Se cumplen 50 años del otro 11S
Jaime Tenorio.
Septiembre/23.
El golpe de estado militar perpetrado por el General Pinochet sumió a Chile en un estado de terror fascista durante casi dos décadas, con miles de ciudadanos asesinados por los traidores, y otros muchos miles “desaparecidos”, la mayoría de ellos al ser arrojados vivos desde los aviones fascistas al mar.
Vivimos en septiembre la tragedia de las Torres Gemelas de Nueva York, acontecida el 11 de septiembre de 2001, un luctuoso acontecimiento al que todos los medios del mundo harán mención, serán pocos en cambio los que recuerden otro 11S, aquel que vivieron los chilenos entre el infernal ruido de las armas asesinando chilenos en un golpe de estado fascista perpetrado por el traidor Augusto Pinochet, que al mando de otros militares traidores a su patria y siguiendo las directrices impartidas desde Washington depusieron por las armas al legítimo presidente Salvador Allende, que murió defendiendo la legitimidad de su gobierno defendiendo la sede del ejecutivo chileno, El Palacio de la moneda de los obuses de los tanques a las órdenes de los traidores y los bombardeos de los pilotos de las fuerzas aéreas que apoyaban a estos.
El golpe de estado militar perpetrado por el General Pinochet sumió a Chile en un estado de terror fascista durante casi dos décadas, con miles de ciudadanos asesinados por los traidores, y otros muchos miles “desaparecidos”, la mayoría de ellos al ser arrojados vivos desde los aviones fascistas al mar.
Aquel golpe auspiciado y financiado por la CIA, siguiendo las instrucciones recibidas de su presidente Richard Nixon, quien presionado por su secretario de estado Henry Kissinger, ordenó derribar el gobierno de Allende por considerarlo procomunista, dada la acción política del ejecutivo chileno que pretendía nacionalizar las minas de mineral, todas en manos de compañías estadounidenses que explotaban los yacimientos sin dejar en Chile ni las migajas de las riquezas de las que era expoliado.
Se cumplen este 2023 los 50 años de aquel golpe de estado fascista que ensangrentó y empobreció Chile. Un país que sin hacer alarde de su transición si ha sabido pasar de un régimen genocida a un estado democrático, sin dejar en la impunidad los crímenes de los asesinos.
Nos queda tanto que aprender...
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