Mariana Pineda, víctima de los de siempre
Jaime Tenorio.
Mayo/24.
Para eterna vergüenza (una más) de Granada, el 26 de mayo de 1831, se asesinó con la muerte más ignominiosa, el garrote vil, en esta ciudad, a Mariana Pineda quien, tras haber sido acusa de rebelión contra el orden y el monarca, fue condenada a muerte en un paripé de juicio.
El bello Campo del Triunfo fue el escenario en el que Mariana Pineda, con tan solo 26 años de edad, fue conducida hasta el cadalso, donde, públicamente se la asesinaría por el método de aplicarle el "garrote vil".
Con aquel crimen, las autoridades, no pretende solo castigar a una mujer, quieren, a través del sacrificio de una joven madre, disuadir a los liberales que se oponen al régimen monárquico absolutista de Fernando VII, pero en ella también castigar la participación de la mujer en la vida política y social. Mariana se convertirá en una mártir para los liberales y en un símbolo popular de la lucha contra la falta de libertades desde entonces.
Hija de un capitán de navío de la Armada, que además ostentaba el rango de caballero de la Orden de Calatrava, debido a la muerte de su padre y con una madre desaparecida, Mariana creció tutelada por una pareja que, al parecer la maltrataba y finalmente le robó parte de la herencia legada por su padre.
Quizá estas circunstancias la llevaron a tomar la decisión de contraer matrimonio muy joven y con quince años se desposó con Manuel de Peralta y Valle, un exmilitar once años mayor que ella, y que falleció a los tres años de las nupcias dejando a Mariana con 18 años y dos hijos, José María, y Úrsula María.
Fue en ese periodo de su vida conyugal que comenzó a relacionarse con el ambiente liberal y a abrazar el ideal de libertad que pretendía asesinar el nuevo absolutismo implantado por el rey felón Fernando VII, tras la Guerra de la Independencia con el francés, años aquellos de su matrimonio que coinciden con el Trienio Liberal.
En 1823, ya viuda, ocultó en su casa a varios liberales perseguidos por las fuerzas realistas, una actividad clandestina que la supuso un peligro no solo a ella, también puso en riesgo la vida de sus hijos, por lo que Mariana se vio obligada a abandonar Granada.
A su regreso a la ciudad de la Alhambra, Mariana Pineda intervino muy activamente en la liberación de su primo, Fernando Álvarez de Sotomayor Ramírez, a quien ayudó a escapar de la cárcel donde cumplía condena por haber participado en diversas conspiraciones liberales organizadas por exiliados enemigos del régimen monárquico. Un tiempo en el que mantuvo una relación con el abogado José de la Peña, fruto de la cual nacería su tercer hijo, una niña.
Mariana comienza a ser con demasiada frecuencia el centro de atención de las autoridades y Ramón Pedrosa, alcalde del crimen de la ciudad, empieza a ver demasiadas denuncias contra ella, como la firmada por Romero Tejada, donde la acusa de supuestas conexiones con los "anarquistas" que era la etiqueta con la que los absolutistas se referían a los revolucionarios liberales.
Más grave fue el caso contra Antonio Buriel, quien había estado a las órdenes de Rafael de Riego y ejercía entonces de ayuda de cámara de Mariana, quien fue detenido por Pedrosa, acusado de actuar como mensajero entre los liberales y Mariana, lo que conllevó un confinamiento domiciliario de Pineda.
La investigación en los archivos policiales ha demostrado que la policía granadina estaba convencida de que Mariana Pineda estaba directamente implicada en los preliminares de una insurrección contra la corona del Borbón Fernando VII.
Lo cierto es que las fuerzas realistas estaban advertidas por felones de que el general Torrijos, uno de los liberales había llegado a Gibraltar, desde donde en 1831 intentó tomar la Linea de la Concepción y desde allí marchar sobre Algeciras. Estos movimientos parecían indicar que se estaba preparando un levantamiento en Andalucía que estaría encabezado por Torrijos y por el otro líder liberal, el general Espoz y Mina. incluso se presumía de fecha, el 20 de marzo de 1831. Sin embargo, la policía realista conocía los planes de los insurrectos y lograron desbaratar el intento.
Dos días antes de la fecha prevista para aquel levantamiento Mariana Pineda fue detenida en su casa de Granada.
Fue un 18 de marzo de 1831 cuando, en un registro de su domicilio, los agentes absolutistas encontraron en casa de Mariana Pineda una bandera, que las fuerzas realistas consideraron que estaba destinada a encabezar la movilización del inminente alzamiento contra Fernando VII. Nunca existió certeza de que aquella bandera fuese en efecto bordada por Mariana, incluso son muchas más las sospechas de que la misma hubiese sido introducida en la casa de la Pineda por algún agente fernandino; fuera como fuese, Mariana Pineda, después de un intento de fuga, terminó recluida en la cárcel de mujeres de mala vida del convento de las Arrecogidas Santa María Egipcíaca.
En realidad, y teniendo en cuenta su condición de mujer, parece más cercano a la realidad pensar que los agentes absolutistas no detuvieron a mariana Pineda como integrante de las fuerzas que estaban a punto de alzarse contra la tiranía de la monarquía borbónica, sino más bien como simpatizante de las mismas y con la pretensión de que delatara a los conspiradores, para lo que llegaron a ofrecerle un indulto real, ofrecimiento que la granadina declinó, y aunque no existe constancia de ello, si hay una base sólida que hace sospechar de cierto grado de tortura, incluso sexual por parte del alcalde del crimen, que no logró doblegar a la libertaria, torturas que incluso salieron a relucir en el juicio encubriendo los abusos con un aura de "enamoramiento" de Ramón pedrosa.
La condena de Mariana Pineda estaba dictada desde antes de iniciarse el juicio, el régimen Borbónico quería un escarmiento para los liberales que tanto dolor de cabeza estaban provocando a Su Majestad Fernando VII y la granadina se presentaba como la advertencia ideal, porque si la "Ley" era implacable con aquella joven y orgulolosa madre, fácil era suponer como de implacable resultaría contra los conspiradores.
Es bastante probable que un grupo de liberales granadinos tuviesen algún tipo de operación de rescate preparada para el día de su ejecución, y que estuviese planificada su liberación durante el trayecto que conducía del convento de las Arrecogidas Santa María Egipcíaca, en el que retenida durante todo el proceso y el Campo del Triunfo donde iba a tener lugar la ejecución, sin embargo, por motivos desconocidos el intento de liberación no se llevó a cabo.
Mariana Pineda, ilustre granadina nacida en 1804, una mujer valiente y adelantada a su tiempo, que hoy consideraríamos feminista, liberal y entregada a la causa de la libertad, fue asesinada por el Estado, durante el reinado del rey felón Fernando VII, un 26 de mayo de 1831, a los veintiséis años de edad.
Los enemigos de la libertad, quisieron castigar en las carnes de Mariana Pineda el ideario liberal, lacerar en ellas la lucha contra la tiranía, cercenar las ansias de libertad, pero lograron todo lo contario y aquella mujer que se negó a que le quitasen las ligas para; "no ir al patíbulo con las medias caídas", se convirtió en todo un símbolo de libertad y de la lucha contra el totalitarismo, la injusticia y la desigualdad. Se convirtió en un ensordecedor grito de eso, de... ¡LIBERTAD
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