Iluminados por la COPE
Verá usted, Pérez de mis desvelos. Ando perplejo al observar que en todos aquellos pueblos donde ustedes, los Pérez del mundo han decidido poner sus vidas de ustedes, las de sus hijos de ustedes y las de quienes no somos culpables de su estupidez de ustedes, en manos de histriónicos y esperpénticos personajes completamente desquiciados y abandonados a sus traumas, y mi perplejidad se debe a que me andan ustedes un pelín bastante molestos con esos orates de liliputiense intelecto, prófugos de la razón y huérfanos de empatía y sentido común, en cuya locura han delegado el gobierno de los pueblos de todos.
Está claro que, si en el mundo tenemos que padecer el nauseabundo hedor de boñigas como Meloni, Milei, Orbán, Abascal o Ayuso, entre otra multitud de esquizofrénicas malformaciones sociales, se debe a que ustedes, los Pérez, son más. Abundan los Pérez en el planeta, y una de las numerosas lecciones que nos regala la historia es la que nos enseña que cuando la estupidez reina, la razón anda en mazmorras.
Estados Unidos no es diferente en la abundancia de Pérez, al resto del mundo, es más, el componente religioso de la sociedad estadounidense mucho más profundo y sincero que el de los españoles, por ejemplo, inoculada con un mccarniano y demagogo cretinismo que raya el fanatismo, hace que la sociedad estadounidense, desde que se inventó el timo del cristianismo, esté instalada en el integrismo más visceral, agradeciendo constantemente al presunto Dios todo lo bueno que les sucede, sin dejar nada para el designio de los hombres o a la meritoria labor de alguno de estos, mientras que acusan de todo lo malo que padecen, al comunismo y los inmigrantes, convirtiendo al estadounidense medio, sobre todo al del medio rural, en un talibán rasurado y que vota cada cuatro años iluminado por Dios, o sea la FOX.
Los estadounidenses, sobre todo los estadounidenses del medio rural, han votado por un orate con evidentes signos de esquizofrenia, delirios y desórdenes mentales que al grito de “América primero”, se ha puesto a joder a los americanos primero, empezando por los estadounidenses, sobre todo los estadounidenses del medio rural, granjeros, agricultores, mecánicos, ganaderos, hosteleros, dependientes de almacenes de todo tipo de suministros, vendedores de coches usados...

Unos paletos estadounidenses que votaron al demente Trump porque el demente Trump les aseguró, como en Europa lo aseguran Orbán, o Meloni, y en España así lo asevera el demente Abascal, que el culpable de todos sus males es el inmigrante, casi en exclusiva, habida cuenta de que ya el comunismo solo existe en Cuba y esos desde hace hace 70 años están siendo asfixiados por la bota del imperio, y en Corea del Norte, que tampoco cuenta porque tiene el artilugio nuclear y con ellos no nos vamos a meter. Por tanto, la solución a todos los problemas y la receta de la panacea de la absoluta felicidad pasa por deportar al enemigo interior, a todos los inmigrantes que remotamente puedan caminar sin papeles, además de acosar a quienes los tienen, y de paso, también, a gais, lesbianas, negros, albinos, aficionados del Betis...y cualquiera un pelín alejado del estándar ario, que en Europa encarnan Orbán o Abascal, por no mencionarles al ideal ario por excelencia Ignacio Garriga; de modo que al final solo quede un Estados Unidos blanco blanquísimo anglosajón y protestante como mandan los padres fundadores, casi todos menguados puritanos.
No obstante, Pérez, resulta que ahora los Pérez de Estados Unidos han reparado en un pequeño fallo en la lógica trumpista, un nimio error de cálculo que los lleva directamente a la ruina y por eso ahora, cuando el desquiciado Trump lleva apenas cuatro meses en un cargo que ya no está dispuesto a abandonar y pretende legar, a modo de emperador, a su hijo, que, por las maneras, modos y ademanes con los que se desenvuelve, parece que está tan pirado como su papá, ya se están arrepintiendo de haber votado lo que les inspiró la FOX.

