Frustración
Fernando Alés.
Septiembre/24.
El mundo es un lugar maravilloso, el mejor planeta que tenemos para la vida tal y como la conocemos. Pero lo hemos convertido en un cubo de basura en el que nos conformamos con sobrevivir
Hay veces que cuesta hacer un balance y una valoración de todo aquello que nos preocupa y más aún, plasmarlo para comunicarlo públicamente.
Es una sensación íntima e incomprendida, que puedes compartir con amigos o conocidos que tengan las mismas inquietudes que tú. Un grupo reducido de personas, a las que tampoco puedes machacar constantemente con tales preocupaciones, a menos que quieras ser calificado de pedante y/o cargante.
El mundo es un lugar maravilloso, el mejor planeta que tenemos para la vida tal y como la conocemos. Pero lo hemos convertido en un cubo de basura en el que nos conformamos con sobrevivir. No me refiero solamente a lo material; bosques, playas, ciudades u otros entornos. Sino también a lo social, lo ideológico, lo económico… En resumen, a nuestro: Vivir cada día.
Tenemos sobre el mantel el cambio climático, la deforestación de los bosques, la descongelación de los polos, cambios meteorológicos cada vez más extremos y devastadores. La producción de materias contaminantes: combustibles fósiles, plásticos, etc. Y si no lo remediamos, en un futuro muy cercano, la producción masiva de baterías para automóviles. Que yo considero una bomba de relojería, tanto o más peligrosa que la energía nuclear.
Y en el aspecto social/humanístico, las cada vez mayores diferencias sociales. Eso que grandilocuentemente llamamos el primer mundo y el tercer mundo. Con los países ricos cada vez más ricos y los países pobres cada vez más pobres. Esto se puede aplicar igual a los ciudadanos de cada país, para que no nos creamos a salvo por vivir en un país rico.
Todo esto nos lleva a unas diferencias sociales, difíciles de ir igualando, máxime cuando el sistema capitalista por el que nos regimos, fomenta en su propio interés esa desigualdad. Siempre será mejor manipular a un pobre necesitado, que a un pobre con sus necesidades cubiertas.
Esto tendría una “fácil” solución: La educación y concienciación de las masas. Fácil lo he puesto entrecomillado, porque de fácil no tiene nada.
Recuerdo en este momento los programas de esterilización nazis (la eugenesia), ya utilizados a principios del siglo XX por los EE.UU.
Me refiero a este hecho, porque en estos tiempos está sucediendo algo parecido por parte del capitalismo.
No en tanto en cuanto a esterilizar personas, sino al hecho de esterilizar pensamientos, lo que yo llamo, la castración o eugenesia intelectual.
Poblaciones con educación y sentido crítico pueden cuestionar el sistema. La solución final, es algo tan simple como idiotizar y aborregar a las masas, radicalizarlas, abducirlas intelectualmente, haciéndoles creer que los dogmas del capital son beneficiosos para ellos, nada más lejos de la realidad. El resultado de todo eso es ver desde su tribuna VIP a unos enfrentándose contra los otros.
Una sola frase define el concepto: Divide y vencerás.
Y para eso el capitalismo, tiene la herramienta necesaria. El poder económico, para comprar voluntades de pusilánimes sin principios, medios de comunicación, (furcias mediáticas que diría un amigo mío) corrientes de opinión, políticos de derecha y extrema derecha que defienden sus intereses legislativamente, programas televisivos de entretenimiento que fomentan la banalidad, la falta de valores, la idiotización directamente…Y como no, corrientes de ideología religiosa, que condicionan a las masas en la sumisión y el acatamiento de dogmas, tradiciones anacrónicas, y estilos de vida represores, que son de interés particular, de los que se benefician de la situación.
Y los que considero, los peores de todos; los perros del capitalismo. Los propios pobres (fachapobres, se les llama aquí) que defienden con uñas y dientes a aquellos que pretenden someternos a todos, con la esperanza de recoger unas pocas migajas, si es que se las dan.
Son aquellos estúpidos que dicen que todos los políticos son iguales o que a ellos no les interesa la política.
Pues todo esto, nos lleva a vivir en un cubo de basura, porque lo que interesa no es el bienestar común, sino las cuentas de resultados de los grandes representantes del capitalismo.
Y si para ello hay que deforestar, calentar el planeta, provocar guerras, enfermedades o pobreza da igual.
Como decía el impresentable M.Rajoy; son los mercados y hay que adaptarse a ellos.
En fin; si miramos dentro del cubo de basura, tenemos porquerías de todas las clases. La lista sería interminable, la omito, porque si no, no acabaría.
Somos la civilización más globalizada y destructiva de la historia de la humanidad y estamos en caída libre hacia la autodestrucción.
Algunos dicen que; “a ver cuando cae el meteorito”, pero eso no va a hacer falta. Solo es necesario que un psicópata apriete un botón.
Entonces no va a hacer falta que, ni Dios, nos la de, ni San Pedro nos la bendiga, porque nos vamos a quedar como las cenizas de los cigarritos que yo me fumo.
He desarrollado esto a nivel global, pero bien podríamos aplicarlo a nuestro país, a la ciudad o el pueblecito donde vivimos, o a cualquier calle de nuestro barrio.
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