Los Trump Católicos decretan la expulsion de los judíos de España.
Jaime Tenorio.
Marzo/25.
El 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos, promulgan un edicto que habrá de cumplirse con fecha límite de 31 de julio, mediante el cual se obliga a los judíos que moran en los distintos reinos de la recién nacida España, principalmente en el último de los anexionados, Granada, a convertirse o a marcharse del Reino en un plazo máximo de cuatro meses. Esta decisión sorprende y resulta incomprensible para la comunidad sefardí, cuya presencia en la península se remonta quince siglos atrás en la historia. Son varias las decenas de miles los judíos que abandonarán sus casas llevándose consigo la llave de su hogar con la esperanza de volver algún día. Los pocos que optaron por quedarse tuvieron que elegir entre el bautismo o la muerte, y en cualquier caso padecieron la implacable persecución de la Inquisición, creada en 1480, para ir contra los conversos que continuaban practicando su religión, pero que después se utilizó políticamente contra todo lo que interesó, incluidos los cristianos.
Aquella expulsión, cuyas funestas consecuencia seguimos padeciendo hoy, se tomó para que la Corona de Castilla no tuviera que hacer frente a la descomunal deuda contraída con la comunidad judía, para financiar la guerra contra Granada, y que ni Castilla, la más rica, ni ninguna otra de las coronas con las que se tocaban Isabel o Fernando, podían asumir. Una jugada traidora y muy propia del carácter de aquellos reyes felones a los que solo movía su inagotable avaricia, no solo no pagaban la deuda, es que además despojaban de todo a aquellos gracias a los cuales tenían un trono en el que aposentarse.
La expulsión de los judíos de España fue un evento histórico significativo y trágico. El Edicto de Granada, que ordenaba a los judíos que se convirtieran al cristianismo o abandonaran el país, marcó el fin de una convivencia de siglos entre judíos, cristianos y musulmanes en la península ibérica.
Muchos judíos optaron por exiliarse, llevando consigo su cultura y tradiciones a lugares como el Imperio Otomano, el norte de África y otras partes de Europa. Otros se convirtieron al cristianismo, aunque algunos practicaron su fe en secreto, conocidos como "criptojudíos".
Otros decidieron quedarse a padecer los rigores de esta tierra siempre cainita.
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