Noche Salsera en las fiestas del Zaidín1994
Elepé.
Mayo/24
Todo comenzó tras nuestra inolvidable participación en la celebración de la 1ª Fiesta de la Primavera (1993) en Granada, un evento impulsado por el Ayuntamiento de Granada a través del "Proyecto Joven", que tuvo lugar por primera vez en el Paseo de los Tristes.
En el otoño de 1994, tras haber participado en varias ocasiones en las afamadas Fiestas del Zaidín con diferentes artistas como Carlos Cano, Obatala, La Guardia, entre otros, tuve la suerte de poder presentarme con mi propia formación llamada CuBop y su Salsa.
Todo comenzó tras nuestra inolvidable participación en la celebración de la 1ª Fiesta de la Primavera (1993) en Granada, un evento impulsado por el Ayuntamiento de Granada a través del "Proyecto Joven", que tuvo lugar por primera vez en el Paseo de los Tristes. Desafortunadamente, este proyecto luego derivó en los malditos "botellones", que destruyeron una idea cultural maravillosa. Fue en este contexto que mi querido amigo Isidro Olgoso, a quien conocía desde 1983 cuando acompañé a Carlos Cano, me animó a participar en las Fiestas del Zaidín. Sin embargo, este regalo venía con un pequeño desafío o “caramelito” que más tarde comentaré.
Al mencionar las Fiestas del Zaidín es imposible no hacer referencia a Isidro Olgoso. Con Isidro, forjé una amistad exquisita a lo largo de los años. Hablar de él, es describir a la persona que iluminó con su saber, décadas de vida cultural en el popular barrio del Zaidín granadino. Su carácter reivindicativo, optimista y conciliador hacía que todo fluyera fácilmente, aunque a veces sufría en silencio. Muchas veces ha luchado como nadie para poder capear las ignominias culturales por parte de la administración. Siempre que nos encontrábamos en algún evento, Isidro me saludaba con un adjetivo que le definía perfectamente: "¡Hombre, el incombustible Poyatos!". Y mi respuesta siempre era: "¡Anda que tú!” Si hay un luchador incansable en esta ciudad, ese es Isidro. Era maravilloso hablar con él y con su mujer. Cuánto hizo por la cultura de los ciudadanos de aquí, esa lucha constante por conseguir lo mejor para un barrio que demostró estar a la altura y, en ciertas épocas, superar a la ciudad con eventos como se le llegó a llamar a las fiestas del barrio: el "Corpus Chico". No puedo dejar de mencionar su formación como antropólogo y la joya que nos dejó en el libro "Entre dos ríos. Historias del Zaidín", explorando e investigando el barrio. Por cierto, este está asentado en la tierra que yace entre los ríos Genil y Monachil, cuyo nombre proviene de la palabra árabe "Saedin".
El "caramelito" al que me refería era la propuesta de organizar la coordinación artística del 3er Festival de Salsa del Zaidín. Y hoy quiero compartir esta nueva remembranza.
Tanto Antonio Ruiz, presidente de la asociación en aquel entonces, como Isidro, me comentaron que contaban con un presupuesto de un millón de pesetas para esa noche. Aunque era un buen caché para traer una sola banda, yo anhelaba hacer una "noche salsera" inolvidable. Gracias a mis contactos y la posibilidad de realizar una gran ilusión que siempre rondaba mi mente, como eran las primeras "Descargas Cubanas" en Granada, pude cumplir mi sueño.
Las descargas, al igual que las jam sessions en el jazz, son encuentros de música afrocubana. Tiré de agenda y contacté con dos grandes bandas que pusieron todas las ganas de compartir este evento.
Siempre estuve involucrado en la organización de eventos culturales, programas de radio y la creación de formaciones musicales. Incluso tuve mi propio club de conciertos, la Sala Chá (que recordaré en otra ocasión). Con ganas e ilusión, poco a poco, todo llega.
Mi vida ha estado íntimamente ligada a la música, aunque eso significó sacrificar tiempo para practicar mi instrumento, el piano, del cual aprendí de manera autodidacta y tarde. Comenzar a los veinte años es tarde para el piano, un instrumento tan complejo. Sin embargo, a pesar de los obstáculos, estoy agradecido por todas las experiencias que he tenido alrededor de la música y que esta me ha brindado.
Así que me puse en busca de un local que nos permitiera llevar a cabo las descargas al final del festival, tanto para los grandes aficionados de la música cubana y el Latin Jazz como para nosotros, los músicos. Juntar a tres bandas con muchos componentes de renombre era todo un acontecimiento.
Estamos hablando de principios de septiembre, y el clima acompañaba perfectamente para llevar a cabo el evento en la añorada piscina Neptuno, donde nos brindaron todas las facilidades para celebrar estas "descargas cubanas" hasta el amanecer.
Pero antes de ese momento memorable, permítanme llevarlos de vuelta a la 3ª Noche Salsera del Zaidín, que fue como transportarse a un hotel en La Habana.
Me puse en contacto con el grupo de salsa más destacado de Madrid en ese momento, Habana Connection, que contaba con el talentoso cantante cubano David Montes y el bajista Miguel Blanco, quien además ha trabajado como arreglista en el disco MP3 de Miguel Ríos. También contacté con la Sonora Latina de Valencia, una formación que contaba con los metales más virtuosos y que había demostrado ser una de las mejores en su género, atrayendo a grandes músicos del panorama jazzístico y clásico como Francisco Blanco Latino, Carlos Martín, Rafael Martínez, David Pastor, Juansito Serna (de Spanish Brass) y Perico Sambeat.
En cuanto a CuBop, la formación que lideraba, esa noche contábamos con una banda excepcional, que incluía a músicos destacados como Manuel Machado (exintegrante de Irakere), Jesús "Aguaje" Ramos (del Buena Vista Club Social) y el talentoso cantante Ricardito Rivera, perteneciente al afamado grupo cubano "La Familia".
Era el año 1994 y mi pasión por esta música me llevó a ponerme las pilas en un género que no era fácil de dominar, sobre todo teniendo en cuenta mis conocimientos limitados. Había pasado ya cuatro años con La Guardia, y ambos estilos estaban en extremos opuestos.
Con el tiempo me di cuenta del nivel en el que estaba jugando y de los artistas excepcionales con los que compartía escenario. Siempre estaré agradecido por el cariño y apoyo que recibí de ellos al compartir su música afrocubana conmigo.
El evento atrajo a más de diez mil personas y duró casi cinco horas, desde las diez de la noche hasta las tres de la madrugada, y realmente fue una experiencia memorable. Todavía guardamos grabaciones en cassettes como si fueran tesoros, y hay tantas anécdotas que contar.
Después de esta hermosa locura de festival, los músicos de las tres formaciones nos dirigimos a Rincón Neptuno, la piscina Neptuno, para seguir "descargando" hasta el amanecer. Como bien dijo nuestro querido periodista musical Juan Jesús García, "uno preferiría no tener que contar lo que ocurrió a continuación".
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