La vuelta al cole
Fernando Alés.
Septembre/23
Acabado el mes estival por excelencia, nos adentramos de lleno en la triste rutina, después de haber degustado las inclemencias, incomodidades y sablazos de la masificación vacacional.
Alguno, aún sin reconocerlo, estaría deseando volver después de darse cuenta que en la costa, la montaña o incluso en pueblo, ya no se “atan los perros con longaniza”, y acercarse al bar y/o chiringuito sale por un pico (no piquito, como veremos más adelante).
Hasta salir a dar un paseo sale por un pastizal, salvo que seas capaz de aguantar la continua matraca de los niños pidiendo helados, la señora entrando en el bazar y saliendo con diez toallas, unos flotadores de patitos para los niños y un bikini nuevo, porque estaba tirado de precio Y ya ni te cuento si te encuentras a los vecinos y vais a tomar algo.
Ahí está la madre del cordero, porque se pide como si no hubiera una mañana y luego ponemos cara de póker a ver si el vecino se tira a la piscina y saca la cartera (evidentemente el vecino hace lo mismo). Esto nos pasa porque somos pobres. Si no lo fuéramos no tendríamos estas preocupaciones, ni las de calcular cuantas horas de más hay que echar para pagar en dichoso crédito que hemos perdido, la hipoteca y el móvil nuevo de la nena o el nene, que ya está desfasado.
Si no fuéramos pobres iríamos de vacaciones como Dios manda, ósea, a todo tren sin importarnos cuanto ha valido alquilar el yate, esa villa exclusiva en la playa de moda, donde quería ir Cuqui, o los gastos que acarrea tener que llevarte al servicio para que te atiendan en todo momento, ni las cenas en el club de golf, etc. etc...
Pero los pobres no tenemos esos quebraderos de cabeza. Tenemos otros.
Para empezar el clásico de todos los años. Nos vamos de vacaciones sin conocimiento alguno, pero luego tenemos que volver, y cuando nos quedamos sin un duro, nos bien el primer palo. Ha subido la gasolina, cuando llegas a casa hay que hacer la compra, y el aceite de oliva está para echarse a llorar sobre la sartén, a ver si los huevos fritos se hacen con las lágrimas de mi pena. Luego, también están los libros del cole, para que no falte de nada… Nos vemos calculando si podemos pedir otro crédito.
Pero todo esto ya estaba previsto, por quienes tienen previstas estas cosas y para paliar nuestras miserias y preocupaciones; los medios de comunicación en un derroche de empatía, nos bombardean con preocupaciones ajenas para que nos olvidemos de las propias
La primera es que se va a romper España, porque Albertito Núñez Feijoo, (el breve). El de la lista más votada en las elecciones generales habidas el mes anterior, no encuentra apoyos para formar gobierno. Ya no le quieren ni los fachas. Y el pobre hombre anda mendigando por ahí unos pocos votos para poder seguir manteniendo a su familia política, chupando del bote.
Hasta a los “socialistas buenos” ha instado para que le den su apoyo. Vamos algo así como un perroflauta a la puerta del Mercadona, a ver si las señoras le echan algo para comprarse un brik de Don Simón.
Y luego está el tema estrella este verano. Que es algo así como las canciones de Georgie Dann, como “El chiringuito”, versión Real Federación Española de Futbol (RFEF), porque resulta que su ilustre presidente, Don Luis Rubiales Béjar, después de tocarse los huevos a dos manos, en la tribuna de autoridades en un claro alarde: De aquí mandan mis huevos, después de la consecución de un gol, por la selección femenina en la final.
No contento con ello, durante la entrega de medallas y felicitaciones a nuestras jugadoras por ser las ganadoras de la final del campeonato mundial de futbol femenino, para acabar de poner la guinda al pastel, después de sobeteos varios a cada jugadora para felicitarla, coge a Jenni Hermoso y le planta un beso en toda la boca, en el abrazo posterior se cuelga de ella y la despide con un par de azotes en el costado, en un claro gesto de ser el machirulo mayor del futbol.
Monta la de Dios con esta puñeta escenita y cuando después de decir que no ha pasado nada, todos creen que va a dimitir; llega a la asamblea general de la Federación y dice por triplicado: Yo no voy a dimitir. Solo le faltó decir: Pero, ¿qué pasa? Si solo ha sido un piquito y la chica lo estaba deseando.
Así es el tipo este: arrogante, prepotente y más macarra que Makinavaja en sus buenos tiempos.
Eso sí, se disculpó de la cosa de tocarse los huevos, porque en el palco estaba también la niña Infanta, futura “preparada” de España. Y otra cosa no será, pero tocarle los huevos a la corona, no es de ser buen español y que puedes quedar en el paro antes de que tu madre se meta en la iglesia.
Luego estaban los pelotas de turno, que estaban deseando que dimitiera, acojonados ellos le aplauden a rabiar. Para después arrepentirse públicamente lo más rápidamente posible, unos diciendo que estaban en shock. (Llámese: Luis de la Fuente) y el otro callando como una puta, a ver si pasa desapercibido (Llámese: Jorge Vilda) No vaya a ser que al final cesen al machirulo y ellos vayan detrás…
Los jugadores, muy y muchos machos ellos no han dicho ni mú, por las mismas razones. (Que se busquen ellas la vida, habrá pensado más de uno).
Con esto se demuestra una vez más el “machirulismo” y el servilismo que hay en el mundo futbolero patrio. Y por extensión, en el mundo patrio en general.
Así está el panorama nacional a día de hoy... y lo que queda de cada culebrón.
Si usted es de los que se sienten aludidos por lo que me he referido al principio, no tiene por qué preocuparse de sus problemas personales, ya tiene para discutir en el bar con sus semejantes y empezar el curso que viene con entusiasmo.
Y, a ver si este nuevo curso aprende algo, porque todos los años le toca repetir. No, porque no se lo expliquen todos los años, sino usted porque no se entera de la misa a la media, y porque sigue creyendo más a su cuñado y a Pepe el del bar, que lo que tiene delante de las narices. Así que como el año que viene le pasará igual.
Y como me temo que no está usted por aprender…
Que Dios se la dé (la hostia) y San Pedro se la bendiga.
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