Carta abierta a Dios

El Colorao.

Dciembre/22

 

Hoy he vuelto a pensar tu existencia. Intentando explicarme el mundo a mí mismo.

Hablaré contigo, un Dios en el que hace muchos años que no creo. Porque no puedo creer en algo tan despiadado como tú. Tan caprichoso, tan infantil...

Eres un Dios que se comporta como yo cuando tenía unos pocos años, no era un mal chico, pero en algunos sentidos era egoísta y caprichoso por el simple hecho de distraerme, de divertirme con lo que hacía, de pasar el rato viendo sufrir a los demás.

Yo entonces tenía unos seis o siete años cuando salía a la calle a jugar, a veces al balón, otras con mis amigos al escondite, o a lo que fuera en ese momento. Otras veces me aburría solo, y me quedaba mirando algún hormiguero, y veía la vida tranquila y organizada de las hormigas. Y decidía cambiar su destino, como un pequeño Dios, dueño de sus vidas, porque yo tenía ese poder sobre ellas y les impedía llegar a su hormiguero, o se lo tapaba para que tuvieran que trabajar si querían entrar. Les apartaba la comida para que tuvieran que ir más lejos a buscarla, o las quemaba con el mechero, por el simple hecho de ver cómo se retorcían. También les echaba en alguna tela de araña cercana, por el simple hecho de que YO podía hacerlo, YO tenía poder, y lo usaba a mi antojo. El poder de quitar la vida, o de hacérsela más difícil a los demás.

También les facilitaba las tareas acercándoles el alimento al pie del hormiguero, o capturando algún insecto para que lo desmembraran.

A veces era magnánimo y generoso, tenía poder sobre ellas, y no siempre las torturaba, yo era su Dios, y podía hacer lo que quisiera, no tenía que ser justo, ni comprensivo, ni cruel, ni canalla. No tenía nada en especial en contra de ellas, pero hacía daño, o no, según fuera mi deseo en cada momento.

Pero no solo a ellas, también lo hacía con arañas, escarabajos, moscas, o las pobres mariposas que caían en mis manos.

Alguna vez incluso con alguna lagartija, cortándole el rabo, o destripándola para ver cómo era por dentro.

Aunque yo nunca lo he hecho en clase, en algunas clases de Ciencias, o de Biología se desmembraban ranas, así que era algo normal que yo lo hiciera también.

Debías estar orgulloso de mí, era digno hijo tuyo.

Yo estaba hecho a tu imagen y semejanza, y ya se sabe, de tal palo...

No era odio hacia ellos, ni siquiera me inspiraba algún sentimiento de culpa hacer todo eso. Simplemente era ocupar mi tedio, a costa de otros seres que estaban ahí para mi disfrute y entretenimiento.

Era un niño infantil, e inmaduro, y eso me llevaba a cometer esas acciones.

Afortunadamente he madurado hace mucho tiempo, y aunque no tengo una especial sensibilidad hacia ellos, no les hago daño, les dejo vivir su vida en libre albedrío. Les dejo ser lo que están destinados a ser.

Ahora hablemos de ti.

De las enfermedades, de la miseria, de las guerras, del hambre, de las mutilaciones, o simplemente del sufrimiento diario de cada uno de nosotros. Hablemos de la explotación sexual, de la explotación infantil. De niños soldado, de niñas violadas, de asesinatos de género222, de la pederastia, habitualmente realizada en tu casa, por tus propios empleados.

Y de tantas otras miserias como tenemos alrededor nuestro cada día. Porqué quizás solo estamos aquí, para Tu entretenimiento, o el de los tus empleados también. Quizás nosotros somos esas hormigas, y no lo sabemos.

¿Cuándo pasan esas cosas donde estás Tú?

¿Estas cortándonos el paso, para que no podamos seguir? ¿O arrancándonos una pierna, o un brazo para ver con seguimos adelante sufriendo? Quizás estés echándonos en algún hormiguero para que una guerra, o una enfermedad nos devore. O poniendo a los más débiles en manos de depredadores sexuales, o sociales, para tu satisfacción, viendo....

No me imagino lo que estás viendo, y que sentimiento te produce.

Porque estas en todas partes, y lo ves  todo.  ¿Verdad?

¿Te ríes? ¿Te produce placer ver estas situaciones? ¿Te excitas? ¿...o simplemente te aburres como yo me aburría cuando mis amigos no salían?

Pero no solo eres cruel, o sádico. También eres generoso y magnánimo, como lo fui yo cuando me apetecía serlo.

No eres tan despiadado y cruel como pareces, también has creado a los ricos, que viven vidas opulentas, sin más preocupaciones que hacer sus vidas todavía más opulentas, de hacerse egoístas.

Les ha dado más de lo que nunca podrán disfrutar, y les has hecho creer que eso es la felicidad.

Hay partes del mundo donde una persona le compra a su perro un collar de brillantes, y a pocos metros unos niños buscan en la basura algo que poder comer ese día. O un indigente se muere de frio en la esquina por donde pasa el perrito enjoyado.

Eso también es generosidad, no haces sufrir a todos, también haces felices a algunos, esa es tu grandeza.

¡¡¡Esa es tu forma de ser justo…!!!

Hágase tu voluntad, así en el cielo como en la tierra. ¿Verdad?

La riqueza es una forma de generosidad infinita, darle al que tiene, para que no le falte nunca.

Al que no tiene nada, no le hace falta que le des nada, sabe cómo sobrevivir, y si no, pues no sobrevive.

Están luego tus empleados, dignos emisarios de Tu palabra. Palabra que nunca se ha dicho, porque tú nunca has dicho ni una sola palabra, dicho sea de paso.

Que por repetir Tu palabra, tienen la patente de corso sobre las almas incautas que logran atraer, como una araña atrae a sus víctimas, las enredan, y al final les sacan su esencia material y espiritual, para mayor gloria Tuya.

No me quiero extender mucho más con todo esto, al fin y al cabo las cosas seguirán su cauce con esta carta, o sin ella.

Tú seguirás haciendo Tu santa voluntad, y nosotros sufriendo tus caprichos, seguiremos como lo que somos.

Y al final solo somos eso: resignación y mansedumbre.

La Fe nos ata las manos, nos tapa la boca y los ojos, nos nubla la razón, y eso nos hace ser dignos de Ti.

El cordero de Dios, el borrego de tus empleados, la hormiga o la lagartija, que están condenados a tus caprichos.

Los caprichos de un ser inmaduro, e infantil, psicópata y sádico, estúpido y prepotente.

Tienes en tu mano la felicidad de tus hijos, y por el contrario los haces sufrir tu cruel maltrato, o tu absoluta indiferencia.

Como hijos tuyos que somos, hemos sacado todos tus defectos.

Solo puedo decir una cosa, viendo lo que veo.

Reniego del Padre, aborrezco al Hijo, y niego al Espíritu Santo.

La santísima Trinidad, ya no es tan Santa, quizás ahora se llame Trini, y tenga que ganarse la vida de prostituta, en el puerto de Vigo, la Rambla de Barcelona, o la Isleta de Las Palmas, amenazada por algún proxeneta, según tu voluntad.

Ve con Dios, y deja vivir a los hombres.

Bueno, habiéndome despachado a gusto con nuestro Señor, hasta aquí hemos llegado.

A quien Dios se la dé, San pedro se la bendiga.

P.D. Si por algún casual, poco probable recibiera una respuesta os lo haría saber con presteza en esta misma sección.


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