El Niño Tonto

Josemi Montalbán.

Abril/25.

 

Usted sabe, Pérez, que, en todas las dinastías, tanto nobles como plebeyas, existe un hijo tonto, un niño que, en el caso de las familias humildes no se nota, porque escardando cebolletas no se habla mucho y, por tanto, la escasez neuronal pasa desapercibida, y en las nobles se procura ocultar a la pobre criatura bajo una manta de protección que, sin saber hacer de nada, le permita subsistir sin carecer de nada.

Antiguamente las dinastías nobles que se veían agraciadas con la bendición de un niño tonto lo cuidaban hasta que alcazaba la pubertad y entonces lo recluían en un monasterio donde la criatura pacía tranquilamente el resto de sus días, sin mayor agobio que el de llegar a tiempo al refectorio para coger el mejor bistec del menú.

Hoy a los niños tontos de las familias bien se los envía a una universidad privada donde el dinero de papá les compra un título que luego los lleva ocupar un despacho en la empresa de papá, o de algún amigo de papá, lo que le permite a la criatura vivir sin aprietos a costa del accionariado de la empresa de papá, o de la del amigo de papá. En este caso, el niño, aunque tonto, debe atesorar algo de presencia, saber expresarse y desenvolverse con cierta soltura, para no dejar mal la marca de papá, o la del amigo de papá.

Si el niño tonto no alcanza ni para pantalla empresarial, entonces lo que hacen las familias que están en el lado correcto de la historia es afiliar a la criatura a un partido político, y pagar para que el sietemesino en cuestión sea incluido en una lista que lo coloque en un Parlamento o Consistorio, y de ese modo que el retoño pueda vivir holgadamente, sin pasar ningún apuro a costa de los contribuyentes, como requiere su estatus social.

Por cierto, y hablando de políticos, no sé si ha escuchado usted, Pérez, las declaraciones de Jose María Figaredo, joven talento de la dinastía Rato, que ha exigido, desde la autoridad que le da su escaño de la banda nazi VOX en el Parlamento español, que el legítimo Gobierno de España dimita en pleno porque Trump ha declarado la guerra comercial al mundo, incluida una isla en la que solo habitan pingüinos, e impuesto aranceles a la Unión Europea, y de ese modo deje el gobierno libre para que ellos, los patriotas, como el señor Figaredo, que aplauden y justifican la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, negocien directamente, de tú a tú, y con dos cojones, con los Estados Unidos, y por el bien de los españoles, la imposición de dichos aranceles.

¿No las ha escuchado? Pues no sabe usted, lo que se pierde usted, Pérez.


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