Leo en la prensa estadounidense, sobre todo en la prensa estadounidense rural, que las deportaciones masivas de Trump han comenzado a afectar al sector primario en alimentación, porque todos esos granjeros, ganaderos, y agricultores que contrataban a Osvaldo Jesse Jeans Zambrano, para que se deslomase en los campos, granjas y corrales durante diez horas diarias por 25$ la hora, ahora no encuentra a quien le curre por menos de 40$/H, porque, aquellos que tienen pasaporte en regla y en vigor, no se dejan explotar, asistidos como están de todos sus derechos, y eso está muy bien y así debe de ser. Naturalmente el ario estadounidense no se rebaja a realizar ese tipo trabajos, porque eso es cosa de gente morena, y ellos son altos rubios y de cuadrada mandíbula, universitarios, ejecutivos, y esclavos de Wall Street, que se follan, cuando los dejan, como al común de los mortales, a la insulsa Barbie.
Como resulta que Osvaldo Jesse Jeans Zambrano ya no va al rancho de Mr. Cartwright para ser explotado, tampoco acude al taller mecánico de Joe para reparar la enésima avería de su camioneta Chevrolet usada, ni consume recambios o cualquier otro producto de los comercios de cualquiera de las dakotas, porque Osvaldo es que no está, porque lo cazó la SS trumpista en las calles de Yankton, de madrugada, cuando salía del Sant Eliot de tomarse una birra con su colega Richard Alfredo Buendía, y a los dos los subieron esa misma mañana a un avión con destino al El Salvador, donde Bukele, otro perfecto prototipo de espécimen ario, los ha acogido con el cariño habitual con el que las élites acogen a los pobres.
Y de ahí mi perplejidad, Pérez. Cuando el tullido mental de Trump hablaba de deportaciones. ¿A qué pensaban los Pérez de Estados Unidos que se refería? ¿A los cheyenes que aún tienen recluidos en reservas? ¿De verdad nunca imaginaron que Osvaldo Jesse Jeans y Richard Alfredo, sus trabajadores explotados, y gracias a los que el ciudadano medio, sobre todo el del medio rural, de estados Unidos vive muy desahogadamente, serían los primeros en ser deportados?
Mire, Pérez, olvide usted la chorrada esa de los Derechos Humanos, la moral, el ideal de justicia y solidaridad, los sermones hipócritas del cura en la homilía dominical, y piense usted como un fascista; sea egoísta, racista, explotador, esclavista, violento, irascible y ladrón, rasgos marcados entre el resto de la escatológica condición que lo adorna, pero piense como un fascista que piensa y pregúntese qué ocurrirá cuando, por su mala cabeza y estupidez, en España nos veamos sometidos a un gobierno de pigmeos mentales, mediocres podridos en traumas de infancia, yonquis de la farlopa y el dinero, en manos de gente como Ayuso, Abascal y Garriga, perla de la aria pureza, y, además de dejarlo a usted sin sanidad pública y sin pensión, como Milei a los argentinos, comiencen a deportar a todos nuestros inmigrantes explotados por la magnífica clase empresarial española.
¿Quién le va a limpiar el culo a nuestros abuelos (si Ayuso ha dejado alguno) y a nuestros enfermos? ¿Quién se meterá bajo los plásticos de Almería por 10€/H para recoger nuestros tomates? ¿Quién limpiará nuestros edificios? ¿Quién recogerá nuestra basura?
¿Usted, Pérez? ¿La yaya Quintana, don Carlos, Vito, Inda, Iker, o cualquier otra de las innumerables furcias mediáticas que los fascistas pagan con nuestros dineros para mantenerlo a usted en la inopia y morando en la más absoluta idiotez?
¿Ha escuchado usted alguna vez eso de: “Cuando las barbas de tu vecino ...”?
Piense, Pérez, piense. Porque, que usted sea un asqueroso fascista, es un problema menor, el problema mayestático es que, muy probablemente lo es porque no piensa usted, y eso que pensar es gratis, y a la hora de votar prefiere que lo ilumine Dios. O sea, la COPE.
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