¿La maldad es una enfermedad emocional?


Inmaculada Romero.

Noviembre/24.

 

Bienvenido Noviembre, un mes donde las temperaturas descienden al igual que nuestro estado de ánimo. Los días son más cortos de luz solar, el sol calienta menos nuestros huesos y volvemos a adaptarnos al frío, la humedad, las capas de ropa y los paraguas como complemento habitual.

El bajo estado de ánimo no solo provoca malestar físico y emocional, tiende a favorecer y hacer florecer emociones negativas que pueden llegar a convertirse en sentimientos. Las emociones negativas constituyen actualmente uno de los principales factores de riesgo para contraer enfermedades físicas y mentales. Las principales emociones negativas son el miedo, la ira, el asco y la tristeza.

No hay que darle menos importancia a la frustración, rencor, odio, impotencia, decepción, aburrimiento, apatía, vergüenza, envidia. Todas ellas forman parte de nosotros en mayor o menor medida y son parte de la naturaleza humana. No es mi intención hoy, darte una clase magistral de cómo gestionar tus emociones negativas, tampoco como mantener emociones positivas, ya que todas las emociones negativas y positivas son útiles.

Pero sí tengo una intención, y es que esas emociones negativas, de las que poco se habla, no lleguen a causar inconvenientes en tu vida. No porque las sientas, también porque podrías recibirlas de cualquier persona, y de igual manera que la alegría de otra persona, la podemos llegar a percibir en nosotros y con ello sentirnos bien, la emoción negativa de otra persona también nos puede afectar.

La envidia suele ir camuflada, en ocasiones, de una falsa amistad, y es a través de esa “amistad”, de ese contacto cercano, que se llega a percibir como amenaza.

La educación de nuestros padres, nuestro entorno familiar y social es fundamental para aprender a gestionar y comprender las emociones negativas, pero de todo hay en la viña del señor. Es un gran error no aceptar todas las emociones del ser humano y no hablar de todas ellas con naturalidad. ¿A cuántos niños y niñas educaron para no mostrar esas emociones que no están bien vistas en la sociedad?  Eso no significa que no las tengamos, solo significa que se saben camuflar. 

La persona que siente emociones negativas continuamente, inconscientemente provoca una respuesta de autodefensa respecto de la persona o personas por las que las advierte tal sentimiento. Una respuesta de autodefensa que puede llegar a causar daño a la persona que nos hace sentir esa incómoda sensación. Pongamos como ejemplo la envidia, que puede dañar tanto a la persona que la padece, como a la que le hace sentirse envidiada.

La envidia suele ir camuflada, en ocasiones, de una falsa amistad, y es a través de esa “amistad”, de ese contacto cercano, que se llega a percibir como amenaza y entra en juego el factor de autodefensa, que nos mueve a un comportamiento que provoca situaciones conflictivas. La envidia es un sentimiento profundo de tristeza y/o enfado que experimenta la persona que no tiene, pero desea tener para sí algo que otra persona posee, cualquier cosa que esa persona no posea, pero se crea con derecho a tenerlo.

La envidia y los celos, son primos hermanos, y ya en la biblia nos cuentan la historia de Caín y Abel. Emociones más antiguas que el hilo de coser negro y que acompañan al ser humano en toda su historia.  Si miramos con perspectiva, que nos envidien podría indicar que algo preciado tenemos como, por ejemplo, seguridad en nosotros mismos, autoestima o un bonito cabello, cualquier cosa puede provocar envidia. Pero no en pocas muchas ocasiones la irresponsabilidad de la persona que siente la envidia, provoca situaciones que hacen daño a otras personas y a ellas mismas.

