La Música como vínculo intercultural
Elepé.
Enero/23
Quisiera en este mes de enero hablar, escribir, sobre la interculturalidad que reposa dentro de la palabra MÚSICA como un concepto intrínseco. Aún más, se hace necesario adentrarnos en la etimología de esta palabra universal para entender que viene del griego “musa” refiriéndose a aquellos personajes míticos femeninos que inspiraban a los artistas.
Se podría decir que se define por música, el arte de combinar los sonidos y los silencios, utilizando los principios fundamentales de melodía, ritmo y armonía. La música es un estímulo y como tal, su fin es de suscitar una experiencia estética en el oyente, expresar sentimientos, ideas, pensamientos, etc. En definitiva, podemos decir que la música es un estimulo que afecta al campo perceptivo y que cumple con varias funciones: entretenimiento, comunicación, ambientación, espiritualidad, etc.
Sin embargo, los estímulos varían según los sistemas de valores de una persona y de donde proceda pero sobre todo cuando la música mezcla lo profano con lo sagrado. Por ejemplo, para un occidental, la música hindú puede resultar algo exótica, no obstante, para el hindú es algo espiritual. Como ejemplo, el “Om”que es la más sagrada de las sílabas en el hinduismo, considerada como el sonido primordial, así como el origen y principio de los mantras. En esta línea, citamos también la Nuba andalusí, la música Gnawa, inscrita en 2019 en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la UNESCO, así como la saeta, “palo” dentro del flamenco, también reconocido en 2010 por dicha organización. En definitiva, toda cultura tiene una manifestación musical.
Acercándonos ahora a la palabra intercultural deberíamos aclarar un concepto básico y me estoy refiriendo a la CULTURA. Este término deriva del verbo latino “colere” que significa cultivar. Una forma del verbo, “cultum”, significa agricultura en latín y el adjetivo “cultus” se refiere a la propiedad que tiene un campo para estar cultivado. Por esta razón, cultura proviene del mundo del campo para referirse a lo culto y a lo cultivado.
En consecuencia, una cultura no tiene una definición propia, pero se transforma en contacto con otra, sobre todo cuando ambas interactúan en un mismo espacio. Inevitablemente nos lleva a entender la interculturalidad como un concepto enriquecedor más si cabe cuando yace también en la música. En cierto modo, estas dos poderosas palabras nos lleva a un solo camino para luchar contra cualquier forma de etnocentrismo. Si la música es el arte de combinar los sonidos y los silencios, la interculturalidad es el arte de combinar enriquecimiento cultural y cohesión social.
Esta fusión de términos se plasma en estilos musicales como sucede en la música afrocubana y el jazz, más conocido por Latínjazz. Otro ejemplo muy significativo de las aportaciones culturales en la música americana por África ha sido el góspel. En realidad sus sonidos de la liturgia hacen referencia no solo a lo espiritual pero también a un pasado oscuro que prohibía a los esclavos negros a hablar entre sí en los campos de algodón. De ahí nacen estos cantos que Aretha Franklin y demás han propulsado hasta el infinito.
La interculturalidad puede atrofiarse cuando regímenes totalitarios y conservadores ven en este concepto una pérdida de su identidad nacional. De ahí surge la xenofobia, el racismo, etc.
Hace tiempo leí el “Saxofón Bajo” de Josef Skvorecky y me impresionó al leer un pasaje relacionado con la música y con ciertos gallifantes nazis como eran los “Gauleiter" (término en alemán utilizado por el Partido Nazi para señalar a los “lideres de Zona”, que era la forma organizativa más grande del partido a nivel nacional). Estos imponían criterios de como se tenían que interpretar la música en las orquestas contratadas para sus eventos y demás, ordenando unas normas como por ejemplo y prepárese estimado lector a leer:
- Las piezas en ritmo de fox-trot (también llamado swing) no deberán exceder del veinte por ciento del repertorio de orquestas de baile y bandas de música ligera
- En lo que se refiere al tempo, también deberá darse preferencia a las composiciones vivas sobre las lentas (llamadas blues); no obstante, el tempo no deberá exceder cierto grado de allegro acorde con el sentido ario de disciplina y moderación. No serán tolerados bajo ningún concepto los excesos negroides en el tempo (llamados hot jazz) ni en los solos llamados (breaks).
- Las así llamadas “composiciones de jazz” podrán contener un máximo de 10% de síncopas; el resto deberá componerse de movimientos naturales de legato desprovisto de las histéricas inflexiones rítmicas (llamada riff) que caracteriza la música de razas bárbaras y que alimentan oscuras instintos extraños al pueblo alemán.
- Asimismo, quedan prohibido los llamados solo de batería cuando excedan medio compas cuaternarios (excepto en marchas militares de estilo específicos).
- Dentro del repertorio llamado jazz, deberá concederse preferencias a las obras compuestas en modo mayor y a las letras que expresen alegrías de vivir sobre las letras pesimistas de estilo judío.
- Asimismo se prohíbe a los músicos hacer improvisaciones musicales llamadas (Scat).
- Se recomienda a todas las orquestas de baile y bandas de música ligera que restrinjan el uso de saxofones de cualquier tono debiendo sustituirse por violonchelos, violas o, en todo caso, instrumentos folclóricos apropiados.
Y no quiero seguir porque se me saltan las lágrimas entre otras cosas porque la historia tartamudea como sucede por ejemplo en Afganistán, como sucede por ejemplo en Ucrania ante la inminente quema de libros de escritores rusos, etc.
Aun así, sigo pensando que la cultura, en este caso concreto, la música como vinculo intercultural es la mejor arma para la PAZ.
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