Remembranza de un club de jazz en Graná

Elepé.

Octubre/23.

 

 

A pesar de las adversidades, al final de los setenta y principios de los ochenta, la emoción y la pasión por el jazz se apoderó de nosotros, y, con ello llego un florecimiento cultural que se manifestó en la proliferación de festivales de jazz po toda España.

 

 

Me gustaría comenzar esta remembranza de octubre afirmando que la pasión por el jazz comenzó a sonar en la ciudad de Granada gracias a dos talentosos pianistas locales: Luis Mejías e Ignacio Olmedo. En la década de los 60, éstos dos músicos fueron los responsables de infundirle el espíritu del swing al panorama musical granadino. Junto a otros compañeros procedentes del rock progresivo, y ya en los 70 como la Banda del Tío Paco o la de los Hermanos Cruz, se logró que esta música ganara terreno en la escena local.

La creciente demanda de música en vivo a finales de los setenta y principios de los ochenta, junto con la aparición de pubs en toda la ciudad (gracias, en parte, a “la gallina de los huevos de oro” como es nuestra Universidad), dio un impulso significativo al jazz y contribuyó a la construcción de un tejido cultural que perdura hasta hoy.

Si alguien está interesado en conocer la historia del jazz en Granada, les recomiendo un libro que, aunque no estoy seguro de si ya se ha completado, está siendo escrito por nuestro apreciado periodista Juan Jesús García. J.J.” ha sido y sigue siendo un destacado “pluma” de la música moderna en la ciudad y uno de los mejores divulgadores musicales de Granada.

Pero hoy quiero hablarles de un club.

En aquellos tiempos, no era sencillo reunir a entusiastas de este género musical para llevar a cabo un proyecto tan ambicioso como crear un club de jazz. La verdad es que, lamentablemente, la dificultad de popularizar este género musical no ha cambiado mucho con el tiempo.

A pesar de las adversidades, la emoción y la pasión por este género se apoderaron de nosotros, en gran parte gracias al cambio político que trajo el PSOE y, con él, un florecimiento cultural que se manifestó en la proliferación de festivales de jazz en toda España.

Llegó el momento y nos unimos seis personas que compartíamos esta locura. No buscábamos simplemente crear un club de música en vivo, nuestras aspiraciones iban más allá: una sede, promoción, subvenciones, proyecciones de conciertos, conferencias y, lo más destacado, los conciertos y las jam- sessions.

La obtención de nuestra sede fue posible gracias a la colaboración de una persona excepcional, José Tito Rojo, cuyos apellidos siempre me han parecido encantadores. Tito actuó como enlace con la Universidad de Granada, y conseguir el Carmen de la Victoria fue un logro que nos inspiró a perseverar en nuestro empeño.

Además, contábamos con la colaboración del renombrado afinador y pianista José María Leones, la pianista Carmen Martín Moreno, a quien debemos la interpretación del primer Ragtime tocado en la ciudad, nuestro querido entusiasta y apasionado del jazz, César Rodríguez Campos, y el maestro de los vientos, Arturo Cid, junto conmigo mismo.

El documento que comparto lo explica de manera elocuente:

Fue una época inolvidable, llena de ilusión, donde la juventud se nutría de cultura y energía para llevar a cabo proyectos como este.

Tengo un recuerdo extraordinario de un concierto de Chano Domínguez y Tito Alcedo en los encantadores jardines del Carmen de la Victoria. Estos jardines ya eran cautivadores por sí mismos, pero tener la majestuosa Alhambra como telón de fondo añadía un toque mágico al entorno.

Con el nacimiento de la Jazzera del Casino, un nombre que dimos con cariño en honor a la sede que obtuvimos, gracias al Ayuntamiento de Granada y al Centro Artístico, ubicado en la Acera del Casino. ¡Triunfamos! En pleno centro de la capital.

Era un espacio ideal con un encanto antiguo, caracterizado por su famosa "pecera" y un afamado piano de cola, firmado por Arthur Rubinstein. También contábamos con su Salón de Actos que, en su momento, albergó eventos destacados, como las conferencias de figuras notables como Fernando de los Ríos y el pedagogo Hermenegildo Giner de los os, quienes contribuyeron significativamente a la Biblioteca del Centro, una auténtica joya. En la actualidad, la Biblioteca del Centro Artístico se encuentra en la Biblioteca Municipal del Salón

Por cierto, se cuenta la anécdota de que Fernando de los Ríos quedó cautivado al escuchar una sonata de Beethoven interpretada por un joven de 17 años llamado Federico García Lorca, lo que dio lugar a una hermosa amistad que lamentablemente se vio truncada por la barbarie fascista.

Tengo en mi memoria las primeras clases de piano que he tenido en mi vida y me las dio en el Centro Artístico, una profesora llamada Maruja Valdivia. Lástima que me pillo con una edad muy rebelde, tendría 15 años, estábamos todavía en tiempos del franquismo y me cabeza estaba en otro sitio. Lo retomé cinco años después, en plan autodidacta, muy tarde, pero esta señora me puso las manos por primera vez sobre el teclado y siempre estaré agradecido por el gusanillo que me metió.

Volviendo al Club, después de sus actuaciones en el Festival Internacional de Jazz de Granada, solían llegar músicos consagrados a la Jazzera del Casino. Es inolvidable lo que Michael Camilo logró con un DX7 que yo tenía. El DX7, un sintetizador de Yamaha de los años ochenta, ostenta el récord de ser uno de los sintetizadores más vendidos de la historia. Recuerdo que interpretó el estándar "Blue Bossa" con unos tumbaos que hacían que incluso los espíritus del Centro Artístico se movieran al compás de la música. También tuvimos el honor de recibir al gran Tete Montoliu.

En cuanto a los conciertos que programamos, uno que merece una mención especial es el ofrecido por los guitarristas Antonio Forcione y Eduardo Niebla.!! Nivelazo!!

Con el tiempo, el Club de Jazz fue perdiendo su brillo. Personalmente, empecé a ir de gira con el grupo La Guardia y me alejé del Club. Fue una experiencia enriquecedora, pero siempre tuve ciertas reservas con las jam sessions. Aunque son espacios donde los músicos pueden liberarse, en ocasiones se tornaban en situaciones radicales y perjudiciales, especialmente en ciudades pequeñas como hemos ido apreciando. Comentarios "si he visto a Fulanito gratis en una jam, ¿por qué habría de pagar por verlo?" crean tensiones.Vivir del jazz, uffff, es difícil, pero eso sí, es la mejor escuela para aprender y gozar.

Sin embargo, lo que sí sé es que no podía quedarme inactivo. Siempre he estado creando proyectos y recuerdo cuando mejor estábamos remunerados los músicos. Esto sucedió durante muchos años gracias a la figura del telonero que aparecía junto a artistas de renombre en el Festival de Jazz Internacional de Granada. Por entonces no éramos muchos y nuestro querido promotor musical granadino Chema Ojeda, decidió eliminarlo. Fue cuando ideé un evento que aún coordino y produzco artísticamente hasta el día de hoy: el UniversiJazz. Desde 1992, todos los artistas que han pasado por este evento han sido bien remunerados. Pienso que las Jam deberían de darse en fiestas particulares. No se vive de las jam. Espero compartir más detalles sobre ello en la próxima ocasión.

¡Viva la Música en vivo, pero remunerada y sin cajitas!

¡Salud y que sigas siendo muy travieso!


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