Remembranzas de las Nochevieja
Elepé.
Febrero/2024.
El origen de la Nochevieja se remonta a los inicios del Imperio Romano. En aquel entonces, enero era un mes dedicado al homenaje del dios Jano, el cual representaba los comienzos y los finales.
En latín, Janus, que derivó a Janeiro, Janero y finalmente enero, fue consagrado como el primer mes del año. La imagen de Jano con dos cabezas, una mirando hacia adelante y otra hacia atrás, simboliza la reflexión sobre el año pasado y el inicio del nuevo.
Con la introducción del calendario gregoriano, los romanos adoptaron la costumbre de celebrar el 31 de diciembre de manera festiva junto a sus familias y amigos. En el siglo XIX, la aristocracia española, influenciada por la francesa, adoptó la tradición de celebrar la última cena del año con champán y uvas. Esta práctica generó envidia entre los ciudadanos de Madrid, quienes decidieron burlarse de la élite llevando a cabo la tradición de comer uvas en la Puerta del Sol al sonido de las campanadas. Se dice que la tradición de comer doce uvas en Nochevieja se popularizó en 1909 debido a una abundante cosecha, y los productores decidieron venderlas como "uvas de la suerte", simbolizando los doce meses del año.
Hago esta pequeña introducción a modo de iniciar esta nueva remembranza.
Para mi gremio en particular, es decir los músicos, la nochevieja ha representado una noche mágica en cuanto a “billetes”. Las cosas claras. Es la mejor noche del año del músico, la mejor remunerada, o eso pensaba yo hasta hace poco porque ¡cómo nos han cambiado el cuento, ¡Genaro! Hemos perdido por goleada, ahora se remunera a la baja.
Durante el mes de diciembre de este año, recibí una llamada de un grupo de pop granadino que necesitaban mis servicios. Me dio alegría al conocer que el bolo era para esa afamada noche. He tenido la suerte o la profesionalidad de realizar este evento durante más de una década y se convertiría para mí, en una noche sabrosona, llena de anécdotas, y voy a contarlas desde aquí.
Por entonces y hablo del año 1992, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada, Rafael Fernández-Piñar, tuvo la empatía de recoger una propuesta que le hice para hacer que esa noche fuese más divertida y que no solo fuera, el ir a tomarse las uvas al “soniquete” de las campanadas. Hablamos de un buen año y una buena época: la Expo-92.
Durante su mandato que duró desde 1991-1995 y estando de alcalde Jesús Quero (PSOE), la formación, “CuBop y su Salsa de Granadilla” estuvo animando la salida y entrada del año. Posteriormente, con la nueva corporación encabezada por Gabriel "Kiki" Díaz Berbel, del Partido Popular (1995-1999), tuvimos la fortuna de ser parte de la continuidad durante otros cuatro años, y posteriormente, otros cuatro años más con José Moratalla del Partido Socialista (1999-2003). Esto significa que estábamos presentes durante 12 años consecutivos, con la única excepción del año 1995. En esta ocasión, se vivió una situación típica que se comenta con humor en Granada: ¡todo es posible en Graná!
En ese año en particular, pasamos el testigo para la celebración de Nochevieja a otro grupo histórico granadino, los afamados King Kreible, ya que nosotros estábamos contratados en otro lugar. La anécdota de ese año fue que, curiosamente, las campanadas del reloj no sonaron, añadiendo un toque inesperado a la festividad.
Las campanadas de 1997 tuvieron para mi, su mala fortuna pero solo lo comento a título personal. En ese año, el concejal de Fiestas era “Sebas”, Sebastián Pérez y en su despacho del consistorio granadino, cosa así de la una del medio día, sonó “la fortuna”(o la mala) llamar a la puerta. Era ni más ni menos que nuestro popular ”Paco el del puro”, que regentaba el afamado quiosco de Puerta Real en aquellos tiempos y estaba vendiendo aquel número que iba a cambiar la vida a muchos granadinos y granadinas. El número era, el 43.728 y Paco fue el repartidor de gran parte de los décimos agraciados. La situación fue rápida. ¡Buenas, Sebastián! ¿Quiere un número? La respuesta fue negativa con el argumento de estar cerrando el contrato. ¡¡Mierda!!, si hubiera comprado, estoy seguro que me hubiera apuntado al carro, pero su negativa me dejó como estaba. Ese año se repartió en Granada ni más ni menos que 37.400 millones de pesetas, al cambio, 224 millones de euros. Casi ná. Y las campanadas inolvidables del “corazón partío”, fue una de las mejores que recuerde, se invadió de corazones toda la Plaza del Carmen. Tuvimos que montarla para esa noche, si o si.
