A falta de razón, se apoyan en la violencia
Specula.
Enero/24.
La moción de censura que desalojó a M punto Rajoy en junio del 2018 por presidir un partido condenado en sede judicial por corrupción en el caso Gürtel, supuso la apertura de la caja de Pandora. La derecha podía perder el poder de ningún modo, tenía que retenerlo a cualquier precio, y ese precio fue VOX.
La moción de censura que desalojó a MpuntoRajoy en junio del 2018 por presidir un partido condenado en sede judicial por corrupción en el caso Gürtel, supuso la apertura de la caja de Pandora en unas derechas que, ni daban crédito a la pérdida del poder como agua que se escapa entre los dedos, por primera vez en democracia, por cierto, ni podían aceptar la deshonrosa salida de muchas instituciones en las que hacían a sus anchas.
Luego vinieron unas elecciones Generales que volvieron a perder, y otras más, las del pasado 23J que nuevamente perdieron, aunque el PP fuera la fuerza más votada, y se proclamaran legítimos vencedores hasta el ridículo. La caída de relevancia y el consiguiente ninguneo social al que no parecen dispuestos, lo suplieron desde la moción de censura con consignas de ilegitimidad de los sucesivos gobiernos. Alguno fue Frankenstein, otros terroristas y separatistas llamados a romper la España que consideran suya, otros empujando a la ruina definitiva del país, tanto la económica, como la moral y, en fin, proclamando un apocalipsis ridículo que va minando la credibilidad de su discurso.
A pesar de que los gobiernos apoyados por diferentes partidos en el Parlamento sean legítimos, de que no existen fuerzas políticas terroristas en la Carrera de San Jerónimo, de que ni de lejos se está en un proceso de independencia de ninguna CCAA, y de que nuestra economía es de las más florecientes de Europa, ellos siguen repitiendo machaconamente al modo que les enseñó Joseph Goebbels su mensaje a modo de tabla de salvación ideológica.
No podían perder el poder de ningún modo y al precio que fuera. Ese precio ha sido pactar con Vox y amarrarse al cuello una soga que aprieta su nudo cada día. Para ello sus pactos con la extrema derecha de Abascal en once CCAA siguen dejando al descubierto sus vergüenzas ideológicas y sus mentiras, alcanzando pactos en centenares de ayuntamientos y diputaciones con la fuerza de ultraderecha. Ya se sabe que hasta votar todo es jurar, y después de votado nada de lo jurado, y su carismático líder de papel, Alberto punto Feijóo, haciendo el D. Tancredo sin despeinarse con cara de despistado.
Decididos a dar un paso más antes de la nueva investidura que ha ganado un gobierno de progreso con Pedro Sánchez a la cabeza, apoyado por nacionalistas de izquierdas y derechas y por Sumar, tomaron el triste camino de la violencia a cara descubierta. Una vez más entregados a la delantera y las consignas que les marca Vox, se echaron al monte de la algarada callejera y el insulto contumaz, convocados y a saber si convocando, noche tras noche protestas regularmente nutridas al principio, con autobuses financiados para que de otros sitios vinieran españolazos pobres de pro.
Acabadas las excursiones en bus con las monjitas repartiendo bocadillos de mortadela con aceitunas, la asistencia ha ido en franco retroceso, hasta que apenas muy pocos centenares de personas han rezado rosarios a la puerta de la sede socialista, han besado al niño Jesús de escayola por riguroso orden franquista, e incluso en la última secuencia, para “putodefender España”, han montado una piñata con un muñeco simulando a un Pedro Sánchez, al que colgado de un semáforo han apaleado hasta destruirlo. Los convocantes según Antonio Martínez que ha declarado ya ante la policía por ser el firmó la petición a la Delegación del Gobierno, fueron los del grupo ultra fascista de Revuelta, una de las juventudes de Vox que, mandó a tres centenares de tarados mientras las campanadas de fin de año, a apalear el muñeco que simulaba al presidente del Gobierno. Aún se espera una decidida condena de Feijóo al hecho, pero claro, criticar a sus socios es agitar un avispero que puede traer consecuencias importantes de pérdida de poder, y sin poder no hay manejo de presupuestos.
La deriva del PP les lleva a jugar con y contra Vox por captar a los mismos electores, asumiendo sus reglas y los mismos postulados que tanto se alejan de la normalidad democrática. No es solo que a falta de razón se apoyen en la violencia, algo que per se ya es terrible, es que como alternativa política tampoco ofrecen solución de continuidad plausible a muchos de sus electores que, querrían un partido con propuestas políticas a la altura de otras fuerzas de la derecha europea, amparadas en el diálogo y la negociación, y alejadas del matonismo de camisa azul de Javier Ortega Smith.
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