente del gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo), o, como es el caso en primerísima línea del entramado financiero del país.

Uno de los de “siempre” que como siempre ha actuado como actúan los de siempre.

Patriotismo de pulsera.  


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