Otra remembranza fue la nochevieja del cambio de siglo, le tocó gobernar al “tripartito” gobernado por José Moratalla . En ese año, unos se creían que el cambio era la noche de 1999 para el 2000 y lo celebraron estando equivocados, los acertados fueron y así es, los que pensaban que el siglo XXI y el tercer milenio comenzaba el 1 de enero del 2001. Una fecha que siempre me ha gustado desde que vi “ 2001, odisea del espacio” del admirado Stanley Kubrick.
En el 2002 recuerdo que tuvimos un momento memorable para la ciudad. Era por la segunda quincena de diciembre cuando llegó y de noche, a la azotea del consistorio granadino, el caballo diseñado por Guillermo Pérez Villalta , una escultura denominada “ El instante preciso”. Sobre ella, hay ríos de tinta escritos. El PP se opuso totalmente, movilizando a la ciudadanía para que la retiraran y gracia da, que cuando llegaron de nuevo a gobernar, con Torres Hurtado al frente, ni la movieron de su sitio.
Pienso como ciudadano que la estatua se quedó muy bien donde está y cuento todo esto porque teníamos que probar un nuevo sistema de sonido para poder escuchar mejor las campanadas y uno tuvo que ir allí arriba, a la cornisa y doy fe, que la escultura de bronce realizada por el escultor Ramiro Megías, es una joyita y de paso… le toque los !! tremendos bemoles ¡¡ que tiene el equino. Pocos pueden decir esto.
Se me olvidaba comentar que en el 2003 de nuevo ganó el PP con Juan Torres como alcalde y Sebastián Pérez de …Ese año hubo mucho mareo, nos comentó el técnico de cultura del ayuntamiento que por entonces era nuestro querido Jesús Fernández ( DEP) la posibilidad de no realizarse el evento por falta de presupuesto, al final se pudo realizar pero nosotros ya teníamos buscado otro lugar, Almería.
Contrataron a un grupo de pop, Niños Mutantes, y tuvimos unos comentarios sin más importancia con la prensa (adjunto del Ideal de Granada). Nos volvieron a llamar al año siguiente e hicimos hasta el 2005. Lo que sucedió después, me persigue hasta el día de hoy, dejó una huella en mi mente que me gustaría borrar.
Supuestamente, en ese entonces, existía un partido llamado Reformista, liderado por Luis Poyatos Morales. Parece ser que este señor criticaba (en términos políticos) a Sebas. En una mañana de diciembre, como de costumbre, me quedé en los sillones de la entrada de su despacho, esperando a que Sebastián Pérez me recibiera. Con el paso del tiempo, le pregunté a la secretaria si me recibiría, y con la frialdad característica, me dijo que no, que no me recibiría. Y así, ¡se acabó! como decía nuestra querida María Jiménez la participación de Cubop y su Salsa de Granadilla, en esa noche mágica granadina. El apellido y el mismo nombre pueden causar algunos problemillas, pero cada uno tiene que lidiar con sus propias cuestiones, es decir, “cá uno con sus cauná”.
Quisiera desde aquí agradecer a todos los músicos y técnicos de sonido que han colaborado a lo largo de todos esos años con nosotros, así como a técnicos culturales, concejales (a Sebas no) y demás, de esas NOCHEVIEJAS granadinas y que han hecho felices a aquellos que no tenían donde ir, y que con el calor de todos han estado arropados y no solos, durante esas horas que Dios Jano nos tiene preparado cada año.
En memoria de Rafaél Fernández-Piñar.
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