Ora et labora, pero sin rechistar
Fernando Alés.
Febrero/24.
La situación política y por ende social de este país es de juzgado de guardia, salvo que el procedimiento lo lleve el juez García- Castellón, y el caso implique al PP, en cuyo caso el procedimiento se da por sobreseído, o no se admite a trámite.
La oposición, o lo que sea que está frente al Gobierno de este país; en su eterna pataleta por no poder meter la mano en la caja, ya desvaría de tal manera que, hasta algún paciente con problemas mentales, es capaz de hacer declaraciones más coherentes y razonadas, que esta miserable gente que ocupa la parte derecha del poder político, para manipular, desinformar y tergiversar todo lo que se les pone delante.
Amparados, y financiados miserablemente por intereses capitalistas, que todos conocemos, tenemos al cuarto poder; los medios de comunicación, furcias mediáticas que en su día estudiaron periodismo, para venderse al mejor postor, que manejan como si fueran marionetas, a la idiotizada opinión pública. Y por si acaso, algo trasciende más allá del control de esta casta de indeseables, tenemos la judicatura. Donde según el juez Santiago Vidal, un tercio pertenece al Opus Dei. Organización conservadora, tradicional y reaccionaria, con fines evangelizadores, en la idiotización de sus fieles y por ende de todos aquellos que tenemos que sobrevivir rodeados de tales dogmas retrógrados e involucionistas.
"¿É o no é' – que se dice por la tierra que me ha adoptado –, de juzgado de guardia el panorama?" Es, para que a los que nos queda algo de cordura, ingresemos voluntariamente en algún psiquiátrico, para librarnos de tanta locura como hay fuera.
Si lo analizamos detenidamente – analizar, siempre lleva consigo descubrir, y por lo tanto llevarte algún disgusto –, la sociedad es lo que sus miembros deciden que sea.
Y he aquí que, como sutil tela de araña, el trasfondo de todo esto lo maneja una confesión religiosa que se lleva de los presupuestos generales del Estado, 11.000 millones de euros, en un país aconfesional. El que pueda que me lo explique.
Decía mi padre, con su sabiduría urbana de andar por casa. Que el que quiera ir a la iglesia que pague, como pago yo en el cine.
Esto pasa porque unos están tan contentos con sus procesiones, sus santitos y sus virgencitas y los demás, lo asumimos como corderos – borregos, diría yo – de Dios que somos. Porque eso nos han inculcado desde la cuna.
Me preocupa profundamente el camino que seguimos. Deberíamos ir tomando otra dirección, no se… Poner en marcha un cambio de rumbo institucional hacia el laicismo activo, ir sustituyendo paulatinamente del imaginario popular las festividades religiosas por otras laicas.
Si nos damos cuenta, todos esperamos que lleguen las fiestas de Navidad, la Semana Santa, San Fermín, la Almudena, Sant Jordi, y tantas y tantas que se celebran en cada pueblo, región o rincón de nuestra geografía. Todas religiosas.
Pudiéndose sustituir si hubiera voluntad, por celebraciones sociales, como lo son el día Internacional del trabajo, la festividad de cada Comunidad autónoma, o alguna otra de la cual mi memoria no quiere acordarse.
Por celebraciones como por ejemplo, la festividad de los enamorados, de las madres, de la solidaridad, etc, etc,… Hay tantos motivos para festejar celebraciones, sin connotaciones religiosas, hasta copar el calendario laboral pertinente. (Vuelvo a recordaros, que vivimos en un estado laico).
¿Qué porque voy a esto? Porque estamos condicionados a desear estos días festivos. Y estos días de descanso tienen connotaciones puramente religiosas. Y eso es poder, poder de la iglesia sobre fieles e infieles (laicos), a los que con sus finos hilos de seda de araña nos manipulan, nos enredan y nos hacen caminar en la dirección que les interesa. Y por consiguiente, elegir a quienes son afines a sus intereses.
Es conmutativo: La derecha te dirige hacia las tradiciones religiosas, y las tradiciones religiosas te dirigen hacia la derecha. Y ninguna de las dos defiende tus intereses.
Hace mucha falta desembarazarnos, de quien cuestiona nuestro derecho a la vida y a la muerte, nuestro derecho de amar libremente, de identificarnos como lo que queremos ser, en fin… Dicho queda, como tantas otras cosas que diría, y con las que discrepo en este distópico mundo.
Así que ya vamos entendiendo como funciona todo esto. ¿Verdad?
En la superficie, a ojos vista, quien procura frenar el progreso y el avance de las libertades, es una derecha, en este país reaccionaria, con “profundas convicciones religiosas”. Y en la sombra, la mano que mece esa cuna, es la iglesia, o los soldados del Opus Dei con poder jurídico para tener apuntalado al poder político que les defiende.
¿Teoría conspiranoica? No, ni mucho menos. No es una alucinación conspiranoica. Está ahí. Solo hay que mirar con los ojos abiertos.
No me quiero extender más, porque intereses religiosos en el mundo y a lo largo de la Historia, hay para ocupar miles de páginas.
Y yo solamente soy un erudito, en prácticas a tiempo parcial.
Así que después de darle un poco de leña al clero y sus creencias, me despediré paradójicamente con la sentencia habitual.
A quien Dios, se la dé, San Pedro se la bendiga.
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