Sistema vs Sociedad


El Colorao.

Febrero/23

 

Parece mentira que en un mundo tan automatizado, mecanizado, y digitalizado, como el nuestro, seamos simplemente los comparsas de toda esta dinámica, los palmeros del sistema, por decirlo de alguna manera. Que por otro lado, como si fuéramos un producto más, nos utiliza y nos deshecha.

No es un mundo ideal como nos quieren vender, excepto para los que manejan el panel de control. Los demás solo somos los consumidores, de lo que paradójicamente nos consume.

El sistema capitalista está pensado así, precisamente para generar riqueza, cuanta más y en el menor tiempo, mejor.

No abogaría tampoco por un sistema comunista, que me parece más igualitario, más justo y racional. El único inconveniente que le encuentro, es que está manejado por humanos, y ya se saben los resultados.

Dice una frase al respecto: Dadme un gramo de poder, y os impondré una tonelada de autoridad.

Todos sabemos de la condición humana y sus consecuencias.

Todo esto, viene a colación, porque por nuestro conformismo y permisividad, nos hemos convertido en los seres amorfos e irreflexivos que convienen a sus intereses.

Los medios que manejan nuestros amados líderes, nos han bombardeado con mensajes contra nosotros mismos; compra, escúchame, créetelo, etc… Y nos han atrofiado. Escuchamos el mensaje, y no lo cuestionamos.

No somos los beneficiarios del sistema, ni de sus ventajas. Pero sin embargo, somos los responsables directos de su desarrollo a nuestro pesar.

La informatización de los procesos administrativos, la robotización de los procesos productivos, no hacen sino abaratar, cuando no desechar la mano de obra cada vez más superflua.

Pero a la vez también más consumista, paradójicamente. Porque si bien al sistema le sobran cada día más elementos humanos para su desarrollo, también es cierto, que necesita que esos elementos humanos consuman más productos de la índole que sean, para mantener el “crecimiento”.

Si no fuera así, entraríamos en una recesión, que también nos perjudicaría, y enriquecería aún más al que tiene los elementos para poder especular.

Creando así, una vorágine difícil de sostener.

Hemos tenido una pandemia, que ha tenido unas consecuencias sanitarias catastróficas, pero…

Ha servido para impulsar una nueva forma de servicio del sistema a la sociedad, que hasta ese momento, solo asomaba tímidamente, pero a raíz de ese aislamiento forzoso, se ha implantado para nuestra seguridad, y una vez acabada esta fase,  para quedarse entre nosotros por implantación forzosa.

El sistema de interacción “on line” o telemático o no sé cómo leches llamarlo.

Ahora por obligado cumplimento, hay que interactuar con la administración desde la distancia, (una especie de: no venga usted a molestar). Lo cual unido a la actuación de las entidades bancarias, donde tienes que actuar a través de cajeros (sepas o no sepas hacerlo), supermercados (que de forma sutil y amable te invitar a que pases tu compra por cajas automáticas (que no son automáticas, sino que tienes que hacerlo tu), gasolineras (que han implantado casi totalmente, aquello de sírvase usted mismo)) y otros tantos ejemplos que aparecen o irán apareciendo (porque la creatividad capitalista es infinita), por nuestra permisividad.

La misma permisividad, que está destruyendo empleos.

Si, así como suena. Porque cuando tenemos que hacer nuestras gestiones en un cajero, estamos despidiendo un empleado de banca, cuando nos pasamos la compra por una caja, estamos despidiendo una cajera, en la gasolinera igual y en otros tantos puntos automáticos.

Cuando compramos on line, (el gran invento de este siglo) estamos destruyendo comercio, y a las familias y empleados de esos comercios. Destruimos empleo y a su vez cotizaciones al INSS, con lo cual el sistema de pensiones se tambalea.

Porque como sabréis, aunque no os importe mucho, las grandes empresas multinacionales, no cotizan aquí, o cotizan lo menos posible. Aquí se viene a hacer dinero, no a pagar impuestos, para eso ya estamos los tontos de siempre.

¿Y sabéis porque pasa todo esto?

Porque un señor capitalista (que es muy listo), nos pone delante el capote, entramos al trapo sin cuestionar nada. No sin antes haber pasado por los chiqueros y haber recibido unas cuantas puyas, así como un buen afeitado de astas (entiéndase este símil, como habernos quitado las ganas de reaccionar, y más aun de rebelarnos.)

Y cuando todo lo anterior se haya consumado. ¿Qué nos quedara?

Probablemente nada. Seremos una población cada vez más endeudada, perdiendo cada día un poco más de calidad social, y siendo cada vez más  inútiles laboralmente hablando.

Seremos los parias, del sistema que hemos ayudado a crear y que nos rechaza.

Números en las cuentas de resultados, en los repartos de beneficios, en las estadísticas, en las cuentas bancarias de los accionistas.

Y también en las listas del desempleo, de los comedores sociales, de los sin hogar, y algún otro sitio que prefiero no recordar.

Pero en definitiva, solo seremos, eso, números.

El tonto útil, que necesita el sistema para seguir funcionando.

Y todo esto pasará por que nosotros estamos permitiendo que pase, y vamos a seguir permitiéndolo en el futuro.

El sistema nos está diciendo que nos pongamos la cuerda al cuello y nosotros fieles corderos, vamos corriendo al PC a comprar la cuerda on line.

Así que si esto no va a mejor (que no creo) a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.


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