Oremos

Gregorio Duque.

Junio/23

 

 

En las 24 horas posteriores al 28 M me llegaron multitud de mensajes relativos al examen de los resultados electorales. Entre ellos, me llamó la atención la repetida descalificación por parte de personas y grupos afines y hasta oficiales oficiales de Podemos.

 

 

La descalificación por parte de personas y grupos afines y hasta oficiales oficiales de Podemos, con una crítica directa al electorado al mejor estilo "trumpista" por ejercer su mandato soberano y dejar de votar o no votar a una opción, finalizando uno de ellos, del grupo de apoyo en Facebook a Irene Montero con una sentencia definitoria: “ascazo de pueblo”.

Hagamos un pequeño repaso:

Podemos nació en 2014 y convulsionó el mapa político español, anclado hasta entonces en el bipartidismo PP-PSOE. Un grupo de profesores universitarios, liderados por Pablo Iglesias, se marcaron el objetivo de entrar en política y ganar las elecciones. Así, los días 12 y 13 de enero se presentó el manifiesto “Mover ficha: convertir la indignación en cambio político” firmado por una treintena de intelectuales. Un manifiesto que señala expresamente pretender conformarse en “una amenaza real para el régimen bipartidista del PP y del PSOE y para quienes han secuestrado nuestra democracia”, tomando como propio el espíritu de los indignados del 15M, y articulándose en torno a miembros de Izquierda Anticapitalista de Madrid, que tejen y dan forma a las primeras tesis y propuestas.

Pablo Iglesias no fue uno de los firmantes de aquel manifiesto, pero pronto se confirma como la persona que los promotores aspiran a que dirija la candidatura que pretenden presentar a las elecciones europeas de 2014 en las que Podemos logró cinco diputados a los pocos meses de crearse. Al año siguiente, Podemos obtuvo 69 diputados en las elecciones generales. Y desde esa época hubo comentarios críticos contra el líder, al conocerse la sentencia del TSJM que desestimó su pretensión de que le reconocieran como servicios especiales su interinidad, pese a que una y otra vez afirmaba que era profesor titular de la Complutense: falso, era interino sustituyendo al titular, que estaba en servicios especiales.

Los comentarios se convirtieron en críticas y críticos, cuando se supo que el líder solicitó al Poder Judicial que no se conociera su sentencia desestimatoria, al tiempo que en los actos del partido se señalaba a todo aquel que tuviera una sentencia desfavorable, fuera firme o no. La sentencia 76/2016, de 8 de marzo de 2016, acabó conociéndose y se conocieron los intentos por ocultarla.

En cuanto a su organización interna, Podemos nació con un método participativo y asambleario en el que la horizontalidad aspiraba a ser la clave, naciendo los “círculos”, agrupaciones no dirigidas por un poder central y de los que emanan ideas.

De ese funcionamiento inicial para las propuestas a las elecciones europeas de 2014, no queda prácticamente nada, reprochándose por gran parte de la propia organización la pérdida del carácter horizontal para funcionar con una estructura vertical tradicional, a la que se suma un aplastamiento y hasta la expulsión de cualquier corriente o voz disidente a la oficialidad.

El 4 de mayo de 2021, Pablo Iglesias decide retirarse después del batacazo en la Comunidad de Madrid. Antes y después de él, han ido cayendo por distintas causas todo aquel equipo ilusionante que hizo a millones de electores españoles cambiar su voto en 2015:

-Luis Alegre, Pablo Bustinduy, Carolina Bescansa, Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Meri Pita, Alberto Rodríguez, Teresa Rodríguez, Kichi, Miguel Urbán, Carlos Jiménez Villarejo… De los 62 nombres que formaban la dirección de Podemos tras Vistalegre 2014, quedan muy pocos, y los que quedan son los que estaban a la sombra o detrás de los anteriores.

Antes y después de Vistalegre I han ido quedando corrientes y personas. En febrero de 2017, con 69 diputados en el Congreso, se celebra Vistalegre II y Errejón se presenta con la firme convicción de suceder a Iglesias en el liderazgo del partido, pero Iglesias arrasa y no tiende la mano a Iñigo, sino que lo señala como traidor, como un agitador que únicamente deseaba acumular influencia para sí. Con Errejón salieron Rita Maestre, Clara Sierra, Sergio Pascual, Lorena Ruiz Huerta, Tania Sánchez, Eduardo Fernández Rubiño o Manuel Carmena, que formaron Más Madrid.

La salida de Errejón inundó de tinta los medios, pero a nivel autonómico la sangría fue también tremebunda. De Kichi y Teresa Rodríguez en Andalucía, pasando por Albano Dante Fachín en Cataluña. Todos ellos salieron espantados de la tiranía sistemática de Iglesias, que ha ido apartando y señalando en sus círculos de poder a aquellos que consideraba inservibles o desleales. No le aguantaron el pulso ni soldados fieles como Ramón Espinar, Bustinduy o Domènech, que enfilaron la salida hace unos años.

Y así, llegamos a las elecciones de 2019 en las que vemos cómo Podemos pasa de tener 69 a 35 diputados, prácticamente la mitad, sin que conociéramos ni un auténtico debate ni autocrítica alguna, más allá de los llamamientos a que no pasarían los cargos electos de VOX, una vez comenzó a vislumbrarse su fuerza.

Es el momento de volver al “ascazo de pueblo”: en el caso de Canarias, en 2015 Podemos obtiene 7 diputados, pese a no presentarse unidos con Izquierda Unida, que obtiene más de 20.000 votos si obtener diputados y que hubiera podido conseguir una mayoría de izquierdas. Podemos sacó más de 133.000 votos e Izquierda Unida Los Verdes más de 20.000: total, 7 diputados. Coalición Canaria, con 160.000, 16 diputados. Casualmente, el Gobierno de Canarias es finalmente formado por Coalición Canaria con el PSOE, quedando Podemos en la oposición.

Ascazo de pueblo: para 2019, gran parte del electorado decidió volver al redil de donde alió para votar al partido nuevo, y en Canarias, de aquellos 133.000 votos se pasó a 78.000, prácticamente la mitad. Resultado de ello, 4 diputados, igualmente prácticamente la mitad. Con la caída en picado y la desaparición del 50% del voto, se trabajó para que volviera a confiar el electorado? Es posible, pero lo que se recuerda es que, en este periodo anterior a las elecciones de 2023, salen del partido tanto Meri Pita como Alberto Rodríguez, ambos con críticas directas a Podemos y a su liderazgo. Y, claro está, ascazo de pueblo, que pasó de 78.000 a no alcanzar el 5%.

Y para finalizar, la eterna pregunta: ¿Si todos los que se quedaron por el camino son los que ahora hay que sumar? ¿No creen ustedes que, después de “Podemos” y “Unidas Podemos”, más que Sumar, no deberían registrar la marca “Oremos”?


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