El Muelle
Josemi Montalbán.

Verá usted, don Gundemaro. En España hemos pasado de tener jueces estrella, a estar estrellados con nuestros jueces, la mayoría de ellos con muelle en el hombro, no hay que olvidarlo, que en lugar de impartir justicia se han apuntado a hacer política, porque pueden hacer y esa es la orden, que; “el que pueda hacer que haga”.
La Sala Segunda del Tribunal Supremo parece más la sala de juntas de la FAES, que un órgano de justicia independiente donde la ideología o el interés “pecuniario” de sus señorías quede en el ropero, junto a la americana, cuando los togados se revisten de su autoridad. Cualquiera que no sea consciente de lo que le puede caer encima, y más con estos jueces, puede pensar que el Tribunal Supremo está plagado de señorías prevaricadoras que al dictado de un padrino de la mafia se reparten a escote los miembros del gobierno a los que hay que quemar para consolidar un golpe de estado mediatico-judicial que nos traiga el retorno de la mafia de Gürtel y Kichen al gobierno. Pero como yo soy consciente de lo que me puede caer si pensase eso, pues no lo pienso, pero el asunto, no me lo negará, don Gundemaro, da qué pensar.
El último de los jueces del Tribunal Supremo que se ha sumado a eso de hacer política es el juez Ángel Luís Hurtado, encargado de crucificar al fiscal general del estado, Álvaro García Ortiz, ahora si, por primera vez en nuestra historia imputado por un presunto delito de revelación de secreto.
Su señoría Hurtado, ha decidido no tener en consideración la opinión de la Abogacía del Estado, y de la propia Fiscalía, que no aprecian delito alguno en la actuación del fiscal general cuando desde la Fiscalía se destapó la mentira que desde la presidencia de la Comunidad de Madrid se difundió relacionada con los delitos de fraude admitidos por la pareja de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, en la que se mentía aseverando que la Fiscalía había propuesto un pacto al delincuente Alberto González Amador para no ir a la cárcel por dos confesados delitos de fraude, cuando en realidad era exactamente al revés y era la pareja de Ayuso la que proponía a la Fiscalía un pacto para evitar entrar en prisión.
Su señoría Ángel Luís Hurtado, aprecia delito de revelación de secreto al considerar que la filtración de un mail relacionado con el caso y con datos personales del defraudador González Amador, vulneraba los derechos del defraudador, y a pesar que el jefe de Gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel Rodríguez, admitió ante su señoría que fue él quien filtró el citado mail al difundirlo, junto con la mentira, entre algunos medios a sueldo de la mafia.
¿Cómo es posible revelar un secreto previamente publicado en medios de comunicación? Pues eso deberá usted, mi estimado don Gundemaro, preguntárselo a su señoría, el juez del Tribunal Supremo don Ángel Luís Hurtado, porque yo no soy experto en leyes y no tengo ni la más remota idea.
No puedo, sinceramente, don Gundemaro, apartar de mi mente la absurda sospecha de que su señoría Ángel Luís Hurtado, uno de los que pueden hacer, en realidad está haciendo, y cumpliendo con la “sugerencia” del señor Miguel Ángel Rodríguez, llevarse “pa´lante” al fiscal general del Estado, porque eso es lo que la mafia quiere, además de una “condena ejemplar” para el fiscal que ya ha “sugerido” también el jefe de Gabinete de la presidenta madrileña, una señora que no se ha cortado a la hora de resaltar la honorabilidad de su pareja el defraudador confeso Alberto González Amador.
Tampoco puedo, don Gundemaro, dejar de plantearme por qué un servidor público, que cobra un pingüe salario público, se dedica a pedir sentencias ejemplares para otro servidor público en un asunto que implica a un señor “particular”, que ha confesado haber perpetrado dos delitos de fraude a la Hacienda pública, ni porqué se emplean medios públicos en la defensa del defraudador “particular”, cuando en nada afecta todo el asunto a la Comunidad de Madrid, de la que cobra el pingüe salario el señor Rodríguez, la señora Ayuso, además de suculentas comisiones el defraudador particular, y pareja de Ayuso, el muy honorable y ejemplar empresario señor González.
Solo encuentro una explicación plausible, mi estimado Gundemaro, para todo este dislate, la del muelle ese del que le hablé al principio.

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