Dante era el becario
Daniel Martín.
Junio/24.
Hoy Europa se humilla ante el amo americano, pero no hace tanto tiempo fue el “Pepito Grillo” de los abusos que perpetraban tanto Iván como Sam, y denunciaba sin complejos y sobre todo sin temor sus tropelías, y los miraba “de tú a tú” fuerte y orgullosa.
Los resultados de las últimas elecciones europeas han certificado, con estampilla de legitimidad ciudadana, un terror que las gentes progresistas venimos temiendo desde hace casi un lustro; que se haga realidad la vuelta al pasado, la caída de nuevo al abismo fascista de una Europa, que, hasta hace apenas veinte años, fue paraíso liberal en lo político, capitalista en lo económico, moderna, culta, solidaria y con los desastres de la II Guerra Mundial muy presentes y frescos en su memoria, lo que hacía de este edén terrenal un lugar acogedor y alegre, poco propenso a las aventuras belicistas de las otras dos mega potencias mundiales, los Estados Unidos y el siempre coco ruso, da igual que en aquellos lares ondee la enseña soviética que la de los zares, Iván siempre será el enemigo de Sam, y por consiguiente de todos aquellos que estamos en la órbita de Sam.
Hoy Europa se humilla ante el amo americano, pero no hace tanto tiempo fue el “Pepito Grillo” de los abusos que perpetraban tanto Iván como Sam, y denunciaba sin complejos y sobre todo sin temor sus tropelías, y los miraba “de tú a tú” fuerte y orgullosa. Todo eso cambió con el nuevo milenio y el empeño de Sam por someter a la vieja, hermosa y díscola Europa, propiciando con ingentes cantidades de dinero invertidas en campañas de imagen mediáticas, el ascenso a las distintas cancillerías de una serie de iluminados traidores que abrazaron el liberalismo económico como el nuevo Mesías, la insolidaridad, el odio, la homofobia, la injusticia y degradación moral como bases en las que sustentar el nuevo régimen que las élites estadounidenses habían pergeñado para implantar en el idílico jardín europeo.
Con el borrado de la memoria colectiva como meta de los distintos planes educativos, y la extensión del uso de las redes sociales, en cuyo inmundo manejo hemos de admitir que los fascistas nos han goleado a las gentes de progreso, se ha propiciado que un muy alto porcentaje de europeos menores de treinta años con derecho a voto en las elecciones europeas de 2024, nada más y nada menos que un 30% haya otorgado su confianza a fuerzas fascistas, sirva como ilustración el caso alemán, donde a pesar de tener impreso para siempre en la memoria colectiva el horror nazi, en Alemania, los jóvenes ha votado mayoritariamente a los fascistas de AFD, mientras que en la libertaria Francia, el 32% de los chicos entre 18 y 24 años han votado a la lista de Marie Le Pen.
Es muy sombrío el panorama que se cierne sobre Europa con esta fotografía poselectoral, con una carnicería (otra más) en nuestra casa y que, como las anteriores, a nadie le interesa frenar, con unos señores de la guerra, muchos de ellos contribuyentes de las campañas fascistas, que van a propiciar una escalada belicista que ya adelantó el presidente francés, Emmanuel Macron anunciando antes de las elecciones su disposición a enviar tropas y material galo a la guerra de Ucrania, lo que implicaría una respuesta rusa contra el país de Voltaire, y la consiguiente contestación de la OTAN en bloque contra el oso ruso, que devolverá la afrenta atacando con todo lo que tiene, y no es poco lo que tiene, desencadenando, otra vez, el infierno a nivel global para regocijo de las empresas armamentísticas yanquis y quienes no pueden consentir una Europa fuerte y unida.
Dante, en Wall Street hubiese sido el becario.
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