Fiscales y Núñez Feijóo, ni ética, ni democracia
Daniel Martín.
Mayo/23
Núñez Feijóo, que debió negarse a esta reunión o haber exigido desarrollarla con luz y taquígrafos, porque el líder del principal partido de la oposición no solo debe alardear de constitucionalista y demócrata, también debe parecerlo
Resulta más que preocupante para cualquier democracia, salvo, al parecer, la española que tiene sus muy particulares mecanismos, que el líder de la oposición conservadora, se reúna en secreto con los fiscales de corte conservador, contraviniendo todas las normas del código ético del ministerio público y las más elementales formas que exige la decencia y la salud democrática de un país.
Al encuentro, celebrado al amparo de la Asociación de Fiscales y en un conocido restaurante de la capital madrileña, acudieron más de medio centenar de miembros del Ministerio Fiscal, que no tuvieron empacho alguno en expresar al líder de los populares su preferencia por un gobierno encabezado por el Partido Popular, ni pusieron reparos a que ese presunto gobierno fuera en coalición con el ultraconservador VOX, lo único que a los fiscales parecía molestarles es que la soberanía del pueblo español dispusiese un nuevo gobierno de coalición entre “socialistas, comunistas y filoetarras”.
Los fiscales y el líder de la formación de extrema derecha han pisoteando los más sagrados valores democráticos y los principios más inalienables de cualquier estado de derecho, en una nueva prueba de escasa cultura democrática por parte de Alberto Núñez Feijóo, que debió negarse a esta reunión o haber exigido desarrollarla con luz y taquígrafos, porque el líder del principal partido de la oposición no solo debe alardear de constitucionalista y demócrata, también debe parecerlo; y una nueva muestra de que la justicia española es un brazo político del fascismo heredado del régimen franquista, esta vez encarnado en fiscales que no están contentos con el resultado de las urnas, pero a los que podemos unir, jueces que modelan las leyes a su antojo para desgastar a los rivales políticos de la extremaderecha.
Lo más increible de todo este desagradable y antidemocrático ejercicio de solapado golpismo, no es que los fiscales indicasen al líder de la oposición conservadora qué leyes debía derogar de las aprobadas por el actual gobierno una vez alcanzase el poder, siendo extremadamente grave ese convencimiento en alcanzar el poder, lo verdaderamente increible es que desde el Ministerio de Justicia no se hayan emitido una cincuentena de órdenes de cese inmediato de una camarilla franquista, oposusiana y antidemocrática, que ostenta ni más ni menos que la abrumadora responsabilidad de representar al pueblo en las estancias judiciales que huelen cada vez más a formol y en las que cada día confía menos el pueblo.
De la dimisión del líder popular, no vamos a comentar nada, porque para dimitir tras este nuevo y garrafal error, hay que tener valor, vergüenza y dignidad, que ya sabemos que no son precisamente virtudes que adornen al amigo de Marcial.
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