Contra la barbarie

Specula.

Diciembre/23

 

 

Cuando Pedro Sánchez manifiesta con exquisita diplomacia que, el Israel de Benjamín Netanyahu sobrepasa todos los límites que rigen por consenso las acciones de guerra matando sin miramiento a civiles, mujeres y niños en su mayoría, provoca reacciones allí y aquí.

 

Las reacciones sionistas son las de reclamo a consultas a la embajadora de Israel en España, lo que equivale a una ruptura temporal de relaciones diplomáticas. No se atreve sin embargo el primer ministro israelita a retirar del resto de países de la UE a sus embajadores, a pesar que desde Bruselas se ha repetido el mensaje de Sánchez literalmente y, todas las partes del mundo civilizado y decente se escandalizan ante el crimen permanente e indiscriminado que se perpetra contra los palestinos.

En España ha ocurrido un despropósito parecido. Aquí la derecha ha aprovechado la llamada a consultas de la embajadora de Israel, para tachar al presidente Sánchez con todos los adjetivos imaginables salidos de averno, y con un argumento que se instauró desde el minuto uno del ataque brutal de Israel, en consecuencia de la escaramuza (una más) protagonizada por Hamás, que desde su fundación en 1987: Sánchez se identifica con el grupo “terrorista” de Hamás para la derecha española.

Es necesario incidir en que Hamás es una organización paramilitar, que a la postre es el único ejército con el que cuenta Palestina. También resulta de utilidad contar que, ante las constantes agresiones, asesinatos, invasiones, secuestros incluso de niños, y bloqueos de todo tipo de vías de suministro a Palestina por parte de Israel, Hamás ha sido la única forma de respuesta a la violencia sionista.

Aclarado ya que la naturaleza de Hamás no es la de un vulgar grupo terrorista, naturaleza que se le ha atribuido desde todos los medios de comunicación en manos de los grandes grupos financieros, y considerando que los hechos violentos se denominan terrorismo en tiempos de paz, pero que en momentos de guerra son respuestas entre contendientes, y que desde los años cuarenta Israel le tiene declarada la guerra a Palestina para aniquilar el país soberano que históricamente ha estado establecido en todos aquellos territorios a los que tras la II gran guerra desplazaron al pueblo judío, en acuerdo que nunca tuvo a Palestina en cuenta, vayamos a la respuesta de la derecha española al hilo de la israelita.

En el marco de esa extraña competencia por la bronca tabernaria entre PP y Vox, pensando que así captan la emoción de esos españoles necesitados de guía, de faro que ilumine sus perdidos pasos, aparecen una vez más Feijóo y su rebaño de preeminentes con latas de gasolina y mecheros calientes a criticar lo dicho por Sánchez. En realidad Palestina e Israel son un asunto colateral para ellos, siendo el propio incendio de las calles lo que les mueve un día sí y otro también, buscando notoriedad a cualquier precio. Le paso a Isabel Díaz Ayuso al presentarse en la capilla ardiente de Concha Velasco en el teatro de la Latina de Madrid, y ser recriminada por la gente del cine y del teatro que, no quería ver su mundo manchado por la imagen de la presidenta de la Comunidad de Madrid, cuando ella y Martínez Almeida son cada día, fuentes de desprecio insulto de la cultura.

La pelea de la derecha está en muchas instituciones. El CGPJ caducado desde hace cinco años y no renovado por el PP es un ejemplo palmario, pero también se hace ganando las calles y, ahí creo que empiezan a tomar alguna ventaja.

A finales de los 80 los trabajadores dejaron sus protestas en calles y avenidas, frente a los tiempos de concertación social.

En política se dice que los espacios que se quedan vacíos son ocupados por otros, y la derecha anda ahora en esa pelea.

Estar en las calles tiene no obstante un desgaste enorme. Lo que a la gente le puede parecer una aventura incluso ilusionante, pronto pasa a ser cansado y, aquellos que llevan mal el cansancio se aburren antes que aquellos a los que la vida vacuna de resiliencia. Obligación es por tanto de la izquierda, también y en este tema, volver a ganar las calles, con mesura, con refrendo de las acciones del gobierno de coalición y los nacionalistas que, vienen llamadas al beneficio de la mayoría social. En tiempos en los que la derecha tiene declarada la guerra al resto del mudo, es en los que la inteligencia política y la pedagogía debe combatir su barbarie.


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