8M. Día Internacional de la mujer


Julia Montalbán.

Marzo/25.

 

 

Cada 8 de marzo se rinde homenaje al Día Internacional de la mujer con objetivo de recordar la histórica lucha por los derechos de las mujeres y la igualdad de género, poniendo la mirada tanto sobre las reivindicaciones históricas de este colectivo como sobre algunas de las más contemporáneas, comprometidos con las causas de estas reivindicaciones y su naturaleza, vinculada a un espíritu radical y transformador en algunos casos y tornándose con tintes más festivos, dirigidos a una celebración de algunos de estos logros. 

 

Desde diversas orbitas comienza ya a criticarse, con mayor o menor dureza, esta actitud festiva que en ocasiones se tacha de cómoda o alejada de su espíritu inicial, como homenaje vacío o más bien lentamente despojado de su significación, en proceso de convertirse, lentamente, en otra celebración más, con ciertos tintes desacertados, como lo son en relación con el consumismo y los eslóganes fáciles, la música, el merchandising , el baile y el desenfadado ambiente de jolgorio que concurren en ocasiones aportándole un ambiente casi carnavalesco, señalado duramente por sectores más vinculados a este espíritu de crítico y de lucha tan necesario para los fines históricos del propio movimiento, que es necesario recalcar, no surgirían como celebración si no con un fuerte componente reivindicativo vinculado a las dramáticas condiciones de explotación laboral que sufrían las mujeres a principios del siglo XX. Una lucha por tanto vinculada a la consecución de unas necesarias mejoras de los derechos laborales y sociales, a unas condiciones, no ya desiguales, si no absolutamente discriminatorias profundamente enraizadas en la sociedad de la época y que afectaban transversalmente la vida de la mujer en todos sus ámbitos, muy alejadas por tanto del privilegio y la superficialidad. Vinculada a la confrontación real con las estructuras que perpetuarían esta desigualdad, con postulados claros y tangibles, innegablemente necesarios, a pie de calle frecuentemente. 

En la actualidad hemos asistido a un proceso de institucionalización, que algunos llegan a encontrar contradictorio con este carácter disruptivo que tendría en sus inicios, apoyado y celebrado de igual manera desde grandes corporaciones e instituciones, cuyo compromiso real con la causa podría resultar cuestionable. Se habla de una apropiación del feminismo por parte de las estructuras de poder, de una transformación en producto de consumo de masas, de tendencia. Empresas de todo tipo dedican productos, slogans y campañas publicitarias con esta temática sin una gran oposición critica que señale la incoherencia detrás de estas acciones en relación con su proceder empresarial, sus políticas laborales, en algunos casos altamente desiguales, que en definitiva no reflejan un compromiso real con estos postulados, al igual que ocurre con diversos personajes mediáticos, que hacen plantearse si no se logra diluir en cierta medida este mensaje original con gestos vacíos de supuesta “buena voluntad”. 

En la era digital, con la globalización y las redes sociales, resulta innegable que estos postulados han encontrado una plataforma valiosa, que sin embargo queda lejos de traducirse en un espacio para la reflexión profunda , habitualmente, limitándose a un intercambio de ideas vagas e inconexas, a un activismo centrados en hashtags y publicaciones, cuyo objetivo parecería muy alejado de la intención de generar un cambio real, encuadrándose mucho más en los fines y formas comunicativas propias de estas plataformas, algo difusos de la protesta, convirtiéndose en activismos incidentales, de casos concretos, que no cuestionarían de manera significativa el sistema. 

Ilustración: IA Alternativa Mediterráneo. Libre uso.

Quedándose instalado en cierto conformismo, monopolizado por voces de mujeres alejadas de cuestionamientos interseccionales relativos a la clase, raza u orientación, que quedarían ajenas a las barreras sociales y económicas que hoy en día seguirían enfrentando algunas mujeres más diversas. Mas cercanas en cambio a otros intereses principalmente económicos, que podrían aportarles la difusión desmembrada, desfigurada, de algunas proclamas excéntricas, como ocurre con las de explotación bajo el nombre de empoderamiento, indistinguibles de la mercantilización más burda o aquellas más centradas en la definición más exhaustiva, pormenorizada, excluyente, posible de los sujetos beneficiarios de este movimiento bajo el argumento de un bien común cuestionable, un lobo que no termina de aparecer, y que nos hace mirar en dirección contraria a la maquinaria de un sistema que sigue actuando imparable sin ser cuestionado mientras seguimos esperando. 

Es por eso que se hace imprescindible en la actualidad, no solo en estos días, apelar al sentido crítico, al cuestionamiento profundo, dedicar el tiempo debido a la reflexión alejada del hashtag, buscar el análisis y la proximidad real con las raíces de un movimiento que queda cada vez más difuso. 


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