La matanza de Badajoz.


Jaime tenorio.

Agosto/24.

 

En agosto de 1936 las tropas fascistas que se han sublevado contra la legitimidad republicana, al mando del fascista traidor coronel Juan Yagüe Blanco, un eficaz asesino sin ningún escrúpulo que avanza por tierras extremeñas como guadaña en entre la broza, entran en Badajoz sin encontrar resistencia entre una población desarmada.

 

Aquel mes de agosto de 1936, tuvo lugar uno de los crímenes de guerra más execrables del franquismo. El trágico episodio de nuestra historia conocido como "La Matanza de Badajoz", uno de los hechos más inhumanos y cobardes de los innumerables actos de vileza cometidos por los sicarios fascistas durante nuestra última contienda civil, uno de los muchos que los herederos de aquel régimen asesino, corrupto y desalmado quieren volver a enterrar hoy derogando las leyes que nos permiten recuperar nuestra memoria de un pasado no tan lejano, pero que han sido relegados al grado de amnesia en constitucional decreto por este régimen del 78, tan demócrata y de plenas y consolidadas libertades.

Las tropas fascistas al mando del traidor genocida teniente coronel Juan Yagüe Blanco, entraron en Badajoz a sangre y fuego, a pesar de que no había tropas republicanas ni encontraron resistencia alguna por parte de una población desarmada. Tras las tropas fascistas iba, a modo de “camión de la limpieza”,  la “Columna de la Muerte”, una horda de asesinos falangistas que llegaban deteniendo y masacrando a todo aquel que se les antojaba.

Aquellos pacenses que, tras tropezar con uno de esos escuadrones de hampones no resultaron asesinados en plena calle, fueron conducidos secuestrados hasta la plaza de toros de la ciudad, donde el traidor genocida Yagüe había ordenado que se concentrase a los prisioneros de las hordas fascistas, en cumplimiento de los planes de exterminio de cualquier español sospechoso de ser republicano, pergeñados por el traidor fascista Francisco Franco, que estaba dispuesto, y lo hizo, a llevar a cabo el planificado genocidio de miles de españoles que creían en la libertad.

Los genocidas Francisco Franco y Juan yagüe

Los sangrientos sucesos de Badajoz comenzaron la madrugada del 14 al 15 de agosto de 1936, cuando aquellos matones a las órdenes del genocida traidor fascista procedieron a asesinar a más de cuatro mil españoles desarmados, la mitad de ellos engrilletados, que estaban recluidos en el coso de la plaza de toros de Badajoz. Un crimen de guerra que desde los fascistas siempre han justificado como necesario debido a la premura del avance faccioso sobre Extremadura, una justificación que no se sostiene porque precisamente aquellos hombres estaban ya presos y desarmados, recluidos en un recinto cerrado y fácil de vigilar con pocos hombres, además existen las declaraciones, muy posteriores a la guerra, de algunos de los mandos intermedios de las columnas del asesino Yagüe, que aseguran que la decisión se tomó como advertencia y cobrada venganza sobre los jornaleros extremeños que pocos meses antes de desencadenarse la guerra civil a consecuencia del fracaso del golpe de estado auspiciado por los traidores generale facciosos, habían ocupado y expropiado algunos de los mayores latifundios de España, un atrevimiento que los terratenientes después se cobraron en la vida de todos aquellos "rojos" indefensos a merced del carnicero de Badajoz.

La plaza de toros de Badajoz, fue utilizada por los traidores fascistas primero para "almacenar" a los prisioneros republicanos, toda población civil, y más tarde como matadero de esa misma población por los asesinos falangistas, serviles sicarios del carnicero Yagüe.

Más de 4.000 personas fueron asesinadas aquella madrugada de agosto, aunque no hay una certeza respecto al número de víctimas de la barbarie fascista y su insaciable sed de sangre inocente, ya que existen numerosas víctimas de cuya muerte no ha quedado huella alguna; fueron detenidas ilegalmente, asesinadas y enterradas, por lo general en fosas anónimas abiertas por sus asesinos en los cementerios, o Heras cercanas a las poblaciones donde perpetraban sus fechorías unos matones a los que genocidas sin escrúpulos entregaron una carta blanca para matar, y a matar se entregaron con aplicada voluntad.
Es posible que Badajoz sea la ciudad española en la que, en relación con su población, un mayor número de personas fueran asesinadas por los golpistas sublevados contra la legitimidad republicana. por aquellos traidores fascistas sedientos de sangre que ocultaban la vileza de sus actos y sus innatos instintos asesinos tras una bandera y un concepto de patria en el que en realidad no creían, pero les servía para matar "legalmente".

El cementerio de San Juan, y otros lugares de la ciudad, pertenecen a la historia silenciada y oculta de España, como ubicaciones donde fueron asesinadas miles personas cuyos cuerpos fueron arrojados a fosas comunes (muchos de ellos incinerados), unos hechos de los que existe amplia documentación gráfica, gracias al periodista francés René Brut, que, jugándose la vida, fue capaz de documentar la masacre y cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, a modo de trágico y macabro adelanto de lo que estaba por llegar, al permitir el auge del nocivo fascismo en Europa, tal y como se está permitiendo de nuevo hoy.

Las tropas traidoras fascistas entraron en Badajoz sin encontrar resistencia entre una población que, desarmada, se rendía. 

Gracias al periodista francés René Brut, el mundo supo del crimen de guerra perpetrado por los traidores fascistas en Badajoz.

La imagen que presentaba la plaza de toros de Badajoz después de que un puñado de matones falangistas asesinaran cobardemente a más de 4.000 personas.

El teniente coronel Juan Yagüe Blanco, ·el carnicero de Badajoz", el traidor fascista responsable del que quizá sea el crimen de guerra más execrable de cuantos perpetraron los sicarios franquistas durante la última Guerra Civil de España.

Francisco Franco, el genocida que ensangrentó España durante cuarenta años, y que planeó y perpetró el aniquilamiento miles de españoles utilizados por el asesino para establecer un régimen de terror e incontestable, apoyándose en sicarios como Yagüe.


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