La Desbandá.


Jaime Tenorio.

Febrero/23.

En febrero, durante el conflicto civil que enfrentó a los españoles entre 1936 y 1939, se produce uno de los hechos más ignominiosos de la guerra, cuando el ejercito sublevado de los traidores fascistas, está a punto de entrar en Málaga, ciudad que está indefensa. La población civil huye ante el avance de las tropas franquistas que ya a esas alturas de la guerra se han ganado justa fama de crueldad, especialmente contra la población civil que es sometida a una "purga" de rojos allá donde los asesinos falangistas se hacen con el control. Los malagueños, la mayoría mujeres y niños, recogen un poco de ropa y el escaso dinero que les queda y se ponen en marcha por la carretera de la costa que conduce a Almería, ciudad que aún está bajo la autoridad del legítimo gobierno republicano, su intención es ponerse a salvo de la barbarie fascista, pero no son conscientes de que los asesinos los acechan desde el aíre y los esperan desde el mar. Son más de cien mil personas las que caminan con dificultad por la carretera por los acantilados del litoral que discurre entre Málaga y Granada, caminan lentos, lastrados por niños y ancianos, cuando tres navíos del bando traidor, los buques Canarias, Baleares y Almirante Cervera, abrieron fuego contra aquella población indefensa, al mismo tiempo que los aviones italianos y alemanes que dominaban el aíre para el bando fascista, ametrallaban y bombardeaban inmisericordes a aquellas pobres gentes que no tenía la más mínima posibilidad de responder al ataque, y tampoco podía huir en dirección a los montes porque desde los mismos eran cañoneados por el ejército traidor, en un verdadero tiro al "refugiado" ordenado por el genocida Queipo de Llano. 

Las consecuencias de aquel brutal, inhumano y criminal ataque por tierra, mar y aíre, contra la población desarmada, mayoritariamente civil y compuesta principalmente por mujeres, niños, ancianos y heridos, fue un injustificable crimen de guerra por el que ninguno de los traidores fascistas sublevados contra el legitimo gobierno de la república, ni sus aliados italianos o alemanes, sin cuyo apoyo no hubieran ganado la Guerra Civil, respondieron jamás, ante tribunal alguno. Un acto de Barbarie que se conoció como "la desbandá" y que ha sido silenciado durante más de 80 años, primero por los asesinos y después por sus herederos.


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