¿Qué debe hacer el PP para que los españoles dejen de votarlo?
Daniel Martín.
Agosto/23.
Un Partido Popular que ha mostrado una actitud traidora cuando ha viajado hasta Bruselas para pedir que no envíe los fondos que a España correspondía con la idea de asfixiar económicamente al legitimo gobierno de la nación y forzar un adelanto electoral, en un momento que los beneficiaba
Es incomprensible y desolador que España sea el único país del mundo en el que un partido político condenado por corrupción no solo no desaparezca, sino que tenga serías posibilidades de volver al gobierno de la nación más pronto que tarde.
Un a corrupción galopante e irrefrenable, de la que participa (presuntamente) casi todo animal político, e incluso la jefatura del Estado, y que a los españoles nos cuesta anualmente en torno al 8% de nuestro Producto Interior Bruto, lo que supone alrededor de noventa mil millones de euros... ¡Anuales!
Según fuentes independientes (y siempre presuntamente) se calcula que son más de setenta y cinco mil los millones de esos noventa mil, que se “esfuman” entre las plantas del PP, un partido que, al margen de la corrupción, o, precisamente debido a ella, es responsable de la mayor parte de nuestra descomunal deuda pública.
Un partido el Popular, que ha escrito episodios muy oscuros en los anales de la historia de España, como el Yak42, la Guerra de Irak o el 11M, todos ellos costaron la vida de españoles, o es responsable de los “Protocolos de la muerte”, que se cobraron la vida de más de siete mil españoles durante la pandemia, mientras el hermano de quien firmaba dichos protocolos se hacía rico “intermediando” entre la comunidad que preside su hermana y una muy sospechosa empresa de distribución de artículos sanitarios.
Un Partido Popular que ha mostrado una actitud traidora a España cuando ha viajado hasta Bruselas para pedir que no envíe los fondos que a España correspondía con la pretensión de asfixiar económicamente al legitimo gobierno de la nación y forzar un adelanto electoral, en un momento que los beneficiaba. Una organización criminal, según se establece en sentencia judicial, cuyo líder, meses antes de las elecciones del pasado mes de julio, perpetró un golpe de Estado, utilizando para ello el brazo judicial del poder, e impidiendo la reunión de la cámara de los representantes del pueblo español, para debatir y someter a votación precisamente la renovación de una parte de ese poder judicial, un líder, por cierto, que mantiene estrechos vínculos con el narcotráfico gallego.
Sin embargo, nada de esto parece afectar lo más mínimo al electorado español que lejos de castigar desmanes y tropelías, otorga, cada vez con más fiereza que la anterior, su apoyo al partido, en un desconcertante empecinamiento que, al margen de orgullo hidalgo, de manipulaciones informativas, de mentiras políticas y absurdos planteamientos históricos, seguramente hay que buscar en las profundas raíces que el miedo sembró en el subconsciente colectivo, y los odios que cuatro décadas de dictadura franquista, de la que nunca sanó España, han dejado como secuelas en una sociedad gangrenada de autoritarismo y sin ninguna cultura democrática.
Añadir comentario
Comentarios