Quedarse en casa a llorar, o salir a comerse el mundo.
Yo no espero que los demás actúen como yo actuaría. Pero porque entiendo que cada uno es libre de aprender y de equivocarse sin ser juzgado y sin ser criticado.
Hay millones maneras de ser y millones de maneras de actuar. Y entiendo que el ser humano como mínimo, debe ser respetado en la manera que quiera tener de vivir.
Pero hay una cultura de la violación que estamos normalizando cuando no lo es. Hablamos tranquilamente de nuestras vacaciones, de lo que comemos, del cine y de la cultura. Pero la sociedad tiene pendiente y eso nos afecta a todos, criminalizar los actos violadores y depredadores sexuales. Y todos los días tenemos un ejemplo que contar o que escuchar.
Y sí, las víctimas tenemos que aceptar que estamos rotas y que no nos victimizamos por sentirlo y decirlo públicamente.
Aceptamos que irnos de festival para sumar conexión con la vida, a veces, supone muchísimo esfuerzo.
Aceptar que, al día siguiente de habernos sentido contentas por un momentazo, sentimos que nos ha pasado un camión por encima y nos vuelve a quebrar la angustia profunda.
Tenemos que aceptar que nos comió el síndrome de Robin Hood, aunque no pretendíamos ser superheroínas.
Aceptar que necesitamos parar pero que las circunstancias vitales y de reestructuración personal, nos lo impiden y tenemos que trabajar porque la vida sigue, a pesar de las violaciones y abusos que hemos sufrido.
Aceptar que a lo mejor NUNCA llegaremos a ACEPTAR que por lo que hemos pasado, nadie debería pasar.
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