Guadiana Puigdemont


El Comunero.

Septiembre/24.

 

 

El prófugo Carles Puigdemont es como el Guadiana, que aparece y desaparece, para escarnio de jueces fachas, y un país que no merece ni a tales jueces, ni al prófugo Puigdemont. 

 

 

El anunciado a bombo y platillo regreso a España del expresident Carles Puigdemont, huido de la justicia española en 2017, y prófugo en el exilio dorado de Waterloo, para significarse en la sesión del Parlament que debía investir president al socialista Salvador Illa, se quedó, ante el riesgo de detención, en un sainete malo, en una fugaz aparición pública para decir una obviedad, es verdad; él tiene derecho a volver libremente a España beneficiado por una Ley de Amnistía que jueces que juegan a ser políticos muy de extrema derecha, se resisten a aplicar, dinamitando cualquier apariencia democrática. Pero no es menos cierto que la inocencia y la razón se defienden desde la legitimidad del sistema y no desde la clandestinidad. 

Llegó Puigdemont oculto como un delincuente, se dio un baño televisado de su público, y se marchó oculto como un delincuente, y no como un hombre al que asiste la razón y honorablemente pelea por lo que considera justo. 

El prófugo Carles Puigdemont, logró dar esquinazo a los Mossos d´Escuadra, después de hablar ante unos miles de incondicionales que lo protegieron, en modo multitud, de la acción de las fuerzas de orden público que tenían orden de detenerlo, y tras la fugaz aparición pública de unos minutos, regreso a Bélgica de manera tan clandestina como llegó a Barcelona. 

El prófugo Carles Puigdemont se ha vuelto a burlar del estado español, no de un gobierno del PP o del PSOE, del Estado español en un ejercicio de magia que, seguramente, contó con la colaboración, como poco por omisión, del Gobierno central y desde luego, parece claro, con la del gobierno de catalán, al menos de una parte de sus fuerzas de seguridad. Un mágico ejercicio, por otro lado, muy celebrado por una oposición completamente desleal y sin ningún sentido de Estado que no ha dudado en aprovechar la burla del expresident, para mofarse, no del gobierno de España, sino del Estado español, es decir de todos los españoles, sin llegar a comprender en el fanático sentimiento de propiedad del poder que los ciega, que, al mofarse del Estado español, se burlan de ellos mismos. 

El prófugo Carles Puigdemont es como el Guadiana, que aparece y desaparece, para escarnio de jueces fachas, y un país que no merece ni a tales jueces, ni al prófugo Puigdemont. 


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