El mes de los muertos

Jaime Tenorio.

Noviembre/23.

 

Es el mes de noviembre por costumbre y antonomasia, "el mes de los muertos". Por costumbre por aquello de la conmemoración católica del Día de todos los Santos y el de los Files Difuntos, en la tradición cristiana, y desde hace más de mil años, y por capricho de un abad, un tal Odilón de Cluny.

 

 

 

Como si quisiera hacerse merecedor de la etiqueta mortuoria que le hemos endosado, en noviembre la parca ha sacado a bailar a numerosos compatriotas de cierta alcurnia y abolengo, alguno de los cuales (todos no que es muy cansado) vamos a repasar en esta sección de historia:

 

Naturalmente en este panteón reducido de ilustres muertos hispanos no podemos dejar en el olvido a la más famosa de nuestras reinas, emblema patrio y modelo de mujer hispana a la que es de extrañar que los de patriotas no hayan pedido su canonización hace siglos. Me refiero a Isabel I de Castilla, la reina católica que se fue a ver a su Dios para contarle sus cuitas en persona un 26 de noviembre de 1504.

Aquel óbito aconteció en Medina del Campo, y la soberana que contaba 53 años, tuvo tiempo de despedirse de su esposo Fernando de Aragón y de sus confesores, siendo considerada por algunos la más importante de los soberanos hispanos, por ser impulsora y concluir después, el periodo mal llamado de "reconquista", al hacerse con el último reino musulmán que quedaba en la Península Ibérica, Granada, en 1492.
Quinientos años después, su figura sería prostituida, cuando, tanto su imagen, como sus símbolos, fueron usurpados por la dictadura fascista del genocida Francisco Franco, buscando en la historia una legitimidad ante el pueblo español que ni tenía, ni le correspondía, intentando asimilar su "cruzada" contra la república, a la que los reyes medievales mantuvieron contra el poderío musulmán.

Y lo peor es que la jugada les salió bien a aquellos traidores.

El día 1 de noviembre de 1700, fallecía en Madrid, Carlos II, de España, el último monarca de la dinastía de los Austrias. Fue hijo de Felipe IV y de Mariana de Austria, al morir sin descendencia, a pesar de haber contraído dos veces matrimonio, se desencadenó lo que se puede considerar la I guerra mundial, cuando franceses, austriacos y británicos se enzarzaron en feroz contienda para hacerse con una porción del inmenso imperio español que, según el testamento del rey debía ser heredado por Felipe de Anjou, pero como eso no era plato del gusto de británicos y holandeses, que apoyaron desde un primer momento las injustificada aspiración al trono de España del archiduque Carlos de Austria, lo que desencadenó la guerra.
A pesar de que Carlos II ha pasado a la historia como un rey enfermo e incapaz, apodado "el hechizado" y se le hace cargar con la culpa de iniciar la ruina del imperio hispano, lo cierto es que a pesar de que, en efecto, el rey era un hombre débil y enfermo (murió con 35 años), muy afectado por la endogamia, esta es una acusación falsa que empezó a hacer correr su sucesor, Felipe V, el primer Borbón, que fue quien realmente comienza a erosionar los cimientos imperiales.

Carlos fue un rey incapaz, ciertamente, pero consciente de su incapacidad, supo rodearse de buenos consejeros y ministros que suplieron con creces sus deficiencias y gracias a ello logró mantener a salvo e intacto durante su corto reinado el legado recibido, llegando incluso a emprender acciones impositivas impensables hasta entonces, como la obligación de pagar impuestos a los nobles, e intentó, sin lograrlo, un distanciamiento de la otra rémora secular de España, la Iglesia Católica, cáncer crónico de nuestra nación.

Con respecto a la historia moderna, los muertos más célebres de nuestro país que fueron a presentar sus respetos a su Dios en persona son dos hombres que en vida, a pesar de tener un fin común y un común ideal, fueron antipáticos entre sí y nunca se pudo decir que se tuvieran afecto, nunca pasaron del soportarse, dentro de un mutuo desprecio.

Un 20 de noviembre de 1975, tras 40 años de régimen ilegitimo y criminal moría tan ricamente en su cama, el genocida Francisco Franco.

En realidad, según todos los indicios, parce ser que la fecha de su fallecimiento fue falseada, como tantas otras cosas en aquel régimen criminal y corrupto, y que el óbito del traidor asesino se produjo al menos dos días antes de lo que nos narra la historia, pero los próceres del franquismo decidieron posponer el anuncio de su muerte para hacerlo coincidir con el aniversario de la muerte de Jose Antonio Primo de Rivera, ideólogo fascista y fundador de Falange.

También hay quien apunta (seguramente con bastante tino) que el anuncio de la muerte del sátrapa asesino se pospuso con el ánimo de poner a salvo no pocas fortunas, por si tras su muerte se hacía inevitable un régimen democrático de verdad que acabara con sus privilegios. No fue así, y dos días después de la muerte del genocida, su heredero Juan Carlos de Borbón, se coronaba rey de España, perpetuando el régimen.

Francisco Franco, tuvo un sepelio militar, frente al Palacio Real de Madrid, como último honor al dictador que más tarde trasladado al Valle de los Caídos, el megalómano mausoleo construido por esclavos republicanos y ser enterrado.

Un 20 de noviembre de 1936, fue fusilado en la prisión de Alicante José Antonio primo de Rivera, hijo de Miguel primo de Rivera, el general golpista que se alzó con el poder en España entre los años 1923 y 1930, su hijo heredó de papá el gusto por el autoritarismo y la alergia a los derechos sociales, por eso fundó Falange emulando las organizaciones fascistas italianas ideadas por Mussolini de quien era un profundo admirador y al que soñaba con imitar en España, convirtiéndose en el padre del fascino hispano y aspirando a crear un estado fascista del que él sería el "duce".

El "duce" de España fue detenido el 14 de marzo de 1936, por ser considerado el responsable de los graves atentados terroristas con los que Falange estaba desestabilizando el país tras la victoria en las elecciones generales de febrero del Frente Popular, el bloque de izquierdas que logró desplazar del poder a la alianza de derechas. Una victoria progresista que desencadenó el golpe de estado fascista que, al fracasar, originó la Guerra Civil Española.

Tras desencadenarse el conflicto bélico, las autoridades republicanas condenaron a Primo de Rivera por conspiración y rebelión, sentenciado a pena de muerte, fue fusilado en el patio de la prisión

Tras la muerte del genocida,  Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón, que pasará a la historia como Juan Carlos I, era coronado rey de España, por las Cortes franquistas, tal y como dejó sentenciado aquel traidor genocida, que en 1947 promulgó la Ley de Sucesión a Jefatura del Estado, (quinta de las ocho Leyes Fundamentales que organizaban los poderes del Estado español durante el franquismo) y que dejaba establecido que España volvería a ser un reino tras su muerte (la de Franco), así como que el jefe de Estado sería propuesto por el propio genocida, como sucesor y a título de rey o de regente del reino y en virtud de ello, el asesino dictador designó sucesor suyo a título de rey a Juan Carlos, en 1969, con la aprobación, como se establecía en la ley, de las Cortes Españolas, (Cortes designadas a dedo por un sátrapa genocida que encabezó un régimen traidor, ilegítimo y criminal) que nos legaron, para nuestro solaz y disfrute, no solo un maravilloso Jefe de Estado y una maravillosa monarquía, también otras maravillosas maravillas institucionales con las que hoy nos holgamos maravillosamente maravillados de tales maravillas.


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