Y al igual ocurre con el resto de emociones negativas, que suelen afectar también a quienes son punto de mira, así como a los que la sienten. El que padece esa emoción no sabe o no quiere tratarse, ni aceptar tal emoción, que es más que un mal artificial que una emoción natural, la envidia, está mostrando, es algo que en el fondo no se quiere padecer y que con trabajo puedes “sanar”. Pero la persona que suele sentir envidia, no acepta que la padece y por tanto que debe aprender o trabajar al respecto de esa emoción negativa que vaga libremente por su espíritu y puede llegar a tomar el control de su personalidad y pasar de emoción a síntoma, y sentir envidia por todo y por todos, creándose un mayor perjuicio e infelicidad.

Siempre es buen momento para cambiar las cosas, para crecer, para aprender…

Conocer, hablar y saber qué provoca esas emociones que pueden llegar a ser tóxicas y enfermar a las personas es algo importante. Saber que puedes callarlas dentro de ti, y cómo protegerte del ataque defensivo es algo de lo que se debería hablar más.

Cada persona es un mundo y cada caso distinto, hablemos del origen de esas emociones perjudiciales para todos.

Miedo: La función del miedo es principalmente la de proteger nuestro bienestar físico, psíquico y social ante situaciones de amenaza.

Ira: Es un estado emocional caracterizado por sentimientos de enfado de intensidad variable y puede ser causado por sucesos externos o internos.

Asco: Es una emoción natural y adaptativa que se identifica dentro de las clasificadas como adversas. Es una impresión desagradable que es causada por algo que nos repugna.

Tristeza: Es una reacción emocional ante una pérdida o situación adversa que nos supere.

Esas emociones negativas que tienen un origen natural, no pueden llegar a tomar el control de la vida de nadie, no solo por el daño físico y mental que provoca a todos, esas emociones reproducen otras como la envidia, frustración, odio, etc. Y es entonces cuando ya tenemos el lío montado y mientras la madeja se desenrolla la enfermedad aparece y la maldad es el árbol con frutos que apareció de esas semillas. No voy abrir debate sobre la maldad o bondad de las personas, ni analizar las causas que llegaron a crear tales emociones negativas, pero sí me gustaría decirle que está a tiempo de cambiar si la sientes y a tiempo de protegerse emocionalmente si las sufre.

Si las sienten, sean honestos consigo mismos, y procuren llegar al origen real del por qué de esas emociones y espero que en muy poco tiempo deje de sentirlas. Acuda si lo necesita a profesionales.

Si usted es de los que las sufre, sea consciente que usted no tiene la culpa, ni es responsable. No cambie por hacer sentir mejor a nadie, no esconda sus logros, y recuerde que si le presta más atención de la cuenta a la persona que siente emociones negativas hacia usted, no solo no está poniendo límites, además le está dando de manera inconsciente un poder, que esa persona no debería tener sobre usted.

Y vamos a normalizar cuanto antes las emociones negativas, vamos a ser honestos y cuando las sienta exprésese. Exprésese de la manera más positiva posible. Si usted ve que su vecina se compró el abrigo de sus sueños y le queda fenomenal y le da envidia, dígaselo, dígale que es el abrigo de sus sueños, que le queda fenomenal y que le dio envidia. Cuando expresa ese sentimiento, sale fuera, no se queda dentro y no provoca más conflictos.

Si en estos momentos está pensando ¿cómo le vas a decir eso a la vecina, para que sepa que su abrigo te dio envidia? Hágaselo mirar, porque esa frase, expresar lo que siente de manera educada y positiva, nunca debería ser cuestionada. Y quien la cuestione también debería hacérselo mirar.

Ni todos somos tan malos, ni todos somos tan buenos, pero todos deberíamos tener buena salud física y emocional. Y las emociones negativas son la principal causa de malestar.

Vamos a ser felices con lo que tenemos, vamos a eliminar nuestros pensamientos limitadores y vamos a ser prósperos y vivir como queramos vivir. Ese es el mejor remedio para las emociones negativas. Y como diría mi abuela: y una Cruz de Caravaca por si acaso.

Feliz Noviembre.


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Comentarios

Chelo
hace 2 meses

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Aranzazu Carballo Rivas
hace 2 meses

Es una gran verdad!!! Me ha hecho reflexionar sobre mis propios actos. Gracias.