La legalización del Partido Comunista de España
Jaime Tenorio
Abril/24.
Después se haber sido aprobada en las Cortes Generales, aún franquistas (dado su carácter de constituidas, pero no constituyentes, en un matiz importantísimo que nunca cuando se trata este periodo de nuestra historia se menciona), la ley para Reforma Política presentada por el Ejecutivo de Adolfo Suárez, el presidente decide la legalización del Partido Comunista de España el 9 de abril de 1977.
Uno de los acontecimientos más destacables del mes del mes de abril será para siempre el de nuestra reciente historia cuando en la incipiente España democrática, tras el régimen genocida fascista de Franco, el PCE fue legalizado, y los españoles comenzaron a pensar que eso de la democracia iba en serio.
En diciembre de 1975 el rey Juan Carlos I trasladó a Santiago Carrillo, líder del Partido Comunista de España, su intención de enterrar al régimen genocida del traidor fascista Francisco Franco, el sátrapa asesino que durante cuatro décadas ensangrentó España, así como su compromiso para abrir el país a la democracia. En su mensaje, el rey le pedía al líder comunista paciencia, y el fin de los ataques a la monarquía. El PCE, que hasta entonces seguía impulsando una <<ruptura democrática>>, decisión que se adoptó en 1965 en el VII Congreso del PCE y en la que se desarrolla la idea del avance hacia el socialismo por una vía pacífica, parlamentaria y adecuada a los rasgos específicos de España, apostando por el no alineamiento en el plano internacional.
Sin embargo, el rumbo de la organización cambió en 1976 y ya en el comité ejecutivo de enero de aquel año se dejaban a un lado las críticas a un rey sucesor del dictador por designación de este.
Más tarde, en febrero de 1977 el PCE presentó la documentación necesaria para ser incluido en el Registro de Asociaciones y Partidos Políticos.
Después estar perseguido y tener que moverse en la clandestinidad durante los cuarenta años de dictadura franquista, el 9 de abril de 1977, el gobierno de España anunciaba, aprovechando que los españoles estaban de vacaciones (sobre todo los generales) y abrigado en la recién aprobada ley para Reforma Política presentada por el Ejecutivo de Adolfo Suárez, la legalización del Partido Comunista de España; un anuncio que se vería correspondido seis días después por la dirección del partido que hacía publica su aceptación del régimen monárquico y la bandera rojigualda, como la enseña nacional en lugar de la legítima tricolor de la II República. Desde ese momento podía presentarse a las elecciones, las primeras libres en más de cuatro décadas, con Santiago Carrillo como candidato a presidente del gobierno.
En noviembre de ese mismo año, Carrillo anunció en Washington, a donde había viajado para dar unas conferencias en en la universidad de Yale, que el PCE renunciaba al marxismo-leninismo, y ya en 978, en el IX Congreso del PCE, el primero que tenía lugar en España desde 1932, Santiago Carrillo fue reelegido como secretario general, y la mítica Dolores Ibárruri (Pasionaria) resultó designada presidenta del partido.
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