Remembranzas musicales

Elepé.

Diciembre/22

 

El mes más musical de “ la improvisación” en Granada ha sido durante décadas, noviembre, mes en que se realiza el Festival Internacional Jazz de Granada, el Universijazz y por supuesto los locales de música en vivo que contratan grupos afines a este género que mantiene ese “arte” llamado improvisar y !! todos bendecidos!! por su patrona Santa Cecilia que celebra festividad también en dicho mes, en concreto el día 22
de noviembre.

Señalo “improvisación” porque es el “arma” más rica que tienen los músicos de Jazz y los que se dedican a este estilo musical saben que no es fácil crear en segundos, ideas que aparecen y desaparecen sin estar planeadas con anterioridad, pero hay que dejar claro que esto lo hace la práctica y los conocimientos musicales que se tengan empezando por la de saber escuchar, otra cosa es cuando se escribe en papel pautado esas ideas, obtendremos lo que se conoce por composición. Esta pequeña improvisación que estoy intentando llevar a la práctica ahora mismo conmigo mismo cuando me enfrento a un papel en blanco sabiendo que la puedo corregir gracias a estas modernidades de aparatos que tenemos, hace que se esfumine toda improvisación, aun así, intento escucharme cuando escribo dejando claro que noviembre es el mes del Jazz en nuestra ciudad. Y os quiero llevar a mi primer concierto que presencié en vivo y que tuve la suerte de ver con apenas dieciséis años recordándolo con mucha remembranza.

El año en cuestión era 1975, un año maravilloso, como muchos otros, pero este fue muy especial, el infame caudillo de España por la gracia de Dios,” Paca la culona”, por fin nos dejaba. Fue en el Claustro del Hospital Real de Granada donde se organizó este concierto mágico,  para mí el primero, porque era mi primera experiencia de ir solo a la salida del instituto a un acto mayoritario.

Estudiaba por entonces sexto de bachillerato en el instituto Padre Manjón y al enterarme de este evento, por cierto, gratis y con las ganas de descubrir cosas, sería por la edad, estuve dos horas antes para poder tener buen sitio, más de dos mil personas asistieron a la primera sesión como bien pone en la crítica del periodista César Alonso y, segundo, porque esa música llamada Jazz estaba llegando a mis oídos y me producía mucha ansiedad e inquietud por conocerla.

El concierto fue organizado por el Colegio Mayor San Juan Evangelista de la Universidad Complutense de Madrid, más conocido por “el Johnny”, en colaboración con el Colegio Mayor de San Jerónimo y estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, y presentaba un cartel de artistas maravilloso según los entendidos de entonces, porque exponía en dos jornadas varias formas diferentes de interpretar este género musical llamado, Jazz. Doy fe del disfrute que empecé a tener y la emoción de intentar comprender lo que era un Jazz Tradicional de un estilo Free-Jazz como de un Jazz Moderno denominado BeBop, etc. Fueron dos tardes de estar en una nube, disfruté como lo que era, un crio con ganas de aprender y se me quedó de por vida en la conciencia. Quisiera comentar como una simple anécdota la de recordar que a los años descubrí que el señor que presentó aquella joyita de Festival era ni más ni menos que el parisino, Juan Claudio Cifuentes más conocido por Cifu, el gran divulgador que ha tenido el Jazz en este país, sus programas en la radio “Jazz Porque si” y “A todo Jazz” ,me acompañaron durante décadas, así como su afamado programa de TVE “Jazz entre amigos”.

Junta a esta experiencia musical, vinieron otras, pero de otros estilos musicales, me viene a la memoria, el concierto de los Canarios en el Isabel la Católica, una mañana de domingo. Nos presentaba sus “Ciclos” con Teddy Bautista al frente del proyecto en homenaje a Vivaldi y sus “cuatro estaciones”. Duró más de cuatro horas y gocé en el gallinero del teatro como nadie. Una joya de producción y sonido que para entonces uno iba descubriendo a medida que se iba formando. El sonido es parte del espectáculo y hoy en día, un buen técnico de sonido es el cincuenta por ciento del evento. He visto muchos conciertos que se han ido al carajo por no cuidar esta parte tan vital de este arte llamado música.

Me viene a la cabeza otra remembranza musical a recordar por aquel año: era el primer Festival Canet Rock que se celebraba en Canet de Mar, provincia de Barcelona. En este estuve acompañado por un amigo, otro apasionado de la música que tuvimos “el valor” de subir al afamado tren de las “veinticuatro horas”, un tren a la esperanza”, que tardaba la mitad de ese tiempo en hacer el trayecto, Granada-Barcelona.

Se estima que casi 850.000 andaluces vivían en Cataluña a principios de los 80. Un trayecto que te hacia plantearte muchas cosas y daba para pensar sin saber lo que era la migración en esa España de vencedores y vencidos para un crio de clase media pero no clasista.

Mi ilusión era aprender musicalmente, pero la bofetada de la vida en los rostros de esos migrantes, me marcó todo el viaje y da para escribir otro artículo. Recuerdo las revistas que llevaba encima y una que era la joya especializada en música por entonces y conocida como “Vibraciones” de nuestro querido Ángel Casas, hacía que ilustrara y tomara interés por toda esta apasionada locura de grupos musicales que difícilmente llegaban a Granada como eran los Iceberg, Compañía Eléctrica Dharma, Barcelona Traction, Orquesta Mirasol, Gotic, etc. Menos mal que este gusanillo musical por los festivales en vivo de varios grupos empezó a extenderse y gracias a productoras como Pulgarcito nos fueron llegando a nuestra querida Granada.

En definitiva, las remembranzas musicales que me vienen son por las hermosas situaciones que del pasado guardo en la mente como si fueran ya mis primeras improvisaciones que la vida me fue dando.

¡Un brindis por la música en vivo!


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