Poco nos pasa

(Con mucho ánimo de ofender y gritar de rabia y dolor, que no podemos ser más sumisos, serviles y necios,  y que poco nos pasa, hasta que nos pasa, pero que cuando nos pasa ya es tarde)

Robarle al río no trae cuenta.

La salvaje especulación inmobiliaria de nuestro suelo ha llevado a una situación crítica a muchas de nuestras cuencas fluviales. Nunca fue buena idea robar al río, pero al especulador jamás le importó; como él nunca muere...

Más de dos centenares de muertos le ha costado al pueblo español la última irresponsabilidad de "los cuatro políticos del apocalipsis", un puñado de políticos medradores e incapacitados para asumir la enorme responsabilidad que los ciudadanos delegamos en ellos.

La democracia es un sistema político (dicen que el menos malo, aunque sea una democracia tan presunta democracia, como la presunta democracia española) en el que el pueblo decide en quién delega el poder, la gestión de los dineros y las tareas propias de una gobernanza para la que no todos estamos capacitados.

Es al ciudadano a quien compete la tarea de dilucidar quienes pueden ser, de entre sus presuntamente iguales, los más competentes para asumir las responsabilidades de administrar y gestionar los recursos del país, y los euros de todos para que la nación no se quede atrás en el pedregoso camino que lleva al futuro, además solventar con cierta soltura los distintos problemas sobrevenidos por la mala gestión de los elegidos, o sencillamente por el capricho, a veces cruel, de la naturaleza, y si usted lo prefiere, eso que muchos definen como “destino”.

En España para eso de delegar la gobernanza la verdad es que no hemos tenido jamás buen tino. Solemos optar por poner nuestra vida, nuestro bienestar, y el de nuestros hijos en manos de gente incapaz, inepta en su mayoría, algún infame que otro, y nunca nos olvidamos de un puñado de rufianes de los que llegan a servirse y no a servir, medradores sin oficio ni beneficio fuera de la política, que se dedican a lo público porque no han de aprobar una oposición, y lo único que han estudiado es como hacer que la demagogia suene convincente, y lo único que han aprendido es a deletrear, y pronunciar sin acento alguno las palabras “patria”, “democracia” y “libertad”, solo eso, que de lo demás; lo de vestirlos, maquearlos y hacérnoslos presentables, se encargan unos expertos en marketing, asesores los llaman los medradores para que los ciudadanos no comprendamos que nos están vendiendo un producto. Mercachifles estos que trabajan para el partido en el que el medrador ha medrado, pero estando a sueldo de todos los españoles, que somos los que pagamos.

Una inclinación esta nuestra de elegir siempre al más inútil para ponerlo al mando de los mandos que se hace muy peligrosa y, al final, termina por resultar trágica, cuando nos empecinamos en tropezarnos siempre con el mismo inútil. Y es que, si ponemos al tonto del pueblo al frente del país y este hace honor a su condición, y nos arruina la pose europea y moderna, para dejar al descubierto ante el mundo entero, y de nuevo, nuestras posaderas, es que quizá, solo quizá, el tonto del pueblo seamos nosotros, los ciudadanos que tropezamos constantemente con el mismo inútil. Si además el incapaz nos hace doscientos muertos entre la concurrencia y no nos lanzamos a la calle para retirarle los privilegios que le otorgamos cuando lo aupamos al cargo, exigiendo su banda ceremonial de tonto y lo mantenemos al mando de los mandos, es que, quizá, solo quizá, poco nos pasa para lo que merecemos.

Puede parecerle increíble, y lo es, pero hasta 2015, en España se podía construir en zonas que era inundables, es decir que, en los cauces de los ríos, en las ramblas y barrancos, era perfectamente factible construir siempre que el proyecto lo hiciese viable.  

A raíz de la catástrofe valenciana, los españoles hemos comenzado a pensar en el entorno en el que vivimos y si nuestros hijos están seguros. La inmensa mayoría de la población desconoce las características del terreno sobre el que desarrolla su actividad diaria y desde luego en el que vive, una cuestión de vital importancia para todos, que en Europa o Estados Unidos es habitual conocer, pero que en España no tenemos por costumbre indagar, ni los promotores comentar. 

Son más de 27.000 kilómetros de extensas áreas, en las que durante décadas se ha permitido la especulación inmobiliaria, verdadero trasfondo del problema, en las que se ha construido sin medida y casi sin control. No son pocos los kilómetros de esos 27.000 que pertenecen a localidades de la Comunidad Valenciana que ahora se han visto afectadas por las inundaciones de la DANA; municipios como Utiel o Letur, entre otros, en las que el desbordamiento de los ríos, con sus cauces obstruidos u ocupados, han arrasado con barrios enteros, dejando el triste balance de víctimas mortales que superan ya las doscientas.

Los expertos han propuesto algunas soluciones que pueden minimizar las consecuencias de posibles riadas e inundaciones, algunas de las cueles pasan por demoler lo construido indebidamente, claro, pero también plantar vegetación en la parte alta de los cauces de los ríos a fin de que esta aminore el arrastre de sólidos y lodo, y desde luego confeccionar mapas de riesgo que impidan nuevas construcciones. 

Hasta el año 2015, nuestra normativa sobre suelo permitía la construcción en cualquier lugar, incluidas las zonas inundables, auténticos aliviaderos de nuestros ríos cuando se producen las crecidas. No fue hasta ese año que se reformó la Ley del suelo, que obligaba a declarar no urbanizables las zonas inundables.

En nuestro país existe en torno al millón de viviendas construidas en zonas de alto riesgo anegable, lo que supone que, en torno a los tres millones de personas duermen en terrenos inundables que en su día fueron robados al río, un espacio que las aguas reclamaran en algún momento.

No obstante, y a pesar del nuevo marco legislativo, la mayoría de las comunidades autónomas continúan permitiendo la construcción en estas zonas, y muchos municipios siguen otorgando licencias de habitabilidad para viviendas que corren el riesgo, poniendo en peligro a sus habitantes, de ser arrastradas por la ferocidad de las aguas desbordadas de un río que reclama lo que es suyo. 

Haz "clic" sobre la imagen para escuchar la Trágala.

El bulo curalotodo.

por Josemi Montalbán.

Es ahora, que se les ha ido de las manos, cuando estamos cargando contra los bulos. Contra los profesionales de la mentira que, desde que Gutenberg se imprimió unas estampitas allá por el siglo XV en su chisme recién inventado, han manipulado al ciudadano desde unos medios de comunicación que siempre han respondido al estimulo ideológico o económico, cierto que nunca de una forma tan descarada y plena como en la actualidad, pero antes de que nacieran para las redes los Javier Negre, Alvise o Quiles, ya contábamos con Urdacis, Buruagas, o Carrascales, entre otras perlas de la imparcialidad hispana, porque Carlos Herrera no nació ayer, ni Ana Rosa Quintana, antes de ayer, ni a Iker nos lo destetaron hace diez minutos.

El problema de la desinformación actual es que se está usando sin medida, como las aspirinas del ejército, para todo, sin mesura y lo que es peor, sin base alguna de la más remota realidad. Antes, la manipulación informativa, no era del todo incierta, y no se podía etiquetar de mentira absoluta como ahora, antes el bulo se sostenía sobre una mínima base de realidad, y sobre todo se usaba con moderación, era el arma definitiva que convertía un desastre ecológico con proporciones de cataclismo, en una tontería de hilillos saliendo del casco de un pecio. 

Hoy, el bulo sirve para crear simpatías hacia ideológicas muy poco simpáticas, que están logrando elevar al poder en todo el mundo a una reata de acémilas, iluminados y bobos de zambomba, escapulario y capote, con influencia sobre nuestras vidas, con poder sobre nuestros derechos, y con armas definitivas a su alcance. 


Corales; una especie en peligro.

Según la IUC (la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), el13% de los corales del Mediterráneo, uno de los mares más amenazados del mundo, se encuentran en peligro: esto incluye al coral rojo y negro, pero también a las gorgonias, las anémonas o las plumas de mar, entre otras, ya que, en las últimas décadas su biodiversidad se ha visto reducida notablemente y especies que antes solían ser abundantes se están viendo muy limitadas. 

Los corales son especialmente sensibles y su vida depende de la temperatura del agua, donde se desarrollan en simbiosis con unas microalgas llamadas zooxantelas, si el agua se calienta más allá de un nivel tolerable para las algas, el estrés térmico hace que se vuelvan tóxicas para el coral y este, para protegerse, las expulsa de sus tejidos que a través de la fotosíntesis proporcionan a los corales hasta el 90% de la energía y los nutrientes que necesitan para su metabolismo. 

Los corales están estrechamente ligados al cambio climático, ya que los arrecifes de coral son vitales para la vida de un cuarto de todas las especies marinas, no somos conscientes de ello, pero el planeta Tierra depende de los ecosistemas de los arrecifes de coral. 


No. Franco, no creó los pantanos. 

A pesar de que los adeptos del régimen genocida se empeñen en difundir lo contrario, a mayor gloria de aquel asesino, Franco, no es el responsable de la red de pantanos de España. 

Es frecuente que cuando se habla de hidrografía en nuestro país, los fascistas aludan al Plan de Transformación y Colonización aprobado por el régimen franquista en 1952, para colocar la medalla de la moderna infraestructura hídrica de nuestro país en el pecho del genocida, pero no es así. Sí, es cierto que el plan franquista de 1952 logró modernizar la agricultura y la dotó de un sistema mejorado de riego, que repercutió en un aumento de su calidad y en la mejora del proceso de selección y elaboración, no obstante, la planificación hídrica de España es muy anterior al régimen ilegítimo y criminal de Francisco Franco, y hay que datarlo en 1902, cuando Rafael Gasset, ministro de Agricultura en el gobierno de Silvela, durante la regencia de María Cristina de Habsburgo, presentó su Plan General de Canales de Riesgo y Pantanos, que los historiadores establecen como la primera planificación hídrica en nuestro país. 

Más tarde, durante la II República, se desarrolló plenamente el plan, y se impulsó en 1933 el Plan Nacional de Obras Hidráulicas, dirigido por el entonces ministro de Obras Públicas, Indalecio Prieto, un plan republicano que sirvió de base (lo siguieron prácticamente sin alteraciones) a los franquistas para desplegar "su" plan hidrológico, y la construcción de aquellos pantanos que después el asesino inauguraba vía NODO. 




La ridícula imagen de Santiago Abascal izándose sobre las puntillas para parecer más alto durante un acto del partido en el que estaba rodeado de los presidentes nacionales de VOX. No es que el líder de los extremistas voxeros sea bajito, precisamente, alcanzando el 1.80, sin embargo, su lastimoso intento de destacar sobre sus compañeros y aparentar ser más alto ha arrancado las risas de los españoles.


La "Tarjeta Roja" de noviembre que debería hacer abandonar el terreno de juego de la vida pública, a un jugador marrullero, se la vamos a sacar a su señoría Manuel Mariscal, diputado de VOX que ha perpetrado en el Congreso el blanqueamiento del régimen genocida de Francisco Franco cuando aseguró que la dictadura franquista fue una etapa de "progreso" y "reconciliación". 

Y se quedó tan sonriente.


El 8 de diciembre de 1980, cuando volvía a casa con su pareja, Yoko Ono, muere asesinado a tiros en New York, el cantante John Lennon, uno de los componentes y compositor del grupo británico The Beatles. 

El autor de los cinco disparos que terminaron con la vida de Lenon, Mark David Chapman se había acercado al cantante aquella misma tarde para que le firmara una copia de su disco Double Fantasy, por lo que ninguno de los miembros de la pareja sospechó de las intenciones de Chapman.

John Lennon fue incinerado en el cementerio de Ferncliff en Nueva York y sus cenizas esparcidas por Central Park.


“Llegará el día en que la inteligencia sea despreciada y la estupidez será adorada”.
José Saramago.