ES LA HORA DE NORMALIZAR
Gregorio Duque.
Julio/23
El 23 de este mes, salvo moción de censura, impacto del cada vez más ansiado asteroide, o cataclismo nuclear, finalizarán las elecciones del primer cuarto del siglo XXI para esta tierra impredecible llamada España.
Puestos a aceptar lo que nos jugamos y la importancia que tiene el mensaje, el slogan, repetido una y otra vez en campaña por el amado líder y por los "lidereses" y lideresas territoriales, se hace conveniente examinar la historia de las elecciones desde 1977, desde aquel 'Votar Suárez es votar centro' de UCD en las primeras elecciones libres que se celebraban en España desde tiempos de la Segunda República, al reciente
Los eslóganes de los partidos han sido reflejo del devenir del país. Es cierto que en muchas ocasiones dichos mensajes han mantenido un patrón muy similar, utilizando recurrentemente palabras como 'progreso', 'votar' o 'España'. Sin embargo, la forma de estos se ha ido moldeando según las exigencias del electorado. "En general, los eslóganes han tendido a reforzar el lado más emocional y centrado en los liderazgos en detrimento de los mensajes que transmitan propuestas", explicó Jaime Pastor, politólogo y editor de Viento Sur.
Pero no siempre fue así. Durante la época de la transición, caracterizada por el cambio de un sistema dictatorial-autoritario a un sistema de democracia, "el objetivo de las campañas era la movilización de los electores, que carecían de la costumbre democrática del voto", cuenta Ramón de Marcos, experto en Sociología. Por este motivo, la palabra 'votar' era una de las más utilizadas ('Votar comunista es votar democracia' o 'Pon tu voto a trabajar', lemas de PCE para las elecciones de 1977 y 1979).
El más representativo fue aquél 'Votar centro es votar Suarez de UCD para las elecciones de 1977. "Ese mensaje se demostró eficaz, ya que permitió que alguien que procedía del franquismo pudiera ofrecer una imagen reformista desmarcándose tanto del llamado 'búnker', representado por Alianza Popular y Fuerza Nueva, como de una izquierda socialista y comunista presentándola como amenaza de inestabilidad política", explica Pastor.
Más adelante, en la siguiente década, los mensajes de 'cambio y progreso' ganaron relevancia, sobre todo en el caso del PSOE. Por ejemplo, para la victoria de 1982, los socialistas emplearon el lema 'Por el cambio' con una imagen de Felipe Gonzalez mirando al horizonte. Los siguientes fueron: 'Por buen camino' (1986), 'España, en progreso' (1989) o 'Por el progreso de la mayoría' (1993).
Por otro lado, De Marcos insiste en que "esta época estaba caracterizada por la consolidación y la base de legitimación sería la mejora tanto de las libertades políticas como la mejora económica y de bienestar". "El objetivo de los eslóganes era mostrar a la sociedad el progreso, que se va por el buen camino y que ha merecido la pena el cambio de sistema", añade.
A partir de 2004, los eslóganes políticos sufrieron un cambio motivado por el creciente papel de las redes sociales. 'ZP, Zapatero presidente' fue uno de los lemas de Zapatero para su primera carrera hacia la Moncloa. Otro ejemplo es el de 'Llamazares izquierda útil' (elecciones de 2008). "Este tipo de lemas reflejan una mayor simplificación en el inicio del papel que empezaban a tener las redes sociales y a su vez una mayor competencia dentro de la izquierda por el voto. No obstante, el de IU acabó demostrándose poco eficaz", explica Pastor.
Por el contrario, el PP fue mucho más comedido durante esos años. Mantuvo el 'Juntos vamos a más' (2004), un eslogan muy parecido al que utilizó José María Aznar en las elecciones anteriores. El lema de 2008 con Mariano Rajoy fue 'Con cabeza y corazón'. "Quizás se podría sostener que la evolución de la derecha fue más lenta en su búsqueda de eslóganes que conectaran con nuevas cohortes del electorado o que intentó buscar aquéllos que atenuaran la percepción de que habían evolucionado más a la derecha durante esos periodos", dice Jaime Pastor.
En este sentido se explica el eslogan de pedro Sánchez, presidente de Gobierno, para las elecciones generales del 28-A, y que ambos expertos consideran "ambiguo". "Refleja más bien la 'democracia de audiencia' dominante y la rapidez con que los eslóganes corren el riesgo de desgastarse en poco tiempo", explica Pastor. "Esto obliga a la innovación constante para diferenciarse, siempre con la obligación de tratar de llegar al mayor número de electores", añade.
Para Ramón De Marcos, el eslogan de Sánchez "nos retrata como una sociedad narcisista (Bauman la señala como metáfora del siglo XXI), donde el hombre se ha vaciado de contenidos y vive mirándose en la pantalla fluida". En resumen, en la actualidad, dichos eslóganes políticos están preparados "para una sociedad que ha dejado de cuestionarse a sí misma", sentencia De Marcos.
Dicho todo lo anterior, creo que es hora de ponderar y no repetir ni uno de los ya utilizados, y mucho menos si da pie al cachondeo al que somos tan propensos, caso del “Cien años de honradez y firmeza” del PSOE en 1979, al que se le solía adjuntar por media España el comentario a brocha o spray siguiente “PERO NI UNO MÁS”, o con idénticos argumentos, el del PP de 2012 “España en serio” al que se preguntaba si lo de antes había sido en broma.
Es más que probable que, viendo en los partidos la bufa con la que se les arremetía, que acabaran, con conocimiento o sin él, copiando de mensajes exitosos de otras latitudes. Al sr. Pedro Sánchez se le ha acusado de plagiar el mensaje utilizado por los demócratas (y por los republicanos) americanos, así como hasta por entidades financieras y comerciales. Al parecer de algunos, es la primera vez que se produce un plagio electoral, pese a que el Ciudadanos de Albert Rivera copiara de la Francia de Macron su “España en marcha” (La République en Marche!), o en el cartel de Vox en el 2016, el de “Hacer España grande otra vez".
Un lema claramente inspirado en la campaña con la que Donald Trump ganó las elecciones de la campaña presidencial 2016 con el eslogan "Haz América grande otra vez" (Make America Great Again, en inglés) que a su vez estaba claramente inspirado en la campaña de Ronald Reagan de 1980: Hagamos América grande otra vez (Let's Make America Great Again). Puestos a copiar, pensará alguno, que sea de fuera, y así no pasar vergüenzas ni preguntas tendenciosas en debates sobre quién copió a quién, como hace 30 años en las elecciones de 1993, con los lemas de “Ahora” del PP y “Ahora sí” del PSOE.
Viendo la evolución del mensaje de formaciones como Izquierda Unida, puede adivinarse que ni el propio partido a veces se cree el mensaje que lanza: es el caso de “Somos la alternativa” (1989), a “La alternativa necesaria” (1993) y a la finalmente “Somos necesarios” (2000) para posteriormente incorporarse a Podemos, que en 2015 fue “Un país contigo”, en 2019 “Contigo”, y que ya para 2023 ya no estará contigo, sino con Yolanda.
En todo este tiempo se han repetido colores, los lemas, las fotografías, y las palabras. Así ocurre en el caso de 'España' o 'cambio'. El cambio siempre ha estado presente en la oratoria de los líderes políticos y, por supuesto, en sus mítines y campañas electorales. Siempre es un fin común. Tanto el PSOE como el PP como Ciudadanos y UPyD han abanderado el cambio en España.
Para un servidor, fiel cumplidor con su deber electoral, se le hace cada vez más difícil digerir estas campañas y estos lemas, y por eso propongo normalizar la cuestión, ser cautos, conocer al pueblo soberano, saber qué es lo que quiere y lo que odia y le asquea, evitando con ello que pueda volver a pasar que éste, tan hasta los mismísimos, mande al sistema un misil tal como el de las elecciones europeas con Ruiz Mateos, que aprovechaba los carteles para anunciar sus productos, además de al glorioso Rayo Vallecano.
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