No somos nada, o la cruz fascista.

Josemi Montalbán.

Mayo/24

 

Para los herederos del franquismo, los españoles seguimos siendo minusválidos que necesitamos de un yayo autoritario que nos cuente cuentos de grandeza y cante nanas de modernidad, mientras nos hace el avioncito con la cuchara del arroz que él le sobró de su bogavante.

 

El reciente proceso electoral en Euskal Herría deja varias certezas en el pantanoso panorama político español. Por un lado, la sociedad vasca, liberada del chantaje terrorista de ETA, y del chantaje involucionista franquista, se muestra abiertamente nacionalista, de izquierda, y parece que poco inclinada al independentismo, que es lo que suele ocurrir cuando no percibes al estado central como un enemigo, sino como un aliado. Por otro lado, nos deja la certeza de la certeza de que el Partido Popular, esa formación adalid a ultranza de nuestra democracia y Constitución, sigue siendo una formación que incumplen constantemente la Constitución y no acepta las reglas de la democracia, ni mucho menos su aritmética.

Es el Partido Popular, heredero del régimen genocida del dictador fascista Francisco Franco, una formación que, poco acostumbrada a los engranajes democráticos, y con una asombrosa, después de más de cuatro décadas, falta de cultura democrática, que considera que el poder les pertenece por gracia divina, y que, aunque con un poco más de maquillaje que disimula, pero no oculta su garrulo proceder, y después de cambiarse la añeja camisa azul por una guayabera panameña, siguen siendo caudillos de España por la gracia de Dios, destinatarios celestiales de unos privilegios ancestrales en algunos casos, y aprovechados estraperlistas sumados a última hora a la inquebrantable adhesión, en la mayoría de los demás, que cuando no es agraciado en la urna, entra en cólera y arremete contra el ciudadano que ha tenido la osadía de votar por otros, deslegitimando a los representantes elegidos por el soberano pueblo.

Y así nos encontramos con que el fuerte ascenso de la izquierda aberzale y el nacionalismo vasco se debe al “blanqueamiento” que Sánchez ha hecho de ETA, una banda terrorista que hace más de una década que no existe, y aunque los miembros de la organización criminal PP se empeñen en rescatarlos en cada comparecencia pública en que los padecemos, pero no se puede justificar ese ascenso en el criterio del ciudadano vasco, porque este debe ser completamente gilipollas y no sabe lo que le conviene, que no es otra cosa que lo que le aconsejan una pléyade de millonarias furcias mediáticas que los franquistas mantienen con el dinero de todos los españoles, vía publicidad institucional, para decirnos que lo que nos conviene es el corrupto Partido Popular.

Para los herederos del franquismo, los españoles seguimos siendo minusválidos que necesitamos de un yayo afable que nos cuente cuentos de grandeza y cante nanas de modernidad, mientras nos hace el avioncito con la cuchara del arroz que él le sobró de su bogavante; eso siempre y cuando seamos gente de bien, que, si nos equivocamos y no votamos por los herederos, no somos nada.


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