La "rebolusión" de febrero


Gragorio Duque.

Marzo/25.

 

 

<<Ucrania ha sido destruida y casi siete millones de ucranianos han salido del país. Más de 3600 escuelas y universidades han sido atacadas, obligando a cientos de miles de niños a aprender a distancia.>>

 

 

El conflicto entre Ucrania y la Federación  de Rusia estalló a finales de 2013. A finales de ese año 2013 ya habían pasado casi 22 años desde la independencia ucraniana tras la disolución de la Unión Soviética, pero sus lazos con Moscú eran todavía muy fuertes, debido a que desde 2010 estaba en el poder Víktor Yanukovich, un político del Donbass con fuerte influencia de la esfera rusa y de Vladimir Putin. Sin embargo, el descontento hacia él, especialmente entre la población más nacionalista ucraniana y europeista era muy fuerte debido a la constante y creciente corrupción. Descontento que fue aumentando  y acabó estallando cuando Yanukovich -después de haber anunciado un acuerdo de cooperación con la Unión Europea- decidió retractarse del mismo tras una visita en Rusia. 

Las protestas en Kiev y en las ciudades occidentales ucranianas -las que más en contra estaban de Yanukovich y Moscú- aumentaron y tomaron fuerza durante semanas a partir de diciembre de 2013, especialmente ante la negativa del Gobierno a ceder. La represión policial que se usó contra los manifestantes, quienes exigían un acercamiento a Bruselas, lucha contra la corrupción e independencia de las decisiones del Kremlin fue brutal: a principios de 2014 se produjeron los incidentes más graves y el 20 de febrero —conocido como el “jueves negro”— murieron 60 manifestantes. Ante la presión social, Víctor Yanukóvich decidió escapar a Rusia sin llegar a dimitir de sus cargos. Solo un mes después de la fuga del líder del partido de las Regiones, Putin ordenó la invasión de Crimea —el comienzo de la Guerra del Donbás—, acción militar que fue el germen de la invasión de 2022. Yanukóvich fue inhabilitado oficialmente en 2015 y condenado a varios años de cárcel por delitos de alta traición por suspender el proceso que iba a llevar a la firma del acuerdo de asociación con la Unión Europea, generando un movimiento popular denominado «revolución de la dignidad» (Euromaidán). El 22 de febrero de 2014, Víctor Yanukóvich  abandonó Kiev con rumbo desconocido. Ese mismo día el parlamento lo destituyó por dejación de sus funciones. El político ucraniano apareció una semana después en Rusia, acogido por el gobierno de Vladímir Putin.

Viktor Yanukovich, expresidente de Ucrania, un hombnre muy próximo a Putin.

Ahora que hemos visto, oído y leído que el emperador rubio ha calificado al mandatario ucraniano de dictador, me parece conveniente recordar al amigo y asilado de Vladimir: tras la disolución de la Unión Soviética, Yanukóvich comenzó a tener un importante papel en Ucrania, primero como gobernador de la óblast (región/provincia) de Donetsk y luego como primer ministro del país en dos mandatos. Ya en esa época este político estuvo involucrado en duros enfrentamientos contra Víktor Yúshchenko primero y luego contra Yulia Timoshenko, su rival en las urnas y líder de la Revolución Naranja, a la que encarceló al poco tiempo de ocupar el puesto de presidente de Ucrania. A partir de ese momento, Yanukóvich emprendió un proceso de acercamiento a Rusia que chocaba con el movimiento nacionalista que agitaba las calles de esta nación europea. En marzo de 2012 el destino de Ucrania pudo haber tomado un cariz distinto, el acuerdo del estatuto de asociación con la Unión Europea se aplazó al exigir la UE la liberación de Timoshenko y del resto de presos políticos. En noviembre de 2013 las negociaciones para ser parte de la comunidad europea se rompieron definitivamente y los disturbios se agudizaron por todo el país.

En Crimea, pocos días después de la salida del odiado Yanukóvich, soldados rusos encapuchados y sin distintivos tomaron el control de todos los puntos estratégicos de la región el 27 de febrero, organizándose el 16 de marzo de 2014 un «referéndum» de independencia y de unificación con la Federación de Rusia, anexión no ha sido reconocida por la comunidad internacional. Al mismo tiempo empezó una operación de desestabilización en el este de Ucrania. En mayo de 2014, grupos armados sin distintivos bajo control ruso empezaron a dar apoyo a manifestantes que llamaban a la independencia de estas regiones. El 11 de mayo, las entidades de facto de la «República Popular de Donetsk» (RPD) y de la «República Popular de Luhansk» (RPL) proclamaron su independencia tras sendos «referendos». Dichas votaciones, organizadas fuera del marco fijado por la legislación ucraniana y salpicadas por muchas irregularidades, son consideradas ilegales por Ucrania y la comunidad internacional no las reconoce (tampoco lo hace la Federación de Rusia).

En junio de 2014 se entablaron negociaciones diplomáticas. Las conmemoraciones del Desembarco del 6 de junio de 1944 permitieron abrir unos contactos diplomáticos entre los presidentes de Ucrania y de Rusia, bajo los auspicios del presidente de la República Francesa y de la canciller de la República Federal de Alemania, en un formato llamado «Normandía» o «N4».

También se entablaron negociaciones en Minsk en el Grupo de Contacto Trilateral, compuesto por representantes de Ucrania y de Rusia, con la mediación de la presidencia de turno en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), dando cabida a los separatistas (representantes de «algunas regiones de los oblasts de Luhansk y Donetsk») en cuatro grupos de trabajo. El 5 de septiembre, las partes presentes en el Grupo de Contacto Trilateral firmaron el Protocolo de Minsk: trece medidas relacionadas con la seguridad y la política dirigidas a poner fin al conflicto. Los días 11 y 12 de febrero de 2015, la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno se reunió en Minsk en formato Normandía. Las partes del Grupo de Contacto Trilateral firmaron el Conjunto de Medidas para la Aplicación de los Acuerdos de Minsk (Minsk II),  que estableció las fases operacionales para implementar el citado Protocolo, con el objetivo de lograr que la situación de seguridad en el terreno y el proceso político avanzara conjuntamente sin condiciones previas. El objetivo era que las zonas controladas por los separatistas pudieran reincorporarse al Estado soberano ucraniano en el contexto de una organización descentralizada. La resolución 2202 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adoptada el 17 de febrero de 2015, hizo suyo el conjunto de medidas y exhortó a su íntegra aplicación.

En 2019, Volodímir Zelenski salió elegido presidente de Ucrania, recabando más del 73% de los votos, convirtiendo la resolución del conflicto en la prioridad de su mandato. Tras salir elegido,  el alto el fuego dictaminado el 21 de julio de 2019 consiguió rebajar la violencia como nunca, se reconstruyó el puente de Stanitsa-Luhanska, mejorando así el tránsito de los civiles en la línea de contacto, consiguió que se produjeran 2 intercambios de prisioneros relacionados con el conflicto permitieron liberar a 239 personas mayores a ambos lado, junto a otras medidas de consolidación del alto el fuego entraron en vigor el 27 de julio de 2020.

Una década ya de la huida del expresidente Viktor Yanukovich y el final del Maidán, y tres años de invasión rusa desde que decidió acabar con los nazis ucranianos a base de bombardear y masacrar viviendas y civiles. Hasta febrero de 2025 se ha confirmado la muerte de más de 12.600 civiles y más de 29.000 heridos, entre las víctimas hay al menos 2400 niños. Más del 10% de las viviendas de Ucrania han sido dañadas o destruidas, dejando al menos a dos millones de familias sin un refugio adecuado. Toda una generación de ucranianos está creciendo en tiempos de guerra”. Los constantes ataques a las infraestructuras están agravando la crisis, pues más del 60% de la capacidad energética de Ucrania ha sido destruida y casi siete millones de ucranianos han salido del país. Más de 3600 escuelas y universidades han sido atacadas, obligando a cientos de miles de niños a aprender a distancia.

Volodímir Zelenski salió elegido presidente de Ucrania, recabando más del 73% de los votos.

Y Zelensky pese a haber sido elegido elegido por el 73% de los votantes, es calificado de nazi por un asesino invasor y de dictador por un supremacista que pataleó por su derrota e incitó la entrada violenta al Capitolio. Un presidente que le niega al Estado invadido sentarse a la mesa, señala que Rusia y Putin se están comportando bien. Un pronazi  condenado culpable por 34 delitos graves relacionados todos con la falsificación de registros para encubrir el pago a la actriz porno Stormy Daniels es el que, portafirmas en mano, le exige a Ucrania como garantía de seguridad el venderle las tierras raras a precio de fango. Un país que no podrá entrar en la OTAN por el veto de estos dos demócratas, y que tendrá que cambiar posiblemente el concepto de soberanía a nivel internacional, cambiando cascos azules por agentes inmobiliarios o de fondos de inversión.

Pero, ¿qué se puede esperar del moñudo putañero, si ya en agosto de 2023 un jurado investigador en Atlanta lo acusó junto a 18 personas más de intentar revertir los resultados de las elecciones de 2020 en Georgia, estado clave en la victoria de Biden?  La investigación, liderada por la fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis, ha destapado algunos de los intentos más evidentes y coordinados de Trump y sus aliados para socavar la integridad del proceso electoral. El caso es particularmente relevante porque se basa en leyes estatales de Georgia lo que implica que Trump como presidente no podrá perdonarse a sí mismo ni a sus aliados de ninguna condena de la ley estatal, ni podrá desestimar a los fiscales del condado de Fulton que presentaron los cargos.

Donald Trump un supremacista que pataleó por su derrota e incitó la entrada violenta al Capitolio, y ha sido imputado con un total de 13 cargos, entre los que destaca una acusación bajo la Ley RICO de Georgia

Trump ha sido imputado con un total de 13 cargos, entre los que destaca una acusación bajo la Ley RICO de Georgia (Ley de Organizaciones Corruptas Influenciadas por Mafiosos), una normativa que se suele aplicar en casos de crimen organizado. Además, se le acusa de solicitar la violación del juramento a funcionarios, conspirar para presentar documentos falsos y hacer declaraciones fraudulentas. Entre las pruebas más comprometedoras se encuentra una llamada telefónica del 2 de enero de 2021, en la que Trump instó al secretario de Estado de Georgia,  Brad Raffensperger, a "encontrar" los votos necesarios para revertir su derrota en el estado. También se incluyen mensajes de texto, videos de vigilancia y otros documentos que, según los fiscales, evidencian un esfuerzo coordinado para manipular el resultado electoral.  El 5 de junio de 2024, un tribunal de apelaciones de Georgia suspendió el caso indefinidamente para resolver si la fiscal Willis debería ser descalificada, añadiendo más incertidumbre a un proceso que sigue bajo el escrutinio público.

El 19 de febrero de 2025, Trump ordenó el despido de todos los fiscales federales que queden de la Administración del demócrata Joe Biden(2021-2025), dado que “ese gabinete se vio politizado como nunca antes” y que la edad de oro de los Estados Unidos ha de comenzar con un sistema judicial justo, debiendo entender por tal el perdonar a los nazis que asaltaron y causaron muertes en el Capitolio, a sus fraudes o a sus putiferios.

Pero el malo seguirá siendo Zelensky, y la Unión Europea, que no hace sino joder desde su creación a los EEUU, y los buenos son Donaldo y Vladimiro, sin que pueda sorprendernos la fidelidad y sumisión a estos sátrapas de personajes como Santiago Abascal, Javier Milei,  Nicolás Maduro,  Kim Jong-un, Díaz – Canel, Calin Georgescu, Orbán, Le Pen, Salvini o Geert Wilders.  Ni tampoco veo llamamiento alguno a reforzar la democracia cuando haciendo uso de la misma, se reúne en este mes de febrero en Madrid, gente que dice ser patriotas por Europa pretenda hacer una “reconquista” para cargarse esa UE a la que tanto odian el invasor y el emperador putero. Sirvan las palabras de Matteo Salvini en su intervención para advertir la que se nos viene encima, además de cuestionar la Corte Penal Internacional o detener la financiación a la OMS:  "Hace falta una revolución democrática. Se necesita un cambio. Este cambio mira a Estados Unidos, donde Trump, en pocos días, ha demostrado que esta revolución del sentido común es posible"

Según Donald Trump, la Unión Europea no hace sino joder desde su creación a los EEUU,

Por su parte, Juana María del Palo, en su intervención, señaló que la UE estaba en shock. Yo no sé ustedes, pero un servidor por una vez comparte lo dicho por la lideresa francesa, pero no ya por Ucrania, porque, pese a todo, en tres años me he acostumbrado a las salvajadas putinescas. Lo que me ha dejado realmente en shock ha sido ver el moñudo, en su primera reunión en la Casa Blanca, en la que dijo que no hacíamos sino joder, antes de su loca homilía ordenó rezar al gobierno en peso, incluido Elon, del que hablaré otro mes, si Trump, Vladimiro, Elon (y un poquito Dios),quieren.

 

(Créditos, a quien corresponda